El populismo los crea y ellos se juntan

Esa hegemonía de la subjetividad, esa concepción fantástica de la realidad, ese pensamiento low cost, ese terraplanismo, existe también en la política

El terraplanismo, como no podía ser de otra manera, se relaciona con la creencia acientífica de que la superficie de la Tierra es plana y no esférica. Por extensión, podría aplicarse el término a las creencias, igualmente acientíficas, que no admiten o niegan aquellos conocimientos catalogados como científicos. Unos terraplanismos que van de la adivinación y la plegaria a la autoayuda pasando por la brujería, la magia y determinadas terapias autodenominadas alternativas.

Si es cierto que con frecuencia el conocimiento científico –esa es la virtud de la ciencia- falsa teorías, también lo es que los nuevos conocimientos científicos validados temporalmente lo son en virtud de unos criterios de “verificación” siempre sometidos –ese es el quid de la cuestión- al tribunal supremo de la falsación. Cosa que no ocurre con el terraplanismo tradicional y con los otros terraplanismos.

El terraplanismo progresista y su orfeón

Esa hegemonía de la subjetividad, esa concepción fantástica de la realidad, ese pensamiento low cost; ese terraplanismo, existe también en la política. Ahí tienen ustedes el terraplanismo político progresista español.

Antes de entrar en la materia conviene detenerse en el motivo –un asunto nada banal- por el cual el progresismo comulga con el terraplanismo político. La respuesta sería la siguiente: porque, ahora, en estos tiempos, no solo es pensable, sino también decible. Un terraplanismo político que aspira a la hegemonía. Un terraplanismo político asumido en ciertos ambientes intelectuales y avalado por un conjunto de medios de comunicación –el orfeón progresista- afines.

Pasiones estomacales y trágala ideológico

La ideología terraplanista está perfectamente diseñada con su tópica (razonamientos dialécticos), su pragmática (la relaciones entre las ideas y los signos con los receptores que los validan y convierten en verdaderos) y su retórica (el lenguaje que persuade y conmueve).

Un terraplanismo progresista español, primo hermano del 15-M, en donde brillan las pasiones estomacales y se percibe el trágala ideológico de una determinada izquierda.

El libro de estilo del terraplanismo progresista español

La nueva Constitución Política de la República de Chile –ese es el modelo que seguir del terraplanimos político progresista español- brinda un ejemplo del terraplanismo simplificador, maniqueo, autoritario y falsable que rompe con el modelo democrático.

Preguntas y respuestas:

¿Quién redacta la nueva Constitución? No lo hace la representación de la ciudadanía elegida democráticamente en unos comicios constituyentes, sino un grupo paritario de hombres y mujeres. De ahí, que Chile pase de República Democrática a “República Solidaria, Inclusiva y Paritaria”.

¿Qué sociedad promueve la Constitución? Una “sociedad sustantiva donde mujeres, hombres, diversidades y disidencias sexuales y de género participen en condiciones de igualdad sustantiva, reconociendo que su representación efectiva es un principio y condición mínima para el ejercicio pleno y sustantivo de la democracia y la ciudadanía”.

El presidente de Chile, Gabriel Boric, junto a la ministra de Relaciones Exteriores, Antonia Urrejola, acompañados por distintas autoridades. EFE/ Elvis González

¿Qué caracteriza –política de género- a la República Paritaria? “Todos los órganos colegiados del Estado, los autónomos constitucionales, los superiores y directivos de la Administración, así como los directorios de las empresas públicas y semipúblicas, deberán tener una composición paritaria que asegure que, al menos, el cincuenta por ciento de sus integrantes sean mujeres”.

¿Qué medidas -sigue la política de género- adoptarán los poderes y órganos del Estado? “Deberán incorporar transversalmente el enfoque de género en su diseño institucional, de política fiscal y presupuestaria y en el ejercicio de sus funciones”.

¿Qué ofrece la República Paritaria? “El Estado reconoce y promueve el buen vivir como una relación de equilibrio armónico entre las personas, la naturaleza y la organización de la sociedad”.

¿Algún nuevo titular de “derechos fundamentales? “La naturaleza es titular de los derechos reconocidos en esta Constitución que le sean aplicables”.

¿Cuál es el alcance del “derecho a la vida” y la “integridad personal? “La integridad física, psicosocial, sexual y afectiva”.

¿Cuál es el alcance de la “igualdad de género”? “El Estado asegura la igualdad de género para las mujeres, niñas, diversidades y disidencias sexuales y de género, tanto en el ámbito público como privado”.

¿Qué ocurre con la “propiedad privada”? La expresión, como tal, no aparece en la Constitución. Sí aparece “propiedad” cuando se habla del “derecho de propiedad” o cómo “adquirir la propiedad, su contenido y sus límites y deberes, conforme a su función social y ecológica”.

La voz del pueblo

Finalmente, la ciudadanía chilena desatendió y/o desobedeció la petición de Gabriel Boric, presidente de la República de Chile, de “escuchar la voz del pueblo”. Pregunta: ¿por qué –el populismo que no cesa- la Constitución es, por decreto presidencial, “la voz del pueblo”? “Apruebo” o “Rechazo”, se leía en la papeleta del plebiscito. Resultado: el 61,9% de un censo de 15 millones marcó “Rechazo”. ¿De qué pueblo habla Gabriel Boric?

El presidente de Chile, Gabriel Boric. EFE/ Isaac Esquivel

A pesar del resultado obtenido en las urnas, los partidarios del “Apruebo” se han comprometido a someter la Constitución a un nuevo plebiscito. Se creen imprescindibles. Las pasiones estomacales y el trágala, se decía más arriba. ¿Por qué –visto el resultado del plebiscito- el Presidente no dimite? Eso sí que sería “escuchar la voz del pueblo”.

Fotografía

Esa foto –ese retrato- publicada por El País (2019) en que Pablo Iglesias aparece pegadito a Gabriel Boric: el español sonríe y el chileno mira al infinito. El populismo los crea y ellos se juntan. También, en España.

Y a Pedro Sánchez, que le tomen la delantera, le quita el sueño.