Actualizar el valor de la diferencia

La ambigüedad facilita crear espacios políticos abiertos a la interpretación, posibilitando no tener que pronunciarse a favor o en contra

No hace mucho, aquellos rasgos de carácter que hacían a las personas diferentes, únicas, generaban en los otros un mayor interés por conocerlas. Hoy, la percepción que uno extrae, viendo la dinámica de las sociedades modernas, es que la diferencia se tolera peor.

Una de las razones de la creciente intolerancia a la diferencia es que el binarismo, el frentismo, el populismo y el totalismo han ido ocupando el espacio político, donde se discute lo que afecta al conjunto de los ciudadanos, desplazando del debate la divergencia, la crítica, el matiz, la ambigüedad y la tolerancia.

La ambigüedad facilita crear espacios políticos abiertos a la interpretación, posibilitando no tener que pronunciarse a favor o en contra. Esta estrategia está mal vista porque es utilizada en política para evitar posicionarse. Es una forma limitada de ver el valor de la ambigüedad porque también es gracias a ella que es posible impulsar muchas iniciativas que precisan un marco de negociación más flexible a la interpretación.

La divergencia política que genera matices y obliga a desarrollar ideas y lugares comunes de acción política es combatida por aquellos que consideran que debilita su propia causa. Lo mismo podemos decir de la crítica; cada vez está mal vista expresarla porque provoca tensión en aquellas personas o instituciones que son el blanco de ella.

Incluso la tolerancia, uno de los pilares de cualquier sociedad democrática, infunde temor porque puede permitir que entren actores sociales o nuevas formas de actuación política consideradas negativas para el conjunto de la sociedad. Se premia el conflicto cuando clarifica una situación, al producir tensión y crear bandos enfrentados con un papel asignado a cada uno, y se castiga a aquellos que evitan no caer en el conflicto porque creen que se consigue más dialogando.

Hoy, se intenta eliminar la diferencia de todas aquellas personas que evitan tomar posicionamientos de urgencia y buscan caminos como la equidistancia para señalar que los antagonismos restan a la sociedad.

Se resta valor a la diferencia porque una parte de la opinión pública ha quedado secuestrada por posicionamientos dogmáticos sobre cuestiones que en muchos momentos de la historia han estado en manos de la ambigüedad, como son la religión, el arte o la política.

Una de las razones por las que una parte de la sociedad ha decidido emboscarse, introducirse en el bosque como metáfora de romper con la sociedad que les ha tocado vivir, viene motivada por el deseo de volver a sentirse diferentes sin que nadie les autorice a ello.