Conciencia de industria

La actual situación geoestratégica ha provocado que responsables políticos y ciudadanos tomen conciencia de la necesidad de potenciar, con una visión amplia, su capacidad de defensa para garantizar sus libertades

Desde mayo de 1982 cuando se produjo nuestra adhesión al tratado de Washington, España ha madurado en cuanto a percepción de la defensa como política pública esencial y base de otras políticas sociales. El proceso no ha sido fácil, pero en ese camino se ha producido el encaje de España en los mecanismos de seguridad y defensa occidentales, se han transformado nuestros esquemas de política de defensa, y las Fuerzas Armadas han protagonizado un cambio de mentalidad y de organización muy importantes.

La evolución ha alcanzado a la sociedad española que percibe ahora la defensa de forma bien distinta que hace 40 años. Por su parte nuestra industria de defensa también ha llevado a cabo un proceso de transformación muy significativo.

La situación que vivimos actualmente es ciertamente compleja. La pandemia de la COVID primero y la agresión a Ucrania después, desde dos planos diferentes, han mostrado a las sociedades occidentales que somos vulnerables y que necesitamos actuar, tanto a nivel nacional como internacional, para disponer de organizaciones y mecanismos adecuados que defiendan nuestro modelo social frente a desafíos de tipología muy diferente. La actual situación geoestratégica ha provocado que responsables políticos y ciudadanos tomen conciencia de la necesidad de potenciar, con una visión amplia, su capacidad de defensa para garantizar sus libertades.

La industria de defensa se encuentra en un momento crucial puesto que su papel como soporte y componente esencial de la defensa ha cobrado valor, no solo por su condición de sector estratégico indispensable para sustentar las capacidades militares, sino también como un sector esencial desde el punto de vista tecnológico, económico y social, con excelente capacidad de respuesta en situaciones de crisis.

TEDAE aporta el 1,4% del PIB nacional

Las empresas agrupadas en TEDAE (Asociación Española de Tecnologías de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio) aportan actualmente el 1,4% del PIB nacional y más del 9% del PIB industrial. Su apuesta por la innovación tecnológica se refleja en que sus inversiones en I+D+i son el 13% del total español. Su contribución a la generación de empleo estable y de calidad es muy significativa, con más de 200 mil empleos directos e indirectos, y su aportación fiscal supone anualmente el 1,1% del total nacional.

Se trata además de un sector que tiene una importante presencia en mercados internacionales a los que exporta dos terceras partes del valor de su facturación y donde hemos llegado a ser el séptimo exportador a nivel mundial. El conjunto de capacidades que aporta, muy complementarias entre sí, permite ofrecer soluciones globales aunando aportaciones parciales en proyectos complejos, de elevado componente tecnológico, y con fuerte efecto tractor sobre toda la cadena de valor.

Las características especiales de los proyectos de los sectores aeroespacial y defensa, con largos periodos de maduración, así como de fabricación y operación en servicio, hacen que tengan impacto durante periodos de tiempo prolongados.

Potenciar la defensa europea

Las capacidades actuales de la industria de defensa española conforman una base sólida para afrontar el futuro que se abre en los momentos que estamos viviendo. En el ámbito internacional el escenario estratégico ofrece nuevas oportunidades en un mercado en el que la competencia será mayor. A nivel europeo se están incentivando políticas para propiciar una mayor integración y colaboración transnacional entre industrias y se están produciendo procesos de reestructuración en algunos ámbitos.

La potenciación de la defensa europea, donde España y su industria están jugando un papel muy activo, no debe verse en contraposición con la OTAN, sino como un proceso de beneficio mutuo para reforzar nuestras capacidades de respuesta ante cualquier tipo de desafío

La construcción de la defensa europea, reactivada en los últimos meses, debe llevar al refuerzo del pilar de defensa comunitario, incluyendo su componente industrial. Una idea que es complementaria para el refuerzo del papel de la OTAN como instrumento necesario para las relaciones transatlánticas que han sido, son y previsiblemente serán decisivas para la seguridad europea y para la estabilidad mundial.

La potenciación de la defensa europea, donde España y su industria están jugando un papel muy activo, no debe verse en contraposición con la OTAN, sino como un proceso de beneficio mutuo para reforzar nuestras capacidades de respuesta ante cualquier tipo de desafío.

Una Europa fuerte necesita una España fuerte. A nivel nacional, desde el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Armadas, se han impulsado recientemente nuevas inversiones que hay que valorar positivamente puesto que deberán permitir mejorar nuestra capacidad tecnológica e industrial y propiciar el posicionamiento de las empresas españolas en programas multinacionales, sumando esfuerzos con nuestros aliados.

Estabilizar la inversión en defensa

Para mantener la fortaleza de la industria se necesita un volumen de inversiones adecuado, estable y previsible de tal manera que se puedan establecer objetivos con visión a largo plazo. En las últimas décadas la industria española ha sido capaz de proporcionar sistemas y tecnologías de vanguardia, a través de un esquema de financiación propio en el que la relación entre las empresas y los ministerios de Industria y Defensa ha permitido desarrollar una cadena industrial muy completa y competitiva con efectos transversales en otros sectores.

