Legislatura en suspenso 

Sin una respuesta de Pedro Sánchez, muchos ciudadanos llegarán a afirmar que España está al borde del abismo al constatar que la política solo tiene sentido para quienes la utilizan para enriquecerse

¿Hacia dónde va España? ¿Hacia el abismo? ¿Tiene sentido sentirse demócrata? ¿Qué posibilidades hay de que se adelanten las elecciones? ¿Podría llegar a dimitir Pedro Sánchez? Todas estas preguntas, y muchas más, son las que se hacen los ciudadanos tras conocer que el secretario de Organización del Partido Socialista Obrero Español, Santos Cerdán —hombre de confianza de Pedro Sánchez—, es presuntamente el coordinador de una trama de comisiones irregulares relacionadas con adjudicaciones de obras públicas. 

Ahora bien, todas estas cuestiones solo pueden llegar a ser contestadas si, previamente, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, responde a la siguiente pregunta: ¿nos puede indicar en qué supuestos políticos, judiciales o personales tomaría usted la decisión de dimitir como presidente del Gobierno y secretario general del Partido Socialista Obrero Español? Sin una respuesta suya a dicha pregunta, todo queda sujeto a especulaciones, deseos o cálculos políticos. Sin una respuesta de Pedro Sánchez, muchos ciudadanos llegarán a afirmar que España está al borde del abismo al constatar que la política solo tiene sentido para quienes la utilizan para enriquecerse. 

Lo sustancial en toda crisis política no es la capacidad de la oposición para generar literatura alrededor de la crisis —a partir de metáforas, comparaciones, analogías, denuncias o movilizaciones—, sino conseguir hacer aflorar el fondo de ésta

La legislatura, hasta hoy caracterizada por la gestión política a cargo de un gobierno de investidura sin lograr aprobar ni tramitar los Presupuestos Generales del Estado, ahora se encuentra en suspenso; un suspenso que implica una legislatura paralizada, bloqueada por una crisis política e institucional. 

Las expectativas de un posible adelanto electoral, provocadas por los escándalos, la pérdida de apoyos políticos, la presión de la opinión pública y las diligencias judiciales, van en aumento; un aumento proporcional a la constatación de que la crisis no es solo política, sino también de confianza. Lo sustancial en toda crisis política no es la capacidad de la oposición para generar literatura alrededor de la crisis —a partir de metáforas, comparaciones, analogías, denuncias o movilizaciones—, sino conseguir hacer aflorar el fondo de ésta.

Lo verdaderamente importante de esta crisis es que Pedro Sánchez no pretende ponerse en disposición para responder en qué supuestos tomaría la decisión de dimitir

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