Ahora hay que exigir responsabilidades

Si las información periodísticas en base a una auditoría de PWC se confirman y la Caja Castilla La Mancha (CCM) tiene un agujero de unos 3.000 millones de euros, esto no debería salirle gratis a los responsables de la entidad.

Si como dice el propio vicepresidente del Gobierno, Pedro Solbes, los problemas de la CCM se deben a “una gestión inadecuada”, los que han llevado la entidad al desastre y han forzado la intervención del Banco de España, con el señor Hernández Moltó a la cabeza, no deberían irse “de rositas”.

Yo entiendo que en la dirección de la empresa se pueden cometer errores, que es posible incluso que algunos de esos errores tengan consecuencias funestas para la supervivencia del proyecto empresarial, pero también que hay prácticas que podrían ser constitutivas de un delito, sobretodo cuando el dinero que se maneja es ajeno.

Las responsabilidades que deberían depurarse no se han de limitar a los gestores, lógicamente, sino también a todos los que disfrutaron como enanos de las prebendas que proporciona estar en determinados puestos, magníficamente bien remunerados en dinero y/o en poder, y que tan proclives son a decir “sí señor” a todo lo que se les presenta, olvidándose por pura conveniencia de la función fiscalizadora que les corresponde.