Es posible acelerar el crecimiento
Los últimos meses se incrementan las informaciones que explican que la recuperación económica es una realidad. Sin embargo, a pesar de la mejora de los indicadores macroeconómicos la recuperación no es percibida por las familias y las pequeñas y medianas empresas que configuran la columna vertebral de la economía española.
Todo apunta que la recuperación a nivel generalizado tardará en llegar a menos que se actué con decisión sobre el proceso de la generación de empleo.
Actuar sobre los elementos que permiten acelerar la creación de empleo es tarea multifactorial y está íntimamente ligada, entre otros, a aspectos asociados al modelo de gobernanza de los estados, al entramado jurídico, al apoyo al emprendimiento, a la existencia de un mercado no intervenido, a la capacidad en I D i, al uso intensivo de las TIC, y a la capacidad de generar tecnología.
Pero entre todos ellos, hay que prestar especial atención a los asociados intrínsecamente a las organizaciones. En concreto, a su modelo de organización y estilo de liderazgo; a su capacidad de innovación; y a la disponibilidad de recursos para afrontar los procesos de actualización de las infraestructuras, a potenciar e incrementar el capital humano, a abordar las exigencias del crecimiento; y financiar el circulante.
Los recursos financieros son un elemento primordial para acelerar el proceso de crecimiento. Por ello, su no disponibilidad ralentiza el proceso, más allá de lo comprensible e impide aprovechar todas las oportunidades que se derivan de la mejora macroeconómica.
Actuar para conseguir que el crédito llegue al sistema productivo es algo tan ampliamente solicitado, como a su vez restringido, ya sea por los bajos volúmenes que se ponen a disposición de las empresas, o por los elevados tipos de interés en comparación con otros países de la eurozona. Pero la no accesibilidad rápida y competitiva a los recursos financieros, no debe impedir que se actué decididamente en los otros aspectos.
Entre los elementos acelerados del proceso de crecimiento y la creación de empleo habría que prestar mayor atención a mejorar la competitividad fundamentada en la extracción de productividad a las tecnologías de la información, ya que España ocupa la posición 38 en el Global Information Technology Report 2013 elaborado por el World Economic Forum.
Esta es una de las asignaturas pendientes de la economía española a pesar de que, según el informe La Sociedad de la Información en España 2013, existen 26 millones de móviles con Internet.
El 53,8% de la población entre 16 y 74 años accede a Internet a diario y las redes sociales han sido interiorizadas por el 64,1% de los usuarios de internet. Las personas, y muy especialmente los jóvenes, saben extraer el máximo potencial a los útiles tecnológicos en sus actuaciones personales, pero al pasar de la esfera personal a la profesional esa capacidad se difumina. Solucionarlo debería ser una de las prioridades de toda organización.
Lograr que los miembros de la organización sepan extraer la capacidad productiva a las tecnologías depende, en gran parte, del estilo de liderazgo de cada organización.
Sin directivos con capacidad de comunicar, de generar confianza, de definir objetivos claros y acotar plazos, sin voluntad de otorgar autonomía a los colaboradores para asumir responsabilidades y aceptar riesgos, las personas no aportan su talento y capacidad.
Son las organizaciones que han dado el paso del directivo al líder, las que consiguen una mayor involucración del capital humano, y en las que el proceso acelerador del crecimiento puede germinar gracias a la innovación.
Se trata de un proceso innovador que debe enfocarse al producto para dotarle de valor diferencial y de la capacidad de sorprender al comprador. Para ello, se debe actuar tanto a nivel de la concepción, diseño, implantación y comercialización del producto, como sobre los materiales, tecnologías, maquinarias, equipos e instalaciones empleadas; sin olvidar introducir ajustes en la organización para lograr la fidelización y la participación creativa del equipo.
De buen seguro, las organizaciones pueden avanzar y cambiar las tendencias en cuanto al ritmo de la recuperación. El crecimiento de un 3,1% (3,4% en Catalunya) del índice de producción industrial del mes de febrero, evidencia el compromiso y determinación de una gran parte del sistema productivo.
Pero no es suficiente si las actuaciones no van acompañadas de aquellas otras responsabilidades de las administraciones y sin un sistema financiero próximo a las empresas y a la economía no especulativa.
Acelerar el ritmo de crecimiento, disminuir la tasa de paro y aumentar el índice de éxito de los emprendedores debería ser posible. Hacerlo o no requiere de personas con capacidad de atreverse a tomar decisiones complejas y con voluntad de buscar nuevas soluciones.