El tren de la bruja

Extremadura necesita sacarse de encima a un presidente que entre PSOE y Extremadura, siempre elige PSOE para mantener su sillón

El presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara (i), el presidente del del Principado de Asturias, Adrián Barbón (c), y la presidenta del Gobierno de Navarra, María Victoria Chivite Navascués (i), durante la XXI Conferencia de President

Extremadura tiene un déficit de infraestructuras histórico que cada día que pasa es más vergonzoso. Esto es así y lo sabe ya cualquier español, viva donde viva. Cualquier ciudadano de Extremadura sabe que el único tren con absoluta certeza de empezar y acabar el viaje sin sufrir averías y con más o menos celeridad es el tren de la bruja, el que visita las ferias de todos los pueblos de la región. Es el único.

Si quieres encontrar otro tren que funcione, otro que conecte Extremadura con el resto de España en condiciones competitivas tanto para los pasajeros como para los productores en el caso de mercancías, no lo vas a encontrar. Imposible.

Miles de millones de euros gastados en alta velocidad en España. Sin embargo, Extremadura aspira, en el mejor de los casos a medio plazo, a un tren rápido de cercanías, un Badajoz- Plasencia, continuando por los siglos de los siglos con la desconexión absoluta con el resto del país.

Premiar a Cataluña en detrimento de Extremadura

Cualquiera que lea esto pensará que en Extremadura debe haber una auténtica revuelta social con el asunto. Que este déficit que ya es una falta de respeto, generará quejas continuas de los gobernantes. Nada más lejos de la realidad. El Presidente extremeño vive del buenismo, vive de hacer declaraciones en las que no dice nada deslizando su rendición absoluta a Sánchez y a su estrategia de premiar a Cataluña en detrimento de regiones como Extremadura.

Si cuando gobernaba Rajoy el problema era de primer nivel y se situaba en todos los altavoces mediáticos del Gobierno regional, desde que Sánchez accedió por la puerta de atrás a la Moncloa, en Extremadura se apagaron los altavoces y no volvimos a manifestarnos en Madrid ni en ningún sitio. Se acabó.

Si en 2018 cuando se aprobaron los Presupuestos Generales del Estado fue noticia regional que en una de las fichas presupuestarias se hablaba de 2021 como fin de la obra de la alta velocidad entre Madrid y Extremadura, con estos presupuestos de 2021 se silencia que en una ficha similar ya se hable de 2027. Y se silencia y oculta que en 2027 tampoco pasará porque esas cuentas aprobadas no apuestan por la alta velocidad en Extremadura.

Extremadura, sin empleo, desconectada y subdesarrollada

Mientras el Presidente extremeño se congratula y da la bienvenida a las inversiones multimillonarias en otras regiones siempre beneficiadas o silencia la falta de aplicación de los fondos europeos para acabar de una vez por todas esta infraestructura tan absolutamente necesaria, en Castilla la Mancha no se mueve una traviesa, no se mueve un metro de tierra, no hay previsión de que se haga y Extremadura seguirá muchos años aún desconectada del resto del país.

Esto convendrán conmigo que es dramático. Una tierra desconectada, una tierra sin inversiones es una tierra condenada al subdesarrollo. Es una tierra condenada al desempleo estructural. Porque Extremadura no lidera las inversiones recibidas por el Estado, pero lidera el desempleo en nuestro país o lidera según la Comisión Europea el deshonroso puesto de ser la región española con menos inversión en innovación.

El socialismo ha condenado a Extremadura. Así de duro y cierto. Una región que cierra los rankings de empleo , innovación , riqueza o inversión del Estado pero lidera el que le gusta a Sánchez y Vara: el de votos al PSOE. Y mientras esto pase nuestro futuro como extremeños estará muy ligado al que tenía Andalucía antes de la llegada de Moreno Bonilla al gobierno andaluz.

No ser una región BlaBlaCar

Extremadura merece más. Para empezar, merece gobernantes cuya prioridad sean sus ciudadanos y no salvar su puesto con su comportamiento servil al gobierno central. Y para seguir, necesita inversión. Necesita conectarse al resto del país. Necesita apostar por la empresa privada. Necesita recetas liberales, impuestos más bajos. Necesita más libertad y menos intervencionismo en una comunidad autónoma en la que todo pasa por la administración regional socialista y por la condescendencia subvencionada y agradecida.

Y los extremeños merecen más. Merecen unas comunicaciones dignas, por ferrocarril, avión o carretera y no ser una región BlaBlaCar. Merecen unos gobernantes que no se rían de ellos en cada declaración pública, merecen poder plantearse su futuro en su región, sin tener que irse como tienen que hacer ahora 4000 jóvenes o esos 38.000 cacereños que se van a trabajar fuera de la región cada año.

Los extremeños merecen que los fondos europeos no vuelvan a pasar de largo de nuestra región, que el déficit de inversiones en parte se compense tanto con los 140.000 millones de euros del Fondo de Transformación y Resiliencia como con los fondos estructurales 21-27.

Un presidente cobarde

No es admisible para ningún extremeño que entre 2008 y 2020, en trece años, el AVE Madrid-Extremadura haya tenido una inversión de 1.691,68 millones de Euros y que aún requiere mucho más para concluirse, justo la misma cantidad, 1700 millones de euros, que se han comprometido con Cataluña y que a buen seguro e ejecutarán con mucha mayor celeridad y diligencia que en el caso extremeño. Eso es lo que al extremeño le duele por dentro porque no se lo merece.

Y una cuestión es meridiana. Lo que sin duda no merecemos es un Presidente que viva pendiente de no molestar a Sánchez y que nunca exigirá esas infraestructuras que necesitamos todos, porque él necesita su sillón. Y es incompatible. Los maleteros ya le resultan incómodos a quien, cuando tiene que elegir entre PSOE y Extremadura, siempre elige PSOE.