La cohesión atlántica

En este período de incertidumbres, en el que Rusia pudiera estar probando la cohesión interna de la OTAN, parece necesario, para la estabilidad y la paz en Europa, mantenerse firmemente anclados a los compromisos con nuestros aliados

Vivimos fechas de creciente tensión en el este europeo, con un incierto pronóstico sobre las actuaciones de Rusia en las inmediaciones de la frontera de Ucrania, so pretexto del acercamiento de este país a las alianzas occidentales, singularmente a la OTAN. Los esfuerzos diplomáticos continúan, al objeto de desactivar esta crisis y acometer el desencuentro mediante procedimientos de diálogo.

En el último encuentro entre el Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken y el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, mantenido el pasado viernes, el representante ruso hizo entrega de una demanda escrita al estadounidense con la exigencia de detener la continuación de adhesiones de países del este europeo, vecinos de Rusia, a la OTAN. Al propio tiempo, el ruso exigía la retirada de las fuerzas y sistemas de armas de la OTAN de los países vecinos a la propia Rusia, aun siendo miembros de esta alianza defensiva, como es el caso de la Fuerza Avanzada Reforzada, desplegada en Letonia, la Policía Aérea del Báltico, desplegada en Lituania, o la Policía Aérea Reforzada, desplegada en Rumanía, aunque se anuncia una nueva ubicación para la misma en Bulgaria.

La fragata Blas de Lezo zarpa del Arsenal Militar de Ferrol para dirigirse al mar Negro ante la escalada de tensión entre Rusia y Ucrania. EFE/ Kiko Delgado

Todas estas demandas son inaceptables para la OTAN y para los Estados Unidos, que alegan la soberanía de todos estos países para tomar determinaciones de manera soberana sobre lo que consideran necesario para su propia seguridad y defensa. Por su parte, Rusia afirma sentirse amenazada por la presencia de la OTAN tan cerca de sus fronteras. Esta percepción de amenaza es la que alega para justificar sus actuaciones, que, en ocasiones, acaban siendo hostiles, como sucedió en 2014, cuando invadió Ucrania con soldados desprovistos de sus divisas identificativas como soldados del Ejército ruso.

La crisis de Ucrania, que de momento contempla el despliegue de unos 100.000 soldados rusos en las proximidades de la frontera ucraniana, así como el anuncio de importantes ejercicios navales a realizar en el Ártico, el Báltico, el Mar Negro, el Índico y el Pacífico, por parte de la armada rusa en cooperación con la china e iraní en algunos casos, vienen precedidos de la crisis migratoria que en noviembre se registró en la frontera entre Bielorrusia (aliado de Rusia) y Polonia, así como de la mencionada invasión de la propia Ucrania por parte de Rusia en 2014, cuando Rusia se anexionó la península de Crimea, alegando el carácter ruso de los ciudadanos de dicha península.

En la propia Ucrania, existe una región en su parte oriental fronteriza con Rusia, la región de Donbás, en donde existen movimientos secesionistas de carácter prorruso, que podría ser ocupado por Rusia para garantizarse un corredor de comunicación con Crimea a lo largo del litoral norte del Mar de Azov. Otra opción plausible, con la que podría conformarse Moscú, sería la de un relevo en el Gobierno de Ucrania por otro más afín a los postulados rusos y menos proclive al acercamiento a Occidente.

El paso al frente del Gobierno

Mientras esto se produce, el Gobierno de España ha dado un paso al frente haciendo un gesto de respaldo a las posiciones de la OTAN en esta crisis, inmediatamente después de la visita de nuestro Ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, a Washington, donde se entrevistó con su homólogo en la Administración estadounidense, el Secretario de Estado Antony Blinken. Con él trató tanto este asunto así como el del Sáhara Occidental.

La orientación preferente de los Estados Unidos de Norteamérica hacia el escenario del Indo-Pacífico, como consecuencia del papel crecientemente hegemónico de China en dicho escenario, así como los crecientes focos de tensión citados en el este de Europa, en las fronteras de Letonia, Polonia y Ucrania, bajo presión rusa,  ponen de manifiesto la imperiosa necesidad de que la Unión Europea asuma de manera convencida y pragmática la necesidad de acometer de forma decidida una revisión de sus capacidades defensivas.

Reunión de los países que forman la OTAN

El concepto de autonomía estratégica, recientemente inevitable en todos los foros en los que se trata el asunto de la Defensa en el ámbito europeo, es interpretado por algunos analistas como la posibilidad de emanciparse del vínculo transatlántico y distanciarse del aliado estadounidense, identificando, en ocasiones, autonomía con independencia o soberanía. Este vínculo transatlántico es mayoritariamente compartido por los países de la Unión Europea en el marco de la OTAN.

España siempre se ha posicionado en el impulso del protagonismo de la Unión Europea en el ámbito internacional y de su búsqueda y creación de una identidad propia consistente y eficaz a nivel global. También se ha posicionado significativamente en la defensa de la existencia de la OTAN como organización política de carácter defensivo en la que se defienden colectivamente los principios de democracia, estado de derecho y derechos humanos.

Unidad de las alianzas defensivas

Durante el primer semestre del año que comienza, la Presidenta de la Comisión Europea tiene previsto convocar una cumbre europea sobre seguridad y la OTAN tiene programada su cumbre anual para el mes de junio en Madrid. Esta cumbre anual 2022, la Cumbre de Madrid, será el escenario para el debate y ratificación de un Nuevo Concepto Estratégico de la OTAN, al que no serán ajenos ninguno de los aspectos citados. Ni China, ni Rusia, ni la autonomía estratégica de la Unión Europea.

Todo ello ocurre mientras nos acomodamos al nuevo escenario en el que el Reino Unido ha abandonado la Unión Europea, debilitando la capacidad militar de la misma y en el que Francia asimila el impacto de la cancelación de un gran contrato con Australia como consecuencia del nacimiento de la Alianza entre Australia, el Reino Unido y Estados Unidos en el denominado AUKUS, así como el abastecimiento de gas procedente de Rusia hacia la Unión Europea se mantiene como un factor relevante a tener en cuenta en el desenlace de esta crisis.

En este período de incertidumbres, en el que Rusia pudiera estar probando la cohesión interna de la alianza, parece necesario, para la estabilidad y la paz en Europa, mantenerse firmemente anclados a los compromisos con nuestros aliados garantizando la cohesión de nuestras alianzas defensivas, tanto la europea como la atlántica.