Cambio de modelo de la economía española

El sector exterior es uno de los que más cambios ha experimentado en la economía española en la última década

Durante el presente trimestre el PIB de España alcanzará el nivel previo al comienzo de la crisis (1.124.347 millones de euros). Durante estos casi 10 años, nuestra economía experimentó varios cambios, algunos de gran calado, pero quizá el exterior sea uno de los sectores más modificados.

Recientemente se conocieron varios indicadores coyunturales del primer trimestre de 2017, que nos permiten intentar hacer algunas reflexiones, tratando de intuir alguna de las futuras tendencias. El crecimiento del PIB español del 0,8% situó su tasa interanual en el 3%, duplicando la media de la Eurozona. Pero lo más importante es que es un crecimiento sano, equilibrado e impulsado por las exportaciones y la inversión empresarial. Del 3%, un 2,2% es debido a la demanda nacional y un 0,8% al sector externo.

Las exportaciones experimentaron un crecimiento del 18% en el período 2011-2016, alcanzando ese año la cifra de 254.000 millones, su máximo histórico. El sector del automóvil las lideró en 2016, con 48.700 millones y una cuota del 19% del total, acumulando un crecimiento del 34% en el período comentado. Le siguen los sectores de maquinaria y artefactos mecánicos; aparatos y material eléctrico; combustibles, aceites minerales y productos de su destilación, y plásticos y sus manufacturas. Los cinco primeros sectores suponen el 41% del total. Además, destaca el de prendas y complementos de vestir (sin incluir el punto), con un incremento del 80%, muy superior a la media.

Entre 2011 y 2016 las exportaciones del sector del automóvil aumentaron un 34%

Algunas reformas estructurales y los procesos de recortes de costes  aumentaron la competitividad, provocando un ‘boom’ exportador. El aspecto más negativo de este proceso es que los trabajadores y autónomos españoles han soportado el ajuste, ya que su número descendió en dos millones frente a 2008 y los salarios agregados en 30.000 millones de euros frente al anterior máximo (su peso en el PIB bajó un 3%). Es decir, el desempleo es mucho mayor y los trabajadores más pobres que hace una década, ya que España alcanzó los niveles de producción previos a la crisis con dos millones de empleos menos. El coste potencial en términos de desigualdad social está en el origen del descontento de la población de muchos países, algo que la clase política debiera solucionar.

Menos importaciones

Las exportaciones aumentaron sustancialmente su peso en la actividad, suponiendo ahora un tercio del PIB, mientras las importaciones lo rebajaron. Estas últimas suponen ahora el 28,1% del PIB frente al 31,4% de 2008, mientras que aquellas son el 32,6%, frente al 25,8% de hace diez años. Por ello, el llamado índice de apertura de la economía española se incrementó en los últimos 5 años (60,7% frente al 57,2% en 2011). Este índice se origina al agrupar las exportaciones e importaciones totales de bienes y servicios y dividir este conjunto por el PIB en un periodo determinado. La principal función que cumple es indicar la influencia que tiene el comercio internacional en la economía de un país y su nivel de riqueza o renta. Nuestra economía incrementó dicho indicador un 3,5% del PIB, siendo la aportación positiva del numerador debida a las ventas al exterior. En este sentido, hay que destacar que el peso de las exportaciones sobre el PIB es ahora mayor en España que en Italia o Francia.

En estos años, las empresas protagonizaron un auténtico milagro, expandiendo su negocio hacia el exterior cuando su mercado doméstico se contraía. Hoy, el resultado de este esfuerzo es un sector muy robusto y competitivo. Esta transformación supone una modificación de la estructura productiva, lo que lleva al ajuste en la balanza por cuenta corriente en España, pues hemos pasado de déficits del 10% a mantener un superávit externo desde 2013. El crecimiento basado en el crédito y la demanda interna de los años 2000 ha sido reemplazado por un modelo más equilibrado y sostenible.

España ha pasado de déficits del 10% a mantener un superávit externo desde 2013

Las empresas españolas, tras la crisis, han ido volviendo paulatinamente a su patrón geográfico tradicional de exportación. Así, las ventas de España a otros países de la UE ganan fuerza desde 2014, tras siete años en los que perdieron peso. Así, el 65,1 % de las ventas españolas tuvieron como destino un país de la UE en 2015, frente al 71,3 % de 2006. En cuanto a las importaciones, el porcentaje se situó en el 60,6 % frente al 61,8 %, mostrando un patrón menos errático. La eurozona es el principal socio comercial de España y, por primera vez desde el inicio de la crisis, todas las economías que la componen crecen, lo que fortalecerá esta tendencia.

Esta situación parece mantenerse en 2017, ya que las ventas de mercancías siguen dando buenas noticias, empujadas por la sólida recuperación del comercio mundial. En el primer trimestre crecieron un 14,1%, alcanzando los 69.741 millones de euros, el mayor registro trimestral en la historia. La mala noticia está en que a pesar de ese récord, las importaciones crecieron más, con un avance del 16,5% hasta 76.940 millones. Por ello, el déficit comercial de bienes quedó en 7.199 millones, un 45,6% más que en 2016. Este empeoramiento del saldo obedece al repunte de los precios del crudo, ya que la compras de petróleo y derivados se dispararon un 88,6% interanual. Si lo eliminamos, la balanza no energética mejora hasta marzo, arrojando un déficit de 411 millones frente 987 de 2016.

Si utilizamos como indicador el acumulado de los doce últimos meses, nuestras exportaciones aumentaron un 5,1% frente al 1,7% al que crecieron en 2016, mostrando una mejora es ostensible. Además, en este trimestre se registró un ligero repunte de los precios (0,8%), indicando una leve capacidad de fijar precios en una coyuntura más favorable. No obstante, la tasa de cobertura se situó en el 90,6%, lo que supone 1,9 puntos menos que la del primer trimestre de 2016 (92,5%).

El comercio resucita

Otra buena noticia es que, tras varios años, se percibe una mejora generalizada del comercio mundial. En el primer trimestre de 2017 en la zona euro, las ventas avanzaron un 9,5% (Francia 4,2%; Alemania 8,5%; Italia 10% y UE 9,7%). Fuera de Europa, las exportaciones de Japón sumaron un 8,5%, en EEUU un 7,3% y en China un 4,2%. No obstante, y aunque la mejora es general, se trata de datos de un solo trimestre que se pueden estar beneficiando de efectos estadísticos.

Desde el punto de vista territorial, hay que destacar que la mayor contribución de las ventas corresponde a Cataluña, con un 25,3% del total y un alza del 13,6%, seguida de Andalucía, con un 11,5% del total, un 27,4% más.

A modo de resumen, pensamos que España sale de la crisis a plena potencia. En otras recuperaciones, a medida que crecíamos impulsados por la demanda interna, la balanza comercial se deterioraba. En esta ocasión no es así. La desaceleración del consumo familiar está siendo compensada por un mayor dinamismo de exportaciones e inversión. Se produce un cambio de modelo en nuestra economía: la internacionalización de nuestras empresas, gracias a las ganancias de productividad generadas durante la crisis y a la estrategia corporativa de diversificación internacional.

Como ya hemos dicho en anteriores artículos, es muy probable que, a la vista de la positiva coyuntura internacional, se acelere el crecimiento de nuestra economía, pudiendo alcanzarse tasas interanuales superiores al 3% durante algunos trimestres, lo que superaría las previsiones actuales de los organismos públicos y privados.