Durante la última década el sector se ha visto afectado por la caída del mercado interior, que se compensó con una mayor actividad en el exterior que fue posible gracias a la capacidad tecnológica de nuestras empresas, alcanzada tras muchos años de esfuerzo y sacrificios. La reactivación de los programas nacionales y las iniciativas comunitarias para impulsar el componente industrial de la política de seguridad y defensa común, hacen que, desde el sector industrial de defensa español, en estrecha coordinación con la administración, seamos razonablemente optimistas ante un futuro que no está exento de desafíos.

CARTAGENA, (MURCIA), 21/04/2021.- Varios trabajadores de Navantia ultiman este miércoles los preparativos de la ceremonia de botadura prevista para mañana del nuevo submarino desarrollado por Navantia para la Armada, un hito para la industria española. Diecisiete años después del arranque del proyecto, el primer sumergible de la serie S-80 pasará en Cartagena su prueba de fuego, ante la atenta mirada de la industria mundial. EFE/ Marcial Guillén
Varios trabajadores ultiman los preparativos de la ceremonia de botadura prevista de un submarino. EFE/ Marcial Guillén

Para afrontarlos necesitamos acuerdos políticos que permitan dar estabilidad a las inversiones en defensa, reforzar la alianza estratégica con el ministerio de Defensa de tal manera que se pueda orientar la actividad industrial para proporcionar las capacidades necesarias, y reformar los mecanismos de financiación para adecuarlos al nuevo escenario general.

En ese sentido, se trata de favorecer los niveles de inversión, tanto en cantidad para responder a los compromisos internacionales y a nuestras necesidades específicas, como en calidad en cuanto a estabilidad y disponibilidad de presupuestos para poder seguir proporcionando sistemas fiables, robustos y tecnológicamente avanzados, y con garantía de suministro sobre unas bases industriales sólidas. La relación estratégica con el cliente interno es importante y es necesario fortalecer la interlocución para que desde la industria podamos anticiparnos a las necesidades.

El reto está por tanto en incrementar la inversión y, al mismo tiempo, establecer un marco estable y previsible que permita formular objetivos a largo plazo de forma coordinada para compaginar las necesidades operativas con los objetivos de desarrollo y posicionamiento industrial. De esta manera será posible planificar con visión estratégica la actividad industrial para disponer de un nivel tecnológico avanzado, lo que ofrecerá ventajas operativas a nuestros ejércitos y competitividad a nuestra industria.

La necesidad de revisar el marco jurídico para ofrecer estabilidad y previsibilidad a las inversiones en defensa, de acuerdo con nuestras posibilidades y características específicas, es algo que no debemos demorar. Es un reto importante que obliga a alcanzar acuerdos políticos.

Invertir el 2% del PIB en defensa

El compromiso de alcanzar un 2% sobre PIB para las inversiones en defensa, debe acompañarse con la formulación de estrategias que agilicen el desarrollo y la incorporación de tecnología de vanguardia con la vista puesta en mejorar la posición española en un mercado internacional donde hay cada vez más competencia. Por su parte el sector debe afrontar el futuro incidiendo en propiciar fórmulas de colaboración para obtener el músculo necesario. Entre todos debemos esforzarnos por mantener las capacidades que tenemos, reforzar aquellas en las que ya somos líderes y promover otras nuevas que se consideren de interés estratégico.

Nos encontramos en un momento en el que debemos aprovechar la voluntad política y la conciencia social sobre el valor de la defensa y en el que tanto retos como oportunidades están íntimamente relacionados

Debemos continuar el esfuerzo en Europa donde España a través de su industria aeroespacial y de defensa está muy presente. Como los responsables comunitarios están subrayando en los últimos años, y con mayor insistencia en los últimos meses, los europeos debemos invertir más y hacerlo además de forma coordinada tanto desde el lado de la demanda como desde la oferta. El mercado de defensa europeo está en un proceso de integración que parece imparable.

En ese sentido habrá que estar atentos a la evolución de los procesos de reestructuración que pudieran producirse, salvaguardando nuestras capacidades, mientras cuidamos nuestra presencia en los centros de decisión tanto de las organizaciones públicas, como de los consorcios industriales.

En definitiva, nos encontramos en un momento en el que debemos aprovechar la voluntad política y la conciencia social sobre el valor de la defensa y en el que tanto retos como oportunidades están íntimamente relacionados. Desde TEDAE afrontamos el futuro con ilusión y esperanza, y estamos preparados para responder, conscientes de que representamos a un sector de futuro y con futuro, que genera prosperidad y ayuda a preservar los valores sobre los que hemos construido nuestro modelo de sociedad.

Este artículo pertenece al nuevo número de la revista mEDium 11: ‘La encrucijada de la defensa’, cuya versión impresa puede comprarse online a través de este enlace: https://libros.economiadigital.es/libros/libros-publicados/medium-11-la-encrucijada-de-la-defensa/