El PSOE en la diana de Podemos
Podemos ha decidido anticipar el resultado de la campaña electoral situando, como indican todas las encuestas, al PSOE en tercera posición detrás de su formación. Podemos consigue su objetivo propuesto, provocar que el PSOE se vea obligado a tomar partido y decidir apoyar un gobierno con el PP o con ellos.
De esta forma, Podemos traza uno de los ejes de la campaña electoral que más daño puede hacer al PSOE y que será una de las bases del próximo debate electoral televisado. La cuestión que formulará al PSOE es si será capaz de traicionar a la izquierda, en el momento de tener que llegar a una política de pactos tras las elecciones.
Planteará a Sánchez si está dispuesto a hacer un frente común contra el PP y sumarse a ellos para edificar una gran coalición. Insistirá hasta la saciedad en que el gran proyecto para España es una social democracia renovada desde la izquierda, apostando por una España plurinacional, que implicará reconsiderar la Constitución y reformar buena parte de las instituciones y sus objetivos.
Una coalición capaz de parar a Europa con su política de recortes. Expondrá que en poco más de dos años se ha consolidado un nuevo sistema de partidos, en los que deben diluirse los viejos hasta desaparecer. Podemos insistirá, una y otra vez, en que, si los viejos comunistas se han unido a ellos, lo mismo debería hacer la socialdemocracia del PSOE.
De esta forma quedará el PSOE, como un nuevo Gulliver, atrapado por los finísimos hilos de la conciencia, sin capacidad de moverse. Ser de izquierda significa siempre estar en contra de la derecha. Cuerdas diminutas, pero cientos de ellas, que impedirán al PSOE hacer un paso a favor de la gobernabilidad junto a PP y Ciudadanos.
Podemos incluso planteará, para agotar su resistencia a un pacto de PSOE con el PP, que con ello sólo conseguirán retrasar lo inevitable: el imparable ascenso de Podemos al poder en dos o cuatro años. En definitiva, Podemos pretende ahogar al PSOE en un mar de dudas que le impida tomar la decisión por sí solo.
En este contexto de gran presión psicológico/política en la que se encuentra el PSOE, el partido de Sánchez no debe olvidar que es la segunda fuerza política española en parlamentarios y con un gran número de regidores, y alcaldes, y que buena parte de este capital político no aspira a doblegarse a la lógica de lo inevitable que intenta acuñar Podemos. No debe olvidar que sus electores buscarán en el PSOE una tercera opción, como salida a la situación de bloqueo propiciada por el PP y Podemos.
Una vía que no sea de política binaria, de blanco y negro, como la que Podemos propugna para radicalizar las elecciones. No debe olvidar que muchos electores nuevos votarán a PSOE, si garantizan que serán ellos, aunque sean segundos o terceros, los que pondrán las condiciones para consolidar el nuevo gobierno. PSOE debe ser capaz de explicar que representa el voto útil frente el radicalismo inmovilista del PP y el radicalismo social de Podemos.
Sánchez debe lograr explicar, en el debate televisivo, que las elecciones no van de dos, como lo intentarán Rajoy e Iglesias, sino que va de tres, ya que la lógica de la lista más votada no va a ser respetada, como así quedó demostrado en las negociaciones por alcanzar gobierno en las anteriores.
En definitiva, sólo si, tras el debate televisivo, los españoles contemplan que hay tres opciones a las que hay que votar, Sánchez conseguirá disipar y resolver el dilema que algunos pretenden alimentar desde Podemos.