La revolución pendiente del PP

La urgencia del PP pasa por asimilar que, cuanto antes aborde públicamente las contradicciones de su relación con Vox, antes se podrá centrar en plantear ideas y propuestas a su electorado

Hace unos años, el futuro del PP dependía del debate de ideas; hoy se centra en evitar la fuga de sus votantes a Vox. Hace diez años, el debate de ideas en el PP estaba centrado principalmente en acometer una revolución liberal en España en la que fuera posible reducir el papel del Estado a favor de los ciudadanos.

Cuestiones como la reducción del gasto público, la disminución de los impuestos, la defensa de la libertades individuales, la defensa de lo privado o revisar el modelo territorial para hacerlo más eficiente, eran determinantes en el proyecto de futuro de la derecha española.

La situación ha cambiado tanto que ahora lo que se discute son las condiciones en que llegará el PP a las próximas elecciones presionado por el ascenso de Vox. La política española ha pasado de una confrontación de matices ideológicos entre izquierda y derecha a una batalla de bloques centrada en enfatizar el hecho de que el PSOE gobierna con Unidad Podemos y el PP con Vox.

Mientras el PSOE está buscando la forma de asimilar a Unidas Podemos y su espacio político, el PP sigue dudando sobre el modo de relacionarse con Vox. Cada día que pasa, el PP, ahora con Alberto Núñez Feijóo al frente, debate sobre cómo encajar a Vox en su estrategia electoral; cada día que pasa es un día que se pierde para plantear un proyecto reformador desde el liberalismo para España.

El nuevo presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo (i), y la nueva secretaria general del partido, Cuca Gamarra. EFE/Julio Muñoz

La parálisis provocada por el miedo a Vox debilitó a Pablo Casado y ahora le toca a Feijóo plantear si es posible ganar las elecciones sin dirigirse al espacio electoral construido por la extrema derecha. La derecha francesa ya ha tenido que pagar un alto precio electoral por no identificar a tiempo que el avance del lepenismo es sociológico y no político.

La situación en España no es muy distinta, pues Vox no es más que la evolución o involución de una rama del PP que no se sentía representada por un partido pactista y dispuesto a la entrega política. La urgencia del PP pasa por asimilar que, cuanto antes aborde públicamente las contradicciones de su relación con Vox, antes se podrá centrar en plantear ideas y propuestas a su electorado. La nueva etapa en el PP no podrá reducirse a lograr su reactivación solo de la mano del liderazgo centrista de Feijóo; deberá responder a los nuevos extremismos de derechas surgidos dentro y fuera de su propio partido.