El próximo lunes se cumplen los cuatro meses de prórroga que otorga la ley concursal para que Nyesa, la inmobiliaria controlada por la familia Bartibás, demuestre haber superado la situación de insolvencia manifiesta. Pero el envite parece abocado al fracaso tras la segunda y definitiva negativa de Corbis Group, el grupo inversor de varias family office españolas presidido por Javier Pintó, a apoyar la recapitalización de la empresa aragonesa.
La situación resulta desesperada. Son más de 630 millones de deuda financiera los que suman Nyesa y sus sociedades dependientes, con 50 millones ya vencidos y no pagados y amortizaciones definitivas de 360 millones que se tienen que desembolsar en un plazo de 60 días. Para colmo, la semana pasada el 21% del capital de la empresa quedó en manos de Riberalia Servicios Generales al adquirir 34,1 millones de acciones de Nyesa, propiedad del Grupo Bartibás, por 5,8 millones de euros en cumplimiento de una sentencia judicial condenatoria.
La de Corbis era la única baza con la que contaba Nyesa para salvarse de la quiebra y finalmente se ha esfumado. Inicialmente, el abono por parte de Corbis pasaba por comprar 20,6 millones de acciones de Nyesa, el 12,71% de su capital, a un precio de 0,1 euros la acción, para posteriormente poner en marcha el plan de reestructuración presentado el pasado 8 de agosto. Una operación destinada a potenciar nuevas áreas de negocio y dotarla de recursos financieros propios.
El plan consistía en reducir el capital de Nyesa mediante la disminución del valor nominal de sus acciones para compensar pérdidas acumuladas que resulten de los balances auditados. De forma simultánea o inmediata a esa reducción, se procedería a sucesivas ampliaciones de capital hasta un máximo de 2.000 millones de euros, con la finalidad de recapitalizar a la empresa y reforzar sus fondos propios. Pero Corbis se lo pensó y decidió finalmente no entrar en la operación.
De forma paralela a las negociaciones con Corbis, Nyesa ha cerrado en los últimos meses un sinfín de acuerdos de refinanciación de su deuda con las entidades acreedoras, en la mayoría de los casos con unos periodos de carencia muy limitados que, en la práctica, obligaban a renegociar de manera continua.
Desde que en noviembre de 2010 se acordara con la Agencia Tributaria aplazar deuda por 31,46 millones con vencimiento entre 2011 y 2015, los convenios se sucedieron. A finales de mayo lograba refinanciar la totalidad de los 34 millones de euros de deuda mantenida con Caja Vital Kutxa, prorrogando el plazo de amortización hasta febrero de 2013 y, a través de su filial Gestora Inmobiliaria Besos (GIBSA), firmaba también con el Banco de Sabadell la refinanciación de 19,5 millones ampliando la carencia hasta marzo de 2014. Ya en junio, Cajalón, CatalunyaCaixa y Bankia también accedieron a firmar acuerdos similares por importe conjunto de 50 millones de euros.
Para reducir la deuda con el resto de bancos acreedores, y teniendo en cuenta esos vencimientos inmediatos por más de 360 millones en apenas 60 días, Nyesa ha realizado un plan de daciones en pago de activos no estratégicos para seguidamente ofrecer refinanciar la deuda restante con años de carencia de intereses o con su capitalización.
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