Déficit estructural permanente
Dicen que lo peor de la crisis ya ha pasado. Habrá pasado en la mente retorcida de algún dirigente político español que cree que, mintiendo con un lenguaje distorsionado y alejado de la realidad, el asunto calará por repetitivo. Lo intentaron hablando de desaceleración, insistieron con los brotes verdes y ahora esperan mantener la calma social con una especie de tonadilla ridículamente optimista. Lo peor ha pasado en Alemania, en Francia y poco más. Aquí ahora viene la montaña rusa. Vienen las curvas por culpa de muchos factores y por diversos ajustes, pero también por el delictivo modo con el que se transmiten los datos y las cifras económicas.
El modo en como se manosean las estadísticas huele a cloaca. Por ejemplo, según estos ilusionistas de segunda, en julio bajó el paro contundentemente, pero el coste de prestaciones por desempleo aumentó casi un 70%. Esto evidencia que las cifras que presentó el Ministerio de Trabajo en mayo, junio y julio eran rotundamente falsas y emanaban de un sistema de medición perverso que ya hemos explicado otras veces. Sin ser ningún catedrático en estructura económica se puede ver que hay alguna incoherencia en el hecho que, según Corbacho, el paro descendiera en algo más de 22.000 personas y las afiliaciones a la Seguridad Social cayeran en 200.000. Algo no cuadra.
Uno se pasa el día esperando medidas y acciones mientras va tomando sus propias iniciativas. Los que hemos emprendido seguimos pensando que esa era la mejor opción, que en este carro todos somos mulas. Toca empujar. Sin embargo ahora sabemos que vamos a pringar. Sabemos que la subida de impuestos golpeará algún tramo del IVA… Leer más…