La política-ficción catalana

En Cataluña se emplea la política-ficción como una forma continua de actuar, en muchas ocasiones cualquier decisión afecta a otras siete que, a su vez, distorsiona otros 14 movimientos posibles

La política del día a día, no la de las grandes estrategias, tiene un nivel de equilibrio y vasos comunicantes que en ocasiones hace absolutamente imposible que pueda moverse con holgura e independencia. Es lo que tiene la consecuencia de un acto en los próximos días. Una decisión afecta a la siguiente decisión. Todo queda afectado.

La ruptura del gobierno de la Generalitat tiene mucho de eso. A parte de que en Cataluña se emplea la política-ficción como una forma continua de actuar, en muchas ocasiones cualquier decisión afecta a otras siete que, a su vez, distorsiona otros 14 movimientos posibles. Algunos ya dan todo por imposible y no muestran interés por nada. Pero se equivocan. Les puede asegurar que lo que ocurre en la vida política catalana es el argumento de un novelón.

El momento que han decidido romper su relación de gobierno ERC y JxCat es el mejor para que todo sea imposible. Más drama. Las elecciones municipales están a menos de siete meses y los ayuntamientos necesitan de su relación con los distintos consellers para mostrarse como buenas opciones de liderar los siguientes mandatos municipales.

A los alcaldes de JxCat, por ejemplo, este escenario les preocupa y mucho. Por eso, al menos en Barcelona, no se romperá el gobierno de coalición que mantiene la Diputación presidida por la alcaldesa de L’Hospitalet, la socialista Nuria Marín. Esta institución es de los pocos espacios de poder que mantiene el partido de Borràs/Turrull y que es fundamental para las inversiones municipales del próximo año. A Laura Borràs siempre le generó un mal de estómago está colaboración. No así a Jordi Turrull.

Restructuración del Govern

La anunciada restructuración del Govern se produce con el presupuesto de la Generalitat ya construido. Un trabajo realizado por un conseller saliente, Jaume Giró. ¡Qué paradojas! Así el próximo gobierno tendrá que trabajar con las fuerzas parlamentarias para aprobarlo y una de ellas tendrá la duda existencial de si negarse a sí misma o aceptarse. Más equilibrios.

Pero ahí no queda la cosa. ERC y JxCat gobiernan juntos en bastantes instituciones catalanas. Las Diputaciones de Girona, Lleida y Tarragona están gobernadas por los dos partidos que acaban de romper. También las alcaldías de estas tres provincias trabajan en coalición. Y al menos diez Consejos Comarcales más.

De momento, nada apunta a que pueda decirse que se van a rompe estos gobiernos en las próximas semanas. Sería lo normal, teniendo en cuenta que la ruptura está fundamentada en que ERC se ha desviado de su camino directo hacia la independencia.

La líder de JxCat, Laura Borràs y el secretario general del partido, Jordi Turull. EFE/ Enric Fontcuberta

En esta trama de ficción que parece creada por la Nobel, Annie Ernaux, con sus juegos con la realidad, aunque en su caso las protagonistas siempre sean mujeres, no permite muchos inventos que se escapen de lo estipulado.

Debo confesarles que era de los que dudaban de una ruptura del Govern ya que era más perjudicial que positiva para los retos del futuro más próximo. Pero el sentido práctico ya no sirve para este tipo de crisis. Así, todo es posible y podrían conducirlo hacia el abismo. Y una vez allí renacer.

Desmovilización del procés

El problema es que, en este momento, aunque el independentismo se mantenga en el poder, los que fueron componentes de aquel ‘procés’ están con un cabreo monumental que les aleja de la política pequeña, que es exactamente de la que estamos hablando.

La desmovilización del ‘procés’ es muy evidente. Ahora habrá que estar atentos a las próximas decisiones. Será divertido. De verdad. No se lo pierdan. Lo pasaremos bien. Qué lejos queda hace cinco años. Hasta el infinito y un poco más allá.