Puigdemont y el Partido Nacionalista Catalán

El soberanismo está dividido principalmente por los movimientos de un Carles Puigdemont que se considera responsable del devenir de Cataluña

Dentro del mundo independentista hay mal ambiente. No es nuevo. Este se inició cuando ERC dio el brazo a torcer, dejando sus siglas, y aceptó la candidatura de unidad Junts pel sí. El desencadenante fue que en las siguientes elecciones unos se presentaron con sus siglas y los otros adoptaron Junts per Catalunya. Pero no ha acabado aquí.

Que Oriol Junqueras esté en la cárcel y Carles Puigdemont en el extranjero es una traición que ERC no les perdonará nunca.

Se han dicho mil y una cosas, pero la huida no estaba pactada. Y prueba de ello es la traición de Marta Rovira. Sacrificó a dos de las suyas -dos simples peones-, pero consiguieron que fuera a la cárcel un candidato a la Generalitat llamado Jordi Turull. Fue una pequeña venganza.

Nuevo escenario soberanista

Que Quim Torra sea investido candidato y pase a ser presidente de la Generalitat no gusta a ERC. Saben muy bien que el “sí” los sentencia. Quedarán muy tocados. ¿Por qué? A pesar de su ADN saben perfectamente que la independencia no es factible. No lo era y no lo será a corto y medio plazo.

Por eso han vuelto sobre sus pasos y han reculado su discurso. ERC sabe que la única forma de mantenerse en el candelero político es bajar la tensión y poder dialogar.

Esto lo sabe muy bien Junqueras. Si no se quieren eternizar en la cárcel deben aceptar la convivencia sin dejar sus ideales, pero adaptándose a la realidad.

El mandamás

El mandamás

Puigdemont hace y deshace dentro de las filas soberanistas.

El problema lo tienen con Puigdemont. Está convencido de que no lo extraditarán. Siempre ha considerado que juega en una liga diferente. Que él, como máximo responsable de los designios de Cataluña, está por encima del bien y del mal. Por eso se ha radicalizado.

No se juega la cárcel. Al menos eso cree. Es libre y, como tal, ha montado un status quo acorde a su mente enfermiza. Porque si bien Artur Mas organizó todo este sarao para distraer la corrupción de Convergència, la elección de su sucesor fue el punto de inflexión hacia la locura.

Plan unificador

Puigdemont no tiene el apoyo de los suyos. Dicho de otra manera: el Pdecat está dividido. Están divididos y enfadados y ni a ERC ni a las CUP les gusta ni Torra ni nadie. Lo único que les une es levantar el 155 de Cataluña. Un levantamiento transitorio, porque ya se aplicó y se puede volver a aplicar.

¿Y hacia dónde vamos? El pensamiento de Puigdemont a corto plazo -pues confía en elecciones en octubre- es crear un nuevo partido político.

A Puigdemont le molesta ERC. Su principal interés es tener sólo un partido a la izquierda llamado CUP. Todo lo demás lo quiere dominar él. Por eso tiene la intención de presentar el Partido Nacionalista Catalán.

El principal interés de Puigdemont es tener sólo un partido a la izquierda llamado CUP

Dicho de otra manera, quiere hacer el mismo movimiento que en el País Vasco, donde el único partido más a la izquierda es Bildu y en el centro izquierda y derecha están PSE y PP.

Este movimiento estratégico de Puigdemont le permitiría asentarse políticamente en Cataluña. Sería un salto mortal que no llevó a cabo Pujol por el respeto histórico que le tenía a ERC. Puigdemont no respeta a nadie y menos a un partido que considera enemigo suyo.

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