La bicefalia enturbia la integración de Cívica con otra entidad

 

Antonio Pulido, por un lado, y Enrique Goñi, por otro. Andaluces y navarros se unieron en Banca Cívica un tanto contra natura, sobre todo por esa tardía entrada de la sevillana Cajasol con su excesiva exposición al negocio inmobiliario, y ahora los particulares intereses de cada uno de los copresidentes vuelven a salir a la palestra con motivo del necesario acuerdo de fusión o integración con otra entidad. Da la impresión de que cada uno, con sus colaboradores más afines, está jugando su propia partida para quedar en la mejor posición y mantener el mayor poder posible.

Caixabank parece, sobre el papel, la más interesada. Al menos es la única que ha reconocido públicamente su interés, pero la propia Banca Cívica se ha apresurado a señalar que existen “distintas alternativas en fase de estudio sin que se haya llegado a ninguna concreción, especialmente en cuanto a la valoración de las compañías”.

Entre esas otras alternativas, los navarros han reactivado la opción Kutxabank que, como en el caso de La Caixa, contaría con el beneplácito del Gobierno presidido por Mariano Rajoy al no tener que contar con avales ni recibir ayudas públicas vía Esquema de Protección de Activos (EPA).

Pero, en su contra, el banco de las tres cajas vascas mantiene una excesiva dependencia política. Las diputaciones y los ayuntamientos siguen controlando los órganos de la BBK, la Kutxa y Vital, lo que significa que Bildu podría haber elegido a los seis miembros que podía elegir Guipúzcoa para ocupar un asiento en el consejo de Kutxabank. No lo pudo hacer por la alianza entre PNV y el PP, que además de Bildu dejó fuera también al PSE.

Pero, en el fondo, lo de siempre. El dinero. La oferta que finalmente se ponga sobre la mesa. Banca Cívica fue valorada en 1.342,3 millones de euros de cuando inició su periplo bursátil el pasado 21 de julio de 2011, y había venido perdiendo posiciones hasta llegar incluso a situar su capitalización, en algún momento puntual, por debajo de los 1.000 millones.

Pero los rumores sobre su fusión con La Caixa han cambiado la tendencia negativa seguida hasta el pasado viernes. En lo que llevamos de semana el volumen negociado de sus títulos se ha triplicado favoreciendo la subida del valor hasta los cerca de 2,4 euros por acción, muy cerca ya de los 2,7 euros cotizados en la salida a Bolsa de julio.

Los recelos entre Pulido y Goñi vienen de lejos. Desde el principio. Desde el momento en que el Banco de España, en noviembre de 2010, impulsó de modo decidido la entrada de Cajasol en Cívica. A Goñi le cambiaron los esquemas. De ser la única cabeza visible a tener que compartir presidencia con Pulido. Y lo peor, que Cívica tuvo que recurrir al Frob para cubrir, entre otras cosas, esa gran exposición al ladrillo que aportaba Cajasol. Exposición que, tras el Real Decreto de saneamiento financiero del Gobierno, requerirá de 1.248 millones de provisión adicional y de otros 783 de buffer de capital.

Coberturas altas debido a la escasa aportación realizada hasta ahora por sus activos adjudicados. Tan solo un 38% por sus suelos o las promociones terminadas o un 16% por la vivienda terminada. Tampoco hay que olvidar ese 50% de crédito promotor problemático, con 2.033 millones calificados como dudosos o los 2.778 millones todavía en subestándar.