Volando voy, volando vengo…Así va la joya de la corona del mundo financiero valenciano desde hace más de un mes. En volandas. Y con un desplome de órdago en su vuelta al parqué tras la intervención del Banco de España. Algunas de las principales fortunas valencianas se han beneficiado durante años de una entidad mimada por los políticos. Hasta que llegó la crisis económica, y con ella, el conocimiento de las irreverentes actuaciones que se han cometido, sobre todo en el sector de la construcción, para al final, previo reparto de beneficios, acabar recibiendo la ayuda del Estado.
Es de juzgado de guardia lo que cada día sale a luz sobre el descaro de los directivos que durante años han dirigido las entidades financieras valencianas. Los abusos de la cúpula de la CAM, investigados por Anticorrupción, clama al cielo por su desvergüenza. Y Banco de Valencia, que ha sido rescatado de sus ruinas, y ya veremos cómo acaba, no podía ser menos. Además de falsear sus cuentas para repartir beneficios en marzo, el banco valenciano, concedió créditos por valor de 100 millones de euros a los miembros de su consejo de administración, presidido por José Luis Olivas, en representación de Bancaja, propietaria del 38, 8 % a través del Banco Financiero y de Ahorros.
Curiosamente, un consejo de administración que ha ido dimitiendo poco a poco. Sin ruido. Hasta que le llegó la hora a su máximo responsable, el ex presidente de la Generalitat. Olivas también ha dejado la vicepresidencia de Bankia, pero se resiste a apearse de la presidencia de Bancaja. Ha renunciado a la indemnización que tenía pactada, pero recibirá parte de su fondo de pensiones, cuya cuantía se desconoce, y que el mismo consejo de administración de marras, aprobó en su día.
Sí sabemos, porque lo vamos a pagar, que la entidad tiene como mínimo un agujero de más de 500 millones de pesetas, que ascenderá, puesto que tiene pendientes amortizaciones que superan los 850, y que el FROB ya le ha inyectado 1.000 millones de euros de oxígeno, en forma de capital, y otros 2.000 en una línea de liquidez para que respire. Todos tranquilos. No hay dinero en España, y en Valencia, el ejecutivo debe a todo el mundo, pero podemos pagar los sueldos, los despidos, y las pensiones millonarias de los directivos que han desmontado el sistema financiero valenciano.
Para colmo, ahora, el tema de discusión, en el Gobierno valenciano, y por ende, en las familias del Partido Popular, radica en el recambio de Olivas al frente de Bankia. ¿Cuál es el idóneo para Rato? Está claro que es Juan Costa, que se postuló para sustituir a Rajoy. Se barajan otros nombres del agrado del propio Olivas como es del valenciano José María Mas Millet, que mantiene una estrecha relación con Juan Cotino, el presidente del parlamento valenciano. Ahora los bandos de unos y otros deliberan sobre el mejor candidato. Son muchos. Pero el PP ha ganado y tienen cargos para repartir. ¿Pero pensarán qué es lo mejor para la economía valenciana?
Las entidades financieras valencianas han sido dirigidas desde la política, y ahora ya no tenemos nada. ¿Vamos a hacer lo mismo con los puertos?. José Joaquín Ripoll ya manda en el de Alicante, y se dice que Carlos Fabra aspira al de Castellón. Volando voy, volando vengo….