La idea «loca» de la lista soberanista sin políticos

La efervescencia, de nuevo. Los ánimos y el golpe de pecho. El movimiento soberanista catalán ha recuperado brío y entiende que puede lograr un acuerdo que le acerque, ahora sí, al objetivo soñado: una declaración de independencia en el Parlament, con una gran mayoría detrás.

Las entidades independentistas, como la ANC y Òmnium Cultural —¿a qué se dedica exactamente esta última?, ¿no se articuló para la defensa de la lengua y la cultura catalanas?— han propuesto, anque con algunos matices, una lista independentista sin políticos.

Y Artur Mas, que no sabe qué hacer, se ha visto obligado, en aras de un posible consenso, a aceptarlo, presionando a Oriol Junqueras, el presidente de Esquerra, que, por lo menos, ya no rechaza por completo la posibilidad de una gran lista soberanista.

¿Por qué todo ésto? ¿Por qué una idea tan «loca», en palabras de Muriel Casals, la presidenta de Òmnium? Pues porque llega, como un tren, el tan temido frente de izquierdas, que, aunque todavía sin líder, podría trastocar toda la política catalana.

Ante la convicción de que Podemos, con ICV-EUiA y Procés Constituent, formará una lista como la que lideró Ada Colau con Barcelona en Comú, el soberanismo cree que no puede permitirse el lujo de no presentar batalla con un instrumento parecido: una gran lista soberanista. Por el camino, además, busca la implicación de Esquerra Republicana, que podría tener la tentación de apoyar ese frente de izquierdas: en Barcelona apoyó la investidura de Ada Colau.

Todo, oficialmente, es muy bonito, y positivo. Los dirigentes de Convergència se muestran radiantes, pero otros miembros de la cúpula todavía no saben qué cara poner. Resulta que los políticos, ahora, son secundarios, y que los partidos tampoco cuentan. Es el mundo al revés.

En el fondo, las entidades lo que desean, –la ANC sí defiende la incorporación de algunos dirigentes– es que no esté presente ni Mas ni Junqueras. El resto sí pueden enrolarse en la lista. Y, en función de el apoyo electoral, si pueden forman gobierno, ya llamarán a los dos principales líderes para que formen parte del Ejecutivo, mientras que el President, que debe salir de los escaños del Parlament, podría adoptar un papel más representativo.

Esa es ahora la hoja de ruta del independentismo, que se ha dado cuenta de que corre por detrás del frente de izquierdas, o de Ciudadanos.

Se trata de un nuevo cuento. De una nueva intentona, que deja boquiabiertos a muchos dirigentes y cuadros convergentes, que dan la razón a Duran Lleida, cuando calificó de «comedia» esa pretensión de una lista sin políticos.

Rien ne va plus. El 27 de septiembre se acerca.