Cómo sobrevivir con más gastos financieros que ingresos

Este año es el primero en el que la inmobiliaria Martinsa-Fadesa debe empezar a pagar los compromisos derivados del convenio de acreedores ratificado por el juez en marzo del pasado ejercicio, y las grandes dudas que entonces ya se vislumbraban sobre la capacidad de la empresa presidida por Fernando Martín para hacer frente a los mismos empiezan a ser una palpable realidad. De hecho, a pesar de superar el concurso de acreedores hace año y medio, sigue estando fuera del mercado bursátil por mantenerse pendientes de resolución recursos contrarios al convenio alcanzado con los acreedores.

Mal que bien, pagar entre 54 y 110 millones entre 2012 y 2014 –el 0,25% y el 0,50%, respectivamente, del total del pasivo–, puede resultar asumible. Difícil, pero asumible. De hecho, durante el primer semestre se han registrado 75,8 millones de euros correspondientes a los gastos financieros devengados por la deuda concursal. Pero, o mucho cambia la situación, u obtener 800 millones anuales con los que afrontar vencimientos de deuda concursal entre 2015 y 2021 va a resultar casi imposible.

Así, las cuentas presentadas al cierre del primer semestre certifican una realidad que evidentemente sigue siendo muy negra. Los múltiples riesgos de mercado y financieros advertidos por los auditores, las pérdidas nuevamente muy cuantiosas, de 317 millones hasta junio, y la cada vez más evidente realidad de que la aceptación del convenio para superar el concurso hace pensar más en una huida hacia adelante por parte de los acreedores, evitando así ir a la inmediata liquidación de la empresa, que en la certeza de que realmente vayan a cobrar la deuda, bien en efectivo o en acciones.

Pérdidas que, a pesar de la mejora sustancial del margen bruto sobre la cifra de negocios, resultan muy difícil de mejorar cuando se tienen unos ingresos cada vez menores, de tan solo 67 millones, y unos gastos difíciles de rebajar, con esos 226 millones aportados en amortizaciones y provisiones por deterioro de activos y esos otros casi 76 millones correspondientes a los gastos financieros devengados por la deuda.

Tan negro es el panorama que, a 30 de junio, Martinsa-Fadesa se hallaba en causa de disolución al tener reducido su patrimonio neto a una cantidad inferior a la mitad del capital social. Ha sido una de las razones por las que la presentación de resultados se ha demorado hasta casi el límite permitido por la CNMV, ya que para restablecer el equilibrio patrimonial hubo que recurrir, el pasado 30 de julio, a convertir deuda en préstamos participativos por un importe de 482 millones de euros, previa autorización de la Comisión de Control y Seguimiento del convenio concursal.

Otro aspecto que tampoco mejora es el de la depreciación de los activos que, al no poderse desarrollar, pierden valor cada día. Esa minusvalía asciende ya a 3.500 millones desde los máximos de hace cuatro años, y son 657 millones menos que en junio de 2011, según la valoración realizada por las tasadoras Tecnitasa, Valmesa y Thirsa.