España se retira del País Vasco

Conseguirán que la salida de España del País Vasco y Cataluña se complete en los próximos años, no hará falta ningún referéndum de independencia

Que la salida de España del País Vasco se está acelerando con el Gobierno de Pedro Sánchez es un hecho que solo los despistados y quienes se lo hacen están dispuestos a negar. No es un proceso nuevo, cierto. Viene de lejos. Los diferentes gobiernos del PP y del PSOE han contribuido, cado uno a su manera, a engordar el monstruito nacionalista que tanta gracia les hacía antes y tan poca ahora. Fueron gobiernos que vieron cómo España pasaba a llamarse Estado. La tortilla, si no era francesa, era estatal, como el campeón ciclista con el maillot rojo y gualda, lo mismo que cualquier río de la península situado geográficamente al sur del Ebro. Y qué decir de la selección de fútbol, que niega nuestra identidad balompédica como vascos. Que no se acerque más allá del campo del Sardinero, dicen desde Sabin Etxea.

Anécdotas que no pueden elevarse a la categoría de noticia. No exageremos. Los nacionalistas son un poco suyos, es verdad, pero nos dan los apoyos para gobernar. Y así un gobierno tras otro, una legislatura tras otra, se ha ido pagando el precio más alto que un país puede pagar: su paulatina salida, su escalonada retirada, la arriada de casi todas sus banderas de un territorio y todo cuanto ello significa. Nada que pueda identificarse con España es bien recibido en el País Vasco gobernado por el PNV. Ya lo dijo en un mitin de los de jersey sobre los hombros su presidente, Andoni Ortúzar: “Nosotros no somos españoles ni por el forro”. Y por eso, un suponer, el Lehendakari Iñigo Urkullu no quiere ver a la UME ni en pintura ni acude a recepciones de fiestas nacionales que no sean estrictamente vascas.

«Lo que nos viene ahora es otra cosa»

Pero esto no es nada en comparación con lo que nos espera. Vale que el PNV ha ido siempre a lo suyo y se la ha jugado a todos los gobiernos (especialmente al de Mariano Rajoy) cuando ha visto una oportunidad mejor. Pero lo ha hecho siempre con el fin de aprovechar su momento para perpetuarse como régimen y tener así el control social del País Vasco. Y como le ha ido bien y además parecía que nos hacía un favor, ha aceptado las reglas de juego. Las aprobadas por el llamado régimen del 78.

Lo que nos viene ahora es otra cosa. Y viene a la misma velocidad que España se retira del País Vasco, porque viene a ocupar su espacio. Se llama Bildu. Pero antes se ha llamado de mil maneras diferentes para disimular lo que todo el mundo sabía y sabe: que son los defensores de la estrategia asesina de ETA. Un pequeño detalle que el Gobierno de Pedro Sánchez oculta debajo de una corbata en este agosto en el que arde hasta la memoria: Nos dicen que Franco murió en el 83 y casi casi gracias a ETA.

Que la organización terrorista ha desaparecido. Que el acercamiento de presos de la banda con delitos de sangre y no arrepentidos, que se acogen ahora al tercer grado penitenciario, se produjo también con Aznar. Que las agresiones a jóvenes, como el hijo del líder el PP vasco, Carlos Iturgaiz, son hechos puntuales. Que llenar las plazas con pancartas a favor de los presos de ETA son cosas de las fiestas de verano… Como ha dicho Fernando Savater recientemente, “ETA luchó por algo y ahora estamos en ese algo”.

Modificación del modelo de Estado

Y ese algo no es otra cosa que la modificación del modelo de Estado (ahora sí) a través de una nueva Constitución como consecuencia de una crisis constituyente. Pedro Sánchez sabe que solo con fuerzas como Esquerra Republicana de Cataluña y su inseparable camarada en la batalla, Bildu, podrá garantizarse su continuidad al frente del Gobierno de lo que quede de España. Porque esas fuerzas le pedirán el cambio de la jefatura del Estado y le apoyarán como nuevo presidente de la III República.

Esas fuerzas conseguirán que la salida de España del País Vasco y Cataluña se complete en los próximos años. No hará falta ningún referéndum de independencia. Habrán ganado simplemente por incomparecencia del rival.

¿Les parece exagerado lo que digo? Acabo de escuchar a Patxi López decir que gracias a los pactos con Bildu el PSOE ha conseguido, entre otras cosas, “los estados de alarma que durante la pandemia salvaron a millones de personas y que el PP no quería”. Recordemos que esos estados de alarma fueron declarados inconstitucionales por el Tribunal de Garantías. Pero ese no es más que otro pequeño detalle que no debe impedir que la política de pactos siga avanzando en este país llamado Estado.