¿Llegarán a Valencia los aires electorales del Cantábrico?

Los partidos gobernantes han vencido con comodidad tanto en Galicia como en el País Vasco. Ximo Puig suspira por emular a Feijóo y a Urkullu pero a los socialistas la noche del domingo les fue poco propicia.

Los socialistas valencianos aspiran a que la crisis constante de Podemos en la Comunidad sirva para engrosar sus filas pero en Galicia y el País Vasco los votos que perdió Podemos se fueron hacia el nacionalismo de izquierdas.

El dilema de Puig cara al futuro es propio de Hamlet. Las opciones son solo dos: O un Botànic bipartito con Compromís o girar hacia el centro y buscar la alianza con Cs. El primero de los casos es incómodo, Compromís exige siempre más, en el Congreso incordia a Pedro Sánchez y en Valencia el precio del apoyo es cada día más alto. Girar hacia Cs es muy arriesgado, el futuro electoral de los naranjas es incierto y las sumas podrían no salir.

Los cambios de liderazgo y bandazos de Podemos en la Comunidad Valenciana le convierten en un socio poco relevante y fácil de contentar, con retener su cuota de poder a los morados parece bastarles. Lo de Compromís es otra cosa. Con mayor peso político, más ambición, mejor implantación y el poder en la Ciudad de Valencia los de Oltra son el vecino al que uno debe saludar pero del que siempre espera que anuncie mudanza. Para Compromís el resultado del BNG y de Bildu es un espejo en el que mirarse.       

A pesar de que el resultado en Galicia y País Vasco sea esperanzador para Compromís no es trasladable a la Comunitat de forma automática. En ninguna de las dos comunidades que han celebrado elecciones ni Bildu ni el BNG tienen responsabilidades en el Gobierno regional, en Valencia los de Compromís son una fuerza institucionalizada dado que llevan más de un lustro en el poder y por lo tanto el trasvase de voto desde Podemos no es tan automático como en las comunidades donde las nacionalistas de izquierda nunca han tenido una Conselleria (excepto una breve etapa en el siglo XX en Galicia).

La próxima meta volante del calendario electoral es Cataluña. Ahí Iglesias no puede perder tanto como en el Norte porque su presencia en el parlamento autonómico catalán es más reducida y todo apunta a que Iceta correrá mejor surte que sus correligionarios del País Vasco y Galicia, no hay que dudar que a Puig le veremos haciendo campaña para apuntarse el éxito del crecimiento socialista.  

Puig sabe que tiene tiempo, Compromís puede fortalecerse pero nunca gobernará sino es con un acuerdo con los socialistas y al igual que ahora le sucede a Urkullu, que puede elegir el pacto con los socialistas o con Bildu, el President aspira a poder pactar ahora un rato con Compromís y otro con Cs, al fin de cuentas en el naranja queda la cosa.