Los ‘warrants’ de Prisa se guardan como oro en paño

 

La mayoría de los accionistas de Prisa entendieron que si la familia Polanco y Liberty, los accionistas de referencia del grupo mediático, decidieron convertir en enero 75 millones de warrants en comprar acciones de la compañía a un precio de 2 euros –150 millones inyectados–, en lugar de ir al mercado y adquirirlas a los 84 céntimos que costaba en ese momento, es porque están convencidos de que el unitario de la acción subirá muy por encima de esos dos euros. También es cierto que lo hicieron un tanto obligados por la necesidad de cumplir con los acuerdos de refinanciación.

Es la única razón por la que más de 165 millones de esos warrants convertibles en acciones (1,1 por 1) antes de junio de 2014, en virtud del aumento de capital mediante aportación dineraria aprobado en noviembre de 2010, se están guardando como oro en paño.

Quedan más de dos años para el vencimiento final y el margen de maniobra resulta muy amplio. En las tres ventanas abiertas (una por mes) para formalizar la conversión, tras hacerlo los accionistas de referencia, tan solo se han cambiado 3.732 warrants por otras tantas acciones a 2 euros. Hasta el vencimiento restan todavía por abrirse y cerrarse 26 ventanas. Todo un mundo.

El objetivo de esta emisión de warrants convertibles en acciones no era otro que el de intentar ingresar, en junio de 2014, unos 450 millones de euros caso de que entonces la acción esté por encima de los 2 euros. De lo contrario, ese capital con el que se cuenta para reducir la cuantiosa deuda financiera se quedará por el camino.

Mientras, los inversores ‘juegan’. Comprando y vendiendo warrants por un lado y haciendo lo propio con las acciones. De momento, esos warrants están anclados en tres céntimos y la acción capea el temporal por debajo de los 70 céntimos, cerca ya de sus mínimos históricos.

Estos derechos de suscripción o warrants cotizan y su precio, hoy en 0,03 euros, oscila en función de la evolución de Prisa en el mercado bursátil, de su volatilidad y del tiempo que vaya transcurriendo. A medida que se acerque el vencimiento final, perderán valor. La decisión no resulta fácil y las consecuencias para la compañía se antojan difusas.

Si Prisa cotiza por encima de 2 euros (no es el caso en estos momentos) la mayoría de tenedores de warrants los ejecutaran al vencimiento, provocándose un nuevo efecto dilución en la acción, ya que entrarían a cotizar un 50% de acciones más, lo que provocaría una inevitable bajada de la cotización. Pero si lo hace muy por debajo –en esos escasos 70 céntimos en que sitúa hoy, pongamos el caso– ningún tenedor los convertirá, con lo que la compañía se quedará sin esos 450 millones tan anhelados.

La búsqueda de un precio de equilibrio para suscribir acciones a cambio de los warrants en alguna de las 26 ventanas mensuales que restan es la clave. Está claro que no lo estaría en las cercanías de esos dos euros, y sí entre 2,5 y 3 euros. Un precio que hoy se ve como algo imposible de alcanzar, y mucho más que lo será a medida que se acerca esa fecha del 5 de junio de 2014.