La vía de Joan Manuel Serrat y el abismo de Llach

Serrat, que ha criticado el referéndum del 1-0, representa lo mejor de Cataluña y lo que más ama España de Cataluña, con lo que atacarle nos acerca al abismo

Cuando se critica y se demoniza a alguien que ha personificado lo mejor de Cataluña, y lo que más ama el conjunto de España de Cataluña, es que estamos cerca del abismo.

Joan Manuel Serrat, admirado y querido como un miembro de la familia que ha acercado a tanta gente a Antonio Machado o Miguel Hernández, que ha retratado, provocando más de una lágrima, de una forma magistral todo el franquismo en Cataluña con una sola canción como Temps era Temps, o que sigue emocionando cuando se escucha Cançó de Matinada, se ha atrevido a decir que el referéndum del 1-O no tiene garantías y que no sabe a quién realmente representa.

Esas críticas, sin embargo, han servido para que se despierte un sentimiento que, lejos de representar lo español, como algunos independentistas radicales defienden, apuesta por el mejor entendimiento posible entre Cataluña y España. Por eso, a las diez de la noche muchos catalanes han decidido escuchar, a todo volumen, Mediterráneo, con las puertas abiertas de sus balcones, para contrarrestar esas caceroladas independentistas.

Serrat representa lo mejor de Cataluña y lo que más ama España de Cataluña

Serrat es el cantautor que, bajo el franquismo, se negó a representar a España en Eurovisión si no cantaba en catalán. Pero Serrat ha querido siempre cantar en sus dos lenguas, catalán y castellano.

Eso es importante para entender las diferencias que existen en Cataluña respecto al proceso soberanista. No es verdad que el movimiento haya sido transversal. Todas las encuestas realizadas, y los datos que arrojan tanto la consulta del 9N como las elecciones autonómicas de 2015, que se presentaron como un plebiscito, reflejan que el apoyo a la independencia es mayoritario entre la población catalano-hablante, y que el rechazo a la independencia es mayoritario entre la población castellano-hablante que vive en el área metropolitana de Barcelona y en zonas urbanas en el área de Tarragona. Eso es un hecho. Y ahora mismo no hay una mayoría clara ni en un sentido ni en otro.

Lluís Llach tiene hermosas canciones que seguiremos escuchando, pero ha optado por el abismo

Frente al modelo que eligió Serrat, que es un héroe en Latinoamérica, se erigió el de Lluís Llach, que con un criterio honesto y lógico consideró que su objetivo era que quedaran en los corazones de todos los catalanes aunque fueran unas pocas canciones en lengua catalana. Y concentró todos sus esfuerzos en ello. Nadie debería prescindir de enormes temas de Llach, ya no L’estaca, y su obra centrada en la lucha política contra el franquismo –son imprescindibles—sino maravillas como Un núvol blanc, Cant de l’Enyor, Que tinguem sort o Tossudament alçats.

Pero en los últimos años se ha querido forzar las cosas. Y, con algunos elementos ciertos –fue un error mayúsculo la sentencia del Constitucional contra el Estatut en 2010, aunque eso se ha magnificado, y antes ya existía un proyecto de largo alcance de carácter soberanista–  el independentismo ha dividido a la sociedad.

Los periodistas centrados en la política son criticados por practicar una vida de salón. Pero también son ciudadanos que escuchan, que viven lo que pasa a su alrededor. Y esto es lo que este cronista escuchó este viernes en un supermercado del ensanche, a dos mujeres mayores, que, dejando de lado el carro de la compra, se dedicaron a analizar qué podía pasar el 1 de octubre. Acaloradas, hablando en catalán, acabaron criticando a Serrat: “Yo lo tengo claro, Serrat ha sido siempre un xarnego, yo he sido de Lluís Llach, y te diré otra cosa, en estos momentos, hablando mal, a Mariano (Rajoy) le pueden dar….”

El soberanismo dice que el movimiento es transversal, pero los datos demuestran que no es cierto

Es decir, la conversación, que tuvo otros comentarios e improperios, demuestra que el debate está ahí, a flor de piel, y que afecta a todos los símbolos de los catalanes, como Serrat.

Serrat ofrece sus comentarios cuando se le pregunta. Ha demostrado su compromiso político en campañas electorales, siempre apoyando a los socialistas, pero no ha tomado el partido de Llach.

Ese es el abismo que se puede personificar en Lluís Llach, un músico enorme, de un talento maravilloso, que nos sigue emocionando, pero que dice cosas extrañas, que es diputado por una coalición independentista, que arenga a las masas, que dice que los funcionarios a los que no les guste las nuevas leyes independentistas lo pasarán muy mal, porque se les deberá multar y sancionar.

Ese es el abismo que se ha abierto en Cataluña, entre Serrat, y Llach. La pena es que puedan pagar ese abismo canciones tan hermosas como Un pont de mar blava o La mujer que yo quiero.