Como pollo sin cabeza

Los socios tienen tomada la medida al presidente más debilitado de la democracia

Ni el CIS de la casa (el del amigo Tezanos) ha sido capaz esta vez de maquillar la radiografía del Estado desmantelado de la Nación. En su último sondeo le ha dejado un caramelo amargo al presidente diciéndole que el PSOE ya forma parte de los extremos que preocupan a los ciudadanos.

Los consultados le responsabilizan, junto a Vox, de ser el responsable de tanta tensión política en España. Tiene mala pinta la placa del enfermo porque el Estado está sufriendo un acoso ilimitado desde el flanco independentista y la mitad de su gobierno y el presidente, lejos de defenderlo, ha preferido sacrificar la imagen de la última institución que quedaba por contaminar (el CNI) para asegurarse los favores de ERC.

Quedan muchas incógnitas por despejar del turbio capítulo de Pegasus. Unas escucha legales a los independentistas realizadas por el CNI, otras ilegales  al presidente del gobierno y tres ministros efectuadas presuntamente por los servicios de Marruecos. Esta maraña creada por el gobierno de la Moncloa, esos dos programas espías mezclados con intención, para evitar tener que dar explicaciones que pudieran molestar a los socios que le sostienen, se ha convertido en un nudo gordiano. Y Sánchez ha entrado en bucle. Sus malas artes en el Congreso avalan su desesperación.

Con tan pocos recursos dialécticos, tan incapaz para la retórica y la persuasión, sigue recurriendo al insulto como táctica torpe de defensa parlamentaria. Ya no puede volver a exhumar los restos de Franco, pero sigue insultando al PP para escurrirse del gran debate sobre la voladura del CNI. ¿O no es un insulto llamar “mangantes” a los miembros del anterior gobierno? El PP no entra en la provocación, pero este Sánchez presidente recordaba al candidato que soltó en pleno debate televisivo con Mariano Rajoy en la campaña del 2015: “usted no es decente”. Ya apuntaba maneras.  

Al cabo de cuatro años en la Moncloa, está atravesando su momento más crítico

Tonia Etxarri

Al cabo de cuatro años en la Moncloa, está atravesando su momento más crítico. Sus socios se aprovechan de su debilidad.  No solo Pere Aragonès/Junqueras. También los que ha colocado de ‘rondón’ en la comisión de secretos oficiales en el Congreso. Lo mejor de cada casa. Sortu/Bildu, como no tienen nada que ver con ETA, exigen al gobierno una excarcelación masiva de los presos de la banda, aprovechando una sentencia del Tribunal de Derechos Humanos que condena al Estado español a indemnizar a un recluso que no recibió la asistencia de un abogado de su elección mientras estuvo incomunicado en los primeros días de prisión preventiva. El gobierno, de momento, permanece silente. Que ya es un síntoma.

Sus socios tienen tomada la medida al presidente más debilitado de nuestra democracia. El cese injustificado e inexplicado de la Directora del CNI, que se suma a la larga lista de juguetes rotos de los que se sirvió Sánchez en su momento y que ahora pululan por el cementerio de los agraviados, figura en la mesa de los trofeos de los independentistas.  Pretenden dejar a la intemperie a la institución que debe prevenir, alertar y evitar delitos contra el Estado, incluidos los ataques al orden constitucional.

Pedro Sánchez celebra en Ferraz su victoria en las primarias del PSOE | EFE

Pero, afortunadamente, la reputación del CNI en contra del terrorismo es de muy alto nivel, como me reconoce el politólogo Fernando Reinares, aunque  la tentación de demoler los pilares del Estado permanezca en los socios de Sánchez.  Son ellos quienes están marcando el rumbo de un presidente diletante que ya no sabe qué trofeos ofrecerles para que no le abandonen. Va como pollo sin cabeza

Margarita Robles ha quedado definitivamente retratada

Ahora que Margarita Robles ha quedado definitivamente retratada después de haber cesado a la funcionaria que había defendido con vehemencia en sede parlamentaria, se puede concluir que estamos en el escenario más inapropiado con la guerra de Putin en puertas de Europa y en capilla de la celebración de la cumbre de la OTAN en Madrid. Quedan veinte meses de una legislatura que Sánchez intentará agotar. Si ha sido capaz de indultar a los condenados por sedición, pasar por alto la inconstitucionalidad de dos de sus estados de alarma y dar un giro de 180 grados en la política del Sáhara, cabe pensar que seguirá sometido a los socios independentistas a cualquier precio.  

Feijóo va tomando nota, aunque el PP acaba de ayudar a Sánchez a tramitar la polémica Ley de Seguridad Nacional para asegurarse un debate con enmiendas. El estado de deterioro de la nación es tan explícito que el líder popular tendrá que presentar su alternativa no solo con el proyecto económico, sino también con un plan de regeneración institucional y de estabilización democrática porque Sánchez está dejando el patio como un erial.