Aquí se compra y se vende de todo

Desde hace unos años hay un gran trasiego de rusos, árabes, chinos, americanos y, por supuesto, españoles con dinero que andan a la caza de buenas ofertas para comprar algo en cualquier sitio de Alicante, Castellón y Valencia. Da lo mismo que sean solares, fábricas, tiendas, edificios de apartamentos, hoteles, naranjos y hasta colegios. Todo está en venta y todo muy barato.

Todo está en venta y todo está muy barato porque la mayor parte de las empresas, las viviendas, los hoteles turísticos y hasta los solares tienen unas deudas monstruosas con los bancos que hacen inviable su continuidad como negocio o, simplemente, como un activo de sus propietarios.

Gran parte de las empresas que tuvieron que ver con la construcción están muy disminuidas, paralizadas y con sus grandes decisiones pendientes de los bancos. Un joven bancario con corbata manda más en la empresa que el aquel histórico empresario que consiguió facturar más de mil millones y se codeaba con alcaldes, ministros y presidentes de la Generalitat.

Algunos grandes empresarios tienen el despacho lleno de escrituras de propiedad y mayores proyectos y tienen que ir a casa de los hijos o de los suegros a pedir que les presten dinero para ir al Mercadona. Ha cambiado el paradigma porque del 90 al 2010 los valencianos nos endeudamos hasta las cejas. ¿Y quién te vuelve a prestar dinero en estas condiciones? Los bancos quieren, pero no se fían.

Los millones de metros cuadrados de solares para construir o los miles de apartamentos que ahora están vacíos todo el año o como mucho un mes de agosto son capital físico invertido y que no va a tener retorno.

Y da lo mismo que uno fuera Rockefeller o el capataz de una fábrica de zapatos. Cada uno y todos a uno nos pusimos a endeudarnos. Y cuando empezó la crisis nos encontramos con que debíamos la camiseta y no había producción suficiente para pagar ni la deuda.

Y así hasta ahora, exceptuando los muchos buenos gestores que han sabido apretarse el cinturón y están capeando el temporal. Pasas por docenas de ciudades con millones invertidos en viviendas vacías y calles asfaltadas. O polígonos industriales con fábricas cerradas que deben hasta el césped. Hasta la Sociedad de Garantías Recíprocas está quebrada por insolvencia de sus socios.

Por eso muchas empresas son inviables con estas deudas. Buen producto, buen hacer, pero deudas hasta las cejas. Y al final siempre hay alguien que le explica al empresario, al tendero o al propietario de dos apartamentos con hipoteca que lo mejor es que se deshaga del activo. Menos mal que hay negocios que siguen bien y aguantan el chaparrón.

Y entonces aparece el intermediario que trae un chino, un ruso o un fondo de inversión gringo que negocia la deuda, paga cuatro euros por la valoración de activos y a relanzar el negocio o adecentar el apartamento. ¿Se pueden recuperar así los millones del capital físico paralizado?

Esto provoca dos efectos:

a)    No hay dinero valenciano para invertir en hacer crecer la empresa, los estudios de los niños o un nuevo proyecto. Al igual como con el dinero público (debemos 40.000 millones por culpa de nuestros desmanes), el dinero privado también está en lugares irrecuperables: fábricas obsoletas, mucha promoción inmobiliaria aunque te dedicaras a fabricar neumáticos y algo en el banco por lo que pueda pasar. Mucho consumo improductivo es lo único que se mueve. Y la exportación del que puede y sabe.

b)    La llegada masiva de gente con dinero dispuesta a invertir en un momento de magnífica oportunidad. Y cuando han invertido y hay dinero nuevo, la buena empresa se convierte en una máquina de exportar, por ejemplo.

Ahí está Marina D’ Or soltando migajas en medio Oriente a ver si un chino asume hacerse cargo de la deuda para que le compren un complejo turístico que no tiene futuro sin grandes inyecciones de capital..

Ahí está Soler, que fue hasta propietario del Valencia CF, intentando pasar a terceros edificios completos del centro de Valencia.

O la fábrica de zapatos Stuart Weitzman, que este año por tercera vez cambia de propietarios: de Jones Group a Sycamare y ahora a Coch inc.

O la fábrica de azulejos Tau que esta semana ha recibido una tercera oferta de Sherpa Capital, después de que los anteriores compradores huyeran al ver la deuda.

Y unos rusos  comprando y renovando el Hotel Golf de Oropesa donde antes veraneaba José Maria Aznar. Cualquier día hay un ruso en la puerta de su casa dándole la mitad en  negro si se va antes de final de mes.

O un súbdito sirio, egipcio o libanés que compra lo qué sea para traer a su familia porque allí no están seguros.

¿Y en Torrevieja? Da lo mismo. El negocio ahora es vender porque si esperas a que suene la flauta llega el banco y te embarga.

 

Se vende todo porque hay mucha hipoteca y mayores créditos que pagar. Vendes una cosa para poder mantener viva la otra. 

Aunque bueno. ¡Siempre fuimos fenicios antes que moros o castellanos! Vender y comprar es lo que mejor hacemos los valencianos. ¡El negoci!