Brexit, corralito en los fondos inmobiliarios

Los efectos del brexit fueron inmediatos en los activos mobiliarios, es decir en la economía financiera. Las caídas en los principales índices de renta variable llegaron en algunos casos a acumular retrocesos de hasta el 12% el día después de la votación.

En Reino Unido, la importancia de su distrito financiero, la llamada City o «milla cuadrada», va más allá de sus fronteras. El sector legal, consultorías, restauración o inmobiliario van siempre a rebufo de la City.

Y los potenciales peores efectos en estos sectores ya se están produciendo. Un número creciente de gestoras con intereses en el mercado de propiedades comerciales (oficinas o centros comerciales) del Reino Unido están congelando los reembolsos de sus fondos inmobiliarios.

Entre las gestoras más conocidas que están implementando estas medidas podemos encontrar a M&G Investments, Aviva Investors o Standard Life Investments congelando cerca de 9.100 millones de libras (7.700 millones de euros) de sus fondos. La razón es que no tienen tesorería suficiente para atender al aluvión de órdenes de reembolso de sus partícipes.

M&G tenía un 7.7% en liquidez de su fondo inmobiliario de 4.400 millones de libras antes del referéndum, Aviva en su fondo de 1.800 millones de libras tenía un 9.35% en liquidez y Standard Life es quien más liquidez preparada tenia de las tres con un 13.1% de su fondo de 2.900 millones de libras. Lo grave del caso es que ni la liquidez sumada de estas tres gestoras ascendiendo a casi 1.000 millones de libras ha sido suficiente para atender al aluvión de órdenes de reembolso.

Al mismo tiempo las entradas en estos fondos no se están produciendo, situación justificada atendiendo a la estimación de una caída esperada de casi el 20% en el mercado inmobiliario comercial en los próximos 3 años como consecuencia de la esperada mudanza de corporaciones y profesionales que actualmente desarrollan su actividad en Reino Unido. Y si las entradas en estos fondos no son una opción para atender las salidas, las gestoras solo tienen dos opciones: O venden activos inmobiliarios o congelan los reembolsos.

Como cabía esperar han optado por la segunda opción por el daño que produciría al fondo las ventas apresuradas de activos complejos y a precios sensiblemente inferiores. Y así, los partícipes que se quedarían en estos fondos verían bajar el valor de sus participaciones y, por tanto, solo se alentaría más órdenes de reembolso que probablemente serían superiores a las que se han producido ahora y que han sido congeladas. Es decir, por muy doloroso que sea, es mejor el corralito actual que permitir los reembolsos ahora y pérdidas futuras mucho mayores.

Por fortuna, el regulador británico, la FCA (Financial Conduct Authority) ya está manteniendo reuniones con estas gestoras. Esto, junto al anuncio de Max Carney, gobernador del Banco de Inglaterra, que activará en las próximas semanas medidas no convencionales para fomentar la liquidez en el mercado británico, será de crucial importancia para estabilizar la situación.

De todas formas y sin ánimo de alarmar a nadie ni de hacer comparaciones, siempre odiosas, me gustaría destacar que el casi colapso del sistema financiero internacional de 2008 vino precedido por un corralito como el actual en algunos fondos inmobiliarios de gestoras muy conocidas como BNP Paribas en 2007. Espero que hayamos aprendido de esa situación y las actuaciones de los bancos centrales, reguladores, gobiernos y operadores del mercado sean rápidas y diligentes para atajar el problema y calmar a los mercados.