Madrid, Valencia o Aragón: ¿Quién se benefició del éxodo catalán?

La salida masiva de empresas de Cataluña en 2017 no fue una reacción puntual de pánico ante el 'procés', sino un movimiento de fondo de más alcance

¿Por qué no hay ningún estudio sobre el impacto de la salida de miles de empresas de Cataluña?

El anuncio de fusión entre Caixabank y Bankia abrió un agrio debate sobre dónde debía estar la sede social de la entidad resultante. Es un debate que ha cambiado el discurso independentista sobre la marcha de empresas de Cataluña dado que hasta hace poco el relato oficial era que dicha marcha era ficticia y que no afectaba en modo alguno a la marcha de la economía catalana.

En cambio ahora, desde la Generalitat de Cataluña, se afirma que es fundamental que la entidad fusionada, que será el primer banco de España, tenga su sede en Barcelona.

En el primer trimestre de este año 2020, antes del inicio del parón económico provocado por el coronavirus, según Estadística Registral Mercantil, habían salido de Cataluña 62 empresas más de las que habían llegado y, en cambio, a la Comunidad de Madrid habían llegado 136 más de las que había optado por cambiar de ubicación.

Este dato no es puntual, en el primer semestre de 2019 el saldo de empresas que habían llegado o salido de Cataluña también fue negativo en 116 y en el primer semestre de 2018 también hubo 2.072 empresas más que optaron por salir que por aterrizar en Cataluña.

La salida masiva de empresas de Cataluña durante el último trimestre de 2017 no fue, pues, una reacción puntual de pánico ante la posible declaración unilateral de independencia de Cataluña, sino que es un movimiento de fondo de más alcance. En las Comunidades vecinas de Cataluña, como Valencia, Aragón y Baleares, el flujo de llegada de empresas hace años que es superior al de salidas.

Las comunidades limítrofes a Cataluña se han beneficiado del desgaste de la confrontación política y social así como del sistema impositivo y reglamentario catalán y de que gran parte de las empresas con un alma inequívocamente catalana han preferido ubicarse en los arrabales de Cataluña que en Madrid aunque la capital fuera más atractiva en materia fiscal y administrativa.

Caixabank, que hace muchos años tiene a parte de su dirección operativa en el Paseo de Castellana, es el ejemplo paradigmático de esta actitud, trasladando la sede del banco no a Madrid, como hubiera sido lógico, sino a Valencia aprovechando que durante la crisis financiera había adquirido el Banco de Valencia.

Datos parciales sobre la evolución económica de Cataluña, hay muchos, pero en un país como España amante de informes de todo tipo, y muchos de ellos con una credibilidad limitada, llama mucho la atención que hasta ahora nadie haya realizado un trabajo de fondo sobre los efectos reales del traslado de miles de sedes sociales y fiscales de empresas catalanas a otros puntos de España.

Solo el Colegio de Registradores de España ofreció datos diarios durante el último trimestre de 2017 relativos al éxodo de empresas que acudían al notario para cambiar de sede. Sin duda el traslado de la Sociedad Anónima más antigua de España, Codorniu, de Sant Sadurni d’Anoia (Barcelona) a Haro (La Rioja), o del Banco de Sabadell de Barcelona a Alicante, fueron noticias de impacto no solo económico sino emocional para muchos catalanes.

Excepto en 2016, Madrid adelanta en un 20% a Cataluña en empresas creadas anualmente

El movimiento de empresas no fue solo cuantitativo sino también cualitativo dado que de las empresas con sede en Cataluña que cotizan en el Ibex 35 solo Grifols permaneció en Cataluña y el resto –Caixabank, Gas Natural Fenosa, Abertis, el Sabadell, Cellnex y Colonial– optaron por el cambio de sede.

Los expertos sostienen que los motivos de la salida de empresas de Cataluña no solo se deben a la declaración de independencia de octubre de 2017 ni empezó entonces. En todo caso, el referéndum y la vulneración del Estado de derecho por parte de las autoridades catalanas en 2017 fue un factor que aceleró un proceso que llevaba años en marcha.

El profesor de Instituciones Europeas de la Universitat Autónoma de Barcelona (UAB), Ferran Brunet, sostiene que el trato fiscal, tanto a las empresas como al salario de los directivos de las mismas, fue una de las primeras razones por las que las empresas catalanas ya hace años empezaron a cambiar Cataluña por otras sedes, mayoritariamente Madrid, con un gravamen de IRPF y reglamentación en donaciones, sucesiones y otros tributos muchos más favorable.

En este sentido hay que considerar, pues, que si bien Aragón y la Comunidad Valenciana han sido las comunidades más beneficiadas sobre el peso de su propia economía, por la llegada de empresas catalanas, los vecinos de Cataluña no han aprovechado todo el potencial que dicha salida de empresas tenía para ellas.

La salida de empresas es la punta de un iceberg empresarial que esconde otros datos menos noticiables pero de gran calado y que reafirman que los problemas económicos de Cataluña no son algo surgido de repente en 2017. El propio Ferran Brunet pone el acento en la necesidad de prestar atención a la evolución de la creación de empresas en Cataluña desde 2010.

Excepto en 2016, Madrid adelanta en un 20% a Cataluña en empresas creadas anualmente, lo cual es un síntoma de atonía en dinamismo empresarial. En 2016 Cataluña llegó al techo de participación del parque empresarial español con un 21,5% del total, y desde entonces ha retrocedido. En el primer semestre de 2020, Cataluña ha creado 1.650 empresas menos que la Comunidad de Madrid.

Durante el último año, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en la Comunidad de Madrid se crearon 20.105 empresas por 16.125 en Cataluña, seguida muy de cerca por Andalucía donde se fundaron 14.350 compañías y 10.114 en la Comunidad Valenciana.

El frenazo económico trae el parón demográfico

Otro efecto de la evolución económica y social de Cataluña es la demografía y las migraciones interiores. Es un dato importante que demuestra la perdida de atractivo de Cataluña como destino profesional y vital para el resto de los españoles. Javier G. Jorrín y Jesús Escudero han estudiado la evolución de las migraciones del resto de España a Cataluña, que tan intensa había sido en el siglo XX.

El primer dato que llama la atención es que, si bien en la década de los ’90 del siglo pasado tanto Barcelona como Madrid recibían un número similar de personas procedentes del resto del país, 20.000, en 2018 llegaron a Madrid 41.500 personas más que a Cataluña. El caso más relevante es el de Zaragoza, que ha cambiado Barcelona por Madrid como destino de preferencia.

El alcance del boicot de los consumidores

Uno de los motivos por los que no hay ningún informe completo sobre el efecto del traslado de decenas de empresas cotizadas y miles de pymes debe buscarse en el temor de las empresas al boicot de los consumidores, tanto por parte de los consumidores catalanes a las empresas trasladadas como de los consumidores del resto de España a las empresas que han permanecido en Cataluña.

Es un miedo que verbalizó José Luis Bonet, actualmente presidente de la Cámara de Comercio de España y en su momento máximo responsable de Freixenet, empresa actualmente propiedad de la alemana Henkell, al reflexionar sobre que su empresa sufría el doble boicot: primero, en 16 comunidades por ser una empresa inequívocamente catalana, dado que pocos productos tienen tanta identificación con Cataluña como el cava.

Y simultáneamente padecía el boicot dentro de Cataluña por parte de los consumidores más identificados con las posiciones independentistas -a pesar de que Freixenet no había migrado de Sant Sadurní d’Anoia- debido a la posición institucional de Bonet como presidente de la Cámara de España y su defensa de la seguridad jurídica y el marco institucional.

¿Las empresas que se van de Cataluña, volverán?

Las patronales y organizaciones empresariales catalanas han sido muy prudentes al manifestarse sobre los efectos reales de la marcha de miles de empresas catalanas dado que no han querido ni agraviar a las que había tomado la decisión de salir ni a las que se quedaban.

Según Salvador Guillermo, director del área de economía de Foment del Treball, la patronal más antigua de Europa, presidida por Josep Sánchez Llibre y referente catalán de CEOE, «a pesar de la transferencia de la sede corporativa, las empresas mantuvieron los centros de producción en el territorio. Pero uno de los efectos de la medida es que las inversiones extranjeras en las empresas se enumeran como realizadas en la comunidad donde se encuentran las oficinas centrales.

«Así, en 2018 la entrada de capital extranjero cayó un 11,7% en Cataluña. El traslado se llevó parte de la actividad que conllevaron las reuniones, como la reserva de hoteles, transporte o restaurantes. Además, algunas compañías han optado por contratar servicios de administración donde se encuentran las oficinas centrales”.

El PIB catalán creció un 2% interanual en el segundo trimestre de 2019

Un estudio de 2019 de la empresa de servicios profesionales PWC (una de las llamadas Big Four), que incluye entrevistas a más de 1.500 directivos, afirma que para el 43,7% de dichos directivos la nueva ubicación de las empresas salidas de Cataluña es irreversible. Según el mismo estudio el 61,7 % de los directivos consultados cree relevante el traslado de sede, y el 67% considera que tiene efectos económicos adversos.

En el apartado final el estudio concluye que a medio y largo plazo la decisión de mover la sede social tiene efectos sobre las decisiones que toman las empresas trasladadas respecto al empleo y las inversiones dado que en el traslado de empresas hay un riesgo intangible y difícilmente calculable desde un punto de vista estadístico como es la creación de nuevas sinergias y marcos relacionales.

Soluciones para el retorno de las empresas a Cataluña

PWC plantea cuatro soluciones para que vuelvan a Cataluña las miles de empresas que se están marchando: compromiso por parte de las autoridades autonómicas en el cumplimiento del ordenamiento jurídico, estabilidad política para rebajar tensión, predisposición de las administraciones para colaborar con las empresas y un marco fiscal favorable así como creación de incentivos.

Actualmente no se da ninguna de las cuatro condiciones debido a que no hay compromiso con el cumplimiento del ordenamiento jurídico, dado que los partidos que gobiernan la Generalitat y sus líderes apuestan por perseverar en la consecución de la independencia; y no hay estabilidad política debido a las crisis de la coalición de gobierno en Cataluña, la inestabilidad de sus apoyos parlamentarios (CUP) basados en un partido de fuerte cariz antiempresarial así como la proximidad de una nueva convocatoria electoral que será la quinta en diez años (2010, 2012, 2015, 2017).

Tampoco hay un marco fiscal atractivo dado que el último presupuesto aprobado por la Generalitat de Cataluña, a inicios de 2020, regula la creación de una nueva serie de tributos, por ejemplo sobre la energía, lo que afecta directamente a la competitividad industrial.

Otro ejemplo de la falta de atractivo regulatorio lo ha denunciado la asociación de propietarios de viviendas en alquiler ASVAL y la patronal Foment del Treball al advertir que se producirá un traslado de inversiones inmobiliarias de Cataluña hacia otras comunidades autónomas, especialmente a Madrid, debido a la aprobación de la ley catalana para limitar el precio de los alquileres.

ASVAL ha destacado que la ley generará “enormes desequilibrios” en el mercado del alquiler en Cataluña y ahuyentará la inversión necesaria para desarrollar un sector profesionalizado ante la falta de seguridad jurídica.

Tanto para la asociación como para la patronal, según expusieron en un comunicado coincidiendo con la aprobación de la Ley por parte del Parlamento catalán, “el desarrollo del mercado inmobiliario catalán puede verse seriamente perjudicado, al provocar que el interés de los inversores se traslade a otras comunidades autónomas, especialmente a Madrid”.

Jurídica, administrativa y fiscalmente hay que tener en consideración que el cambio de domicilio social no es una cuestión caprichosa ni un trámite rápido. Una empresa que quiera tener seguridad en relación con el Impuesto de Sociedades, ha de cambiar también su centro de dirección efectiva allí a donde haya traslado su sede social fuera de Cataluña.

Precisamente por este motivo diversos expertos sostienen que los efectos de la salida de las empresas de Cataluña se percibirán de forma clara a medio y largo plazo dado que “para evitar problemas de que la otra jurisdicción pueda alegar que el domicilio y la nacionalidad de hecho no se ha modificado, las sociedades tenderán a trasladar sus servicios centrales y su actividad corporativa (consejos de administración, direcciones generales) al lugar del nuevo domicilio, aunque dejen oficinas o establecimientos industriales en Cataluña”.

Cataluña crece por debajo de la media nacional

Si bien no hay cifras globales sobre los efectos para la economía catalana de la huida empresarial datos de la mismísima Generalitat publicados por el Instituto Catalán de Estadística (Idescat), Cataluña acumulaba antes del parón del coronavirus tres trimestres con un crecimiento por debajo del promedio nacional, y la Comunidad de Madrid seguía el camino contrario.

El PIB catalán creció un 2% interanual en el segundo trimestre de 2019, el mismo porcentaje que en los tres meses anteriores, tres décimas menos que la media española.

Simultáneamente el PIB de la Comunidad de Madrid creció más que la media, un 3,3%. La Comunidad de Madrid se ha consolidado ya como el motor económico de España por delante de Cataluña y los efectos económicos del