Colau no se va de Twitter, huye de la crítica

Ada Colau mantiene intacta su presencia digital pero huye de la personalización. Con su acción nos indica que solo ella tiene derecho al señalamiento

Ada Colau fue pionera en lo que desde lo políticamente correcto se llamó activismo pero en realidad era, y es, escrache tolerado. La hoy alcaldesa antes de okupar un cargo público destacó por obstaculizar el papel de la policía en funciones de agente judicial, de los funcionarios de justicia y de los notarios cuando en cumplimiento de la sentencia acudían a un desahucio para ejecutar una sentencia judicial.

Colau impulsó, justificó, convocó y participó en acosos a sedes políticas, manifestaciones violentas contra el Rey, protagonizó performances reventando mítines o en el mejor de los casos calló cuando los suyos o sus allegados dificultaban la vida o humillaban a los que no simpatizan con sus anticuadas ideas.

Ahora, desde la atalaya del despacho de alcalde, protegida por una guardia de corps de asesores y medios subvencionados, anuncia que abandona Twitter porque se siente acosada. En su abandono no hay ni un atisbo de autocrítica.

El abandono de esta red social es el enésimo acto de demagogia de Colau

Tener una cuenta en Twitter no es una obligación pero, si eres alcaldesa, para relacionarte con la sociedad es obligatorio y necesario. El abandono de esta red social es el enésimo acto de demagogia de Colau: su partido mantendrá la cuenta de y desde ahí difundirá y defenderá sus políticas. El ayuntamiento de Barcelona también mantendrá decenas de cuentas de Twitter desde las que promocionará la política municipal. Solo se cierra la cuenta personal de la alcaldesa. Colau mantiene intacta su presencia digital pero huye de la personalización. Con su acción nos indica que solo ella tiene derecho al señalamiento.

Más allá de la necesidad y obligatoriedad de un cargo público de interactuar con la gente por cuantas más vías mejor, Colau comete un error al abandonar Twitter, la creciente personalización y digitalización de la política hará que su retirada le reste notoriedad, le cierre vías de comunicación y de interactuación con medios de comunicación, colectivos y personas.

Twitter cuenta con una legión de cuentas creadas artificialmente dirigidas en ocasiones desde la esquina y otros casos desde lugares oscuros y remotos, son los llamados bots, su fin es que poderosos con intereses legítimos o no, legales o no, generen tendencia y, en ocasiones, destrocen reputaciones vía bulos y fakes diversos. Además, en Twitter muchos esconden su verdadera identidad detrás de cuentas impersonales mediante las cuales pueden, paradójicamente, mostrar su verdadera obtusa personalidad.

Si no quiere seguir sufriendo esos ataques digitales no es dejar Twitter, con dimitir le basta

Colau al dejar Twitter huye de todo eso y cualquiera puede mostrase comprensivo porque todo aquel que tiene una mínima relevancia publica ha sido objeto del escarnio y linchamiento tuitero. Pero frente al denunciable y perseguible legalmente ataque gratuito y la falsedad que muchos han padecido la solución para alguien en la posición de Colau, si no quiere seguir sufriendo esos ataques digitales no es dejar Twitter, con dimitir le basta.

Colau, injusta o justamente, casi siempre lo segundo, seguirá siendo objeto de critica por su lamentable gestión como alcaldesa de Barcelona. En lo personal, cuando sea escrachada, siempre contará con la solidaridad y apoyo de toda la gente de bien, algo que ella nunca ha mostrado con los que ha señalado y puesto en disparadero con el único fin de acceder al poder y conservarlo.

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