¡La Generalitat no cumple!
Hace dos años todos los partidos políticos con representación en las Cortes Valencianas se hicieron la foto firmando el Pacto Valenciano contra la Pobreza (PVCP). Una iniciativa de la Coordinadora Valenciana de Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo (CVONGD) y de la Plataforma Pobreza Cero. El acuerdo consistía en cumplir varios compromisos. El principal, destinar el 0,7 % del presupuesto consolidado de la Generalitat a Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD).
Los datos remitidos por el Gobierno de España son claros. La Generalitat Valenciana no cumple ni de lejos su promesa. Y lo que es peor, las aportaciones han ido menguando en los últimos cuatros años. No se trata de política ni de manipular datos. Las cifras son claras, y fiables. Provienen del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, y están basadas en una contabilidad estándar aprobada por el Comité de Ayuda al Desarrollo, de la OCDE.
El informe de seguimiento del pacto concluye que la Cooperación al Desarrollo es tradicionalmente percibida por el Gobierno Valenciano como una reserva para hacer frente a otras obligaciones que nada tienen que ver con la ayuda al desarrollo. Una tendencia creciente que han denunciado las ONG y que tuvo su máxima expresión antes de la crisis, en 2007, año en que se dejaron de ejecutar, o recortaron más de 34 millones de euros correspondientes al presupuesto de la AOD. Un desfase que en el año 2009 ascendió a más de 26 millones.
No me extraña que las CVONGD exijan la máxima transparencia en la ejecución de los presupuestos para que éstos dejen de fluctuar sin control, utilizando para su definición los criterios reconocidos internacionalmente. Y que de una vez por todas se cumpla con el 0,7% que marca la Ley Valenciana de Cooperación.
Tampoco hemos cumplido ni ahora ni antes, cuando éramos más ricos, según decían nuestros gobernantes, en destinar al menos el 30% del presupuesto de la AOD a los países menos avanzados, priorizando el 20% para las zonas con un menor índice de desarrollo humano.
Sé que a nadie le gusta escuchar estas noticias. No tienen tirón. Pero son reales y forman parte de la economía valenciana, de su evolución y de su solidaridad. Aunque hablar hoy de desarrollar criterios de Compra Pública Ética como establece el Pacto Valenciano contra la Pobreza y la Ley Valenciana de Cooperación, suena un poco a risa. Cuando el Presidente de todos los valencianos será juzgado por sus propios ciudadanos, acusado de recibir regalos en forma de trajes, de una trama de corrupción. Un hecho sin precedentes.
Pero no me quiero desviar del tema. Ojalá alguna vez se pudiera utilizar el comercio justo como herramienta de cooperación desde el consumo responsable, también desde la Administración. Un mecanismo válido para la lucha contra pobreza y el desarrollo sostenible que nos ayudaría a todos.
Supongo que llegará el día en que eso ocurra. Al igual que hay cada vez más empresas públicas y privadas que tienen en cuenta la ecología y el medio ambiente, algo impensable hace unos pocos años.