El Santander retrasa el cierre del semestre

Alardeaban la mayoría de las entidades financieras de su sobrada capacidad para hacer frente a las provisiones que debían aportar para hacer frente a los dos reales decretos –el de febrero y el de mayo– de saneamiento de sus activos inmobiliarios. Esos 85.000 millones para cubrir las más que probables minusvalías. Pero las circunstancias de la situación económica han cambiado de forma radical, y las cosas ya no se ven con tanto optimismo.

Concepción Dancausa, la presidenta de Bankinter, lo dejaba caer esta semana para justificar los casi 23 millones perdidos en el segundo trimestre al haber cubierto el 100% las provisiones exigidas por los dos reales decretos. “Cosa que en otros bancos aún están preguntándose cómo hacer”, en un aviso a navegantes que deja entrever las dificultades que más de uno va a tener para cubrir esos 85.000 millones.

Circunstancias cambiantes que no dejan un solo dato positivo. Además del rescate financiero de hasta 100.000 millones –los 30.000 primeros llegarán a la caja del Frob antes de que acabe julio– cuyas condiciones, recogidas en Memorando, acaban de firmar los ministros de Finanzas del Eurogrupo, no existe prácticamente nada que avale el optimismo inicial de las entidades acerca de la aportación de esas provisiones. Y el rescate solicitado por la Generalitat Valenciana al Gobierno, al que seguirán otras autonomías, lo viene a certificar.

Desde que el Ejecutivo aprobó el segundo de estos reales decretos, la prima de riesgo ha subido un 50%. Rondaba los 400 puntos básicos a mediados de mayo, y ahora supera ya los 612 puntos básicos, y el interés del bono a 10 años está ya en el nivel inaguantable para cualquier Estado del 7,3%.

Desde entonces, la mayoría de estas entidades se han visto forzadas por parte del Estado a cubrir, prácticamente en solitario, las emisiones de deuda pública para evitar que la huida de los inversores extranjeros amenazaran con dejarlas desiertas y, además, la fuga de depósitos por parte de los inversores no para de aumentar. Bankinter, el único banco que ha presentado los resultados hasta junio, reconocía que en el segundo trimestre habían salido 600 millones de las cuentas, agujero justificado por Dancausa por la bajada del rating de la deuda, tanto del Estado como de las propias entidades.

Que las provisiones no resultan tan fáciles de aportar como algunos presumían lo demuestra el Banco Santander. Hace tres meses, cuando presentó los resultados del primer trimestre, el consejero delegado de la entidad, Alfredo Sáenz, reconocía que la entidad presidida por Emilio Botín no había realizado provisión alguna por el primero de los reales decretos, pero que estaba todo controlado. Que entonces les faltaban unos 1.000 millones de euros después de impuestos para cumplir con el referido real decreto, y que la aportación se realizaría en el transcurso del año.

Tres meses después, a esos 1.000 millones netos que supuestamente quedaban hay que sumar los 2.700 millones brutos del segundo de los reales decretos. Un total de 5.000 millones antes de impuestos. Y ha tenido que esperar al 19 de julio para cerrar las cuentas del semestre que presentará la próxima semana.

Demora obligada por el hecho de que los 490 millones de euros brutos, obtenidos por la venta a Abbey Life, filial del Deutsche Bank, de la cartera de seguros de vida del Santander en España y Portugal, se van a destinar a cubrir parcialmente las provisiones pendientes de registrar al cierre de las cuentas hasta el pasado mes de junio derivadas de los dos reales decretos-leyes.