El final de nada

«We’re leaving ground

Will things ever be the same again?

It’s the final countdown

The final countdown»

(Dejamos el suelo,

¿Volverá a ser alguna vez todo como antes?

Es la cuenta atrás final,

la cuenta atrás final)

Joey Tempest, Europe

Nunca un día de reflexión había sido tan necesario en esta campaña. Así que este es el último artículo antes de que se hagan públicos los resultados definitivos el domingo. Respetaremos esa jornada de descanso que nos ayudará a valorar el sentido y las consecuencias de nuestro voto, si es que aún no lo hemos decidido, o si consideramos necesario revisar nuestra decisión.

En todo caso, no creo que esto sea el final de nada, aunque coincida con el final del verano, sino el principio de todo. El día 28, con los resultados encima de la mesa, habrá que tomar decisiones, y habrá que seguir intentando forzar el diálogo entre el Gobierno del Estado y el Gobierno de la Generalitat que se constituya tras las elecciones.

Es probable que haya que esperar al resultado de las elecciones generales previstas para diciembre. El PP parece tener muy perfilada su campaña, pase lo que pase en Catalunya. Si los independentistas no consiguen un triunfo claro en votos, utilizarán el resultado para legitimar su opción de mantener las cosas como están, aunque el recuento tras las elecciones los relegue a los últimos lugares de la cámara catalana. Si Junts pel Sí y la CUP suman más del 50% de los votos, aún lo tendrán mejor para encarar las generales, ya que se presentarán en el resto del Estado como garantes de la unidad de la Patria, escondiendo los escándalos de corrupción y las múltiples promesas incumplidas durante estos 4 años. Y, por supuesto, se negarán a aceptar una declaración unilateral de independencia.

El día 28 podemos encontrarnos ante un callejón sin salida. Ante una Catalunya partida en dos, un otoño plagado de incógnitas, un Parlament fragmentado que deberá investir un presidente y unas Cortes Generales en Madrid a punto de ser disueltas.

Lo único que habremos resuelto es el sentido de nuestro voto. Cuál es la bala que disparamos de entre todas las guardadas en el tambor de la pistola (la metáfora no es mía, sino de Sartori), porque sólo podemos escoger una de ellas, sólo podemos votar a un partido aunque ninguno de ellos nos satisfaga completamente. Después de votar, sólo nos quedará esperar a que nos informen del resultado y en ese momento, justo en ese instante, es cuando de verdad empieza todo. Cuando podremos comprobar si el emperador estaba desnudo, si algunos juegan de farol, si las cartas estaban marcadas, si «no estamos locos y sabemos lo que queremos», como cantaban hace ya 20  años los chicos de Ketama

Y un apunte final, con el riesgo que ello implica. Si la participación llega o supera el 75%, apuesto a que las fuerzas pro independencia no superan el 50% de votos, Unió Democrática consigue representación en el Parlament (3 o 4 diputados), Junts pel Sí no obtiene mayoría para gobernar en solitario y Ciutadans se convierte en la segunda fuerza con mayor representación superando los 20 escaños. Y hasta aquí puedo leer…

 ¡Feliz jornada de reflexión!