El coronavirus costará 11.000 euros a cada familia

España presenta graves problemas estructurales en materia de empleo, competitividad y deuda, cuya existencia dificultará la recuperación anunciada

Ahora que la primera oleada de la crisis sanitaria ha sido controlada, llega la segunda fase, relativa al histórico impacto económico que supondrá el confinamiento y la gradual reapertura empresarial, teniendo en cuenta, además, que el distanciamiento social y las medidas de prevención se mantendrán en el tiempo hasta que surja un tratamiento eficaz o una vacuna contra el coronavirus.

España se enfrenta a la mayor crisis económica de su historia. Si el PIB cayó un 5,2% en el primer trimestre tras apenas dos semanas de cuarentena en marzo, el desplome que traerá consigo el segundo trimestre, con abril y parte de mayo bajo confinamiento, será muy superior.

Los datos disponibles hasta la fecha arrojan más de 8 millones de trabajadores en paro, incluyendo los afectados por ERTEs y ceses de actividad, y cerca del 100.000 empresas cerradas. Y dado que el turismo, principal motor económico del país, será uno de los sectores que más tardará en recuperarse, se aventura un escenario dantesco a corto y medio plazo.

Tanto es así que hasta el Gobierno, que hace apenas un mes y medio negaba la posibilidad de recesión, admite ahora que el PIB se hundirá un 9,2% en 2020, mientras que la tasa de paro se situará en el 19%, con un déficit del 10% y una deuda superior al 115%. Partiendo de esta previsión oficial, ya es posible avanzar el coste que, como mínimo, supondrá la crisis del coronavirus para el conjunto de los españoles, más allá de los fallecidos, cuyo valor es incalculable.

La pandemia supondrá, por un lado, una inédita destrucción de riqueza en tiempos de paz. La contracción del 9,2% del PIB en términos reales significa, en la práctica, la pérdida de 125.000 millones de euros.

El Gobierno confía en recuperar este ingente agujero en el plazo de dos años, de modo que en 2022 España ya registraría el nivel de riqueza previo al estallido del coronavirus.

Sin embargo, estas estimaciones podrían resultar optimistas, puesto que el país sigue presentando graves problemas estructurales en materia de empleo, competitividad y deuda pública, cuya existencia dificultará, en gran medida, la recuperación en forma de “V asimétrica” anunciada por el Ministerio de Economía. En cualquier caso, se trata de la mayor recesión vista en tiempos de paz.

Pero es que, por otro lado, esta crisis implicará, igualmente, un fuerte aumento del gasto público y una sustancial caída de la recaudación fiscal, agravando con ello el desequilibrio de las cuentas públicas. En concreto, según el Programa de Estabilidad 2020-2021 enviado a Bruselas el pasado viernes, la suma de coste sanitario, medidas económicas para mitigar el impacto de la crisis  y aumento de prestaciones disparará el gasto en casi 55.000 millones de euros.

Los ingresos fiscales, por el contrario, se hundirán en 26.000 millones como consecuencia de la menor actividad empresarial y el aumento del paro. Así pues, el impacto presupuestario de la crisis rondará los 81.000 millones en 2020, superando en unos 20.000 millones el coste de rescatar las cajas de ahorros durante la Gran Recesión.

De este modo, la crisis del coronavirus supondrá una factura total de 206.000 millones de euros entre pérdida de riqueza y agujero fiscal durante 2020, según los cálculos oficiales del Ejecutivo. Es decir, una media de 11.000 euros por hogar, el equivalente a un tercio de su renta anual.

Esta cifra da buena cuenta del brutal empobrecimiento que experimentarán los españoles como consecuencia de la pandemia y la nefasta gestión que ha llevado a cabo el Gobierno de Sánchez.