Vuelven a pintar bastos para Florentino Pérez en ACS tras los 700 millones de euros (impuestos incluidos) perdidos por los accionistas con la precipitada venta del 3,7% del capital de Iberdrola por 800 millones. No están de acuerdo ni con la excesiva cuantía del paquete vendido ni la vía utilizada de la colocación acelerada. Pero no había otra.
Prisas en vender motivadas por la presión de los bancos acreedores –esos a los que el grupo constructor debe 9.000 millones de euros, además de los que sirvieron para financiar los activos que están en venta– que, con lo que tienen encima, quieren cobrar sin dilación y no están para más alargues. Necesitan liquidez y la consiguen al precio que sea. Y, o mucho cambian las cosas, o en la próxima revisión trimestral volverá a suceder lo mismo. Nueva venta a pérdidas para saciar las ansias de capital requeridas por las entidades financieras.
Cabría la posibilidad de no tener que recurrir a nuevas desinversiones en Iberdrola, con adicionales minusvalías millonarias, pero todo dependerá de que el mercado, sabedor de la situación, quiera comprar al precio que pide ACS los diversos activos no estratégicos que están en venta.
Son en libros unos 3.700 millones los contabilizados por activos tales como 750 megavatios de activos renovables, nueve líneas de alta tensión en Brasil, desaladoras y diversos activos concesionarios de autopistas. Evidentemente, ni por asomo se van obtener esas cantidades. Ya a principios de marzo, comentaba Florentino Pérez que con 3.000 millones se darían con un canto en los dientes. Pero también resultan excesivos.
El problema es que esas potenciales compras están lastradas por las fuertes restricciones crediticias y de acceso de los mercados mayoristas existentes. Tras los 1.380 millones de vencimientos de deuda ya refinanciados, quedarían aproximadamente otros 1.000 millones a reordenar en lo que queda de ejercicio. Y hay que sacarlos de donde sea. Si no se obtienen con la venta de esos activos, habrá que desprenderse de nuevas ‘iberdrolas’, a la mitad de lo que costaron.
Tras la venta del 3,7% de Iberdrola, ACS todavía mantiene el 14,85% en acciones y equity swaps de la multinacional eléctrica, pero con unas sustanciales minusvalías latentes. Los apenas 3,54 euros que hoy vale la acción de Iberdrola, tras acumular un descenso del 35% en los últimos doce meses, representan menos de la mitad de los 7,1 euros medios por acción que tiene contabilizados el grupo presidido por Florentino Pérez. En términos de capitalización, la participación, que tenía un valor de casi 6.500 millones, apenas supera hoy los 3.200 millones.
Desde ACS se justificó la operación como necesaria ante la volatilidad registrada en las últimas semanas y el requerimiento de más garantías colaterales una vez perdidos los cuatro euros. Desde la constructora no hicieron, evidentemente, los números de esos requerimientos, pero otros, como los analistas de Espirito Santo sí los han hecho. Y vienen a decir que por cada 0,5 euros que retroceda la acción, por debajo de esa barrera de los cuatro euros, ACS tiene que aportar una garantía de 400 millones adicionales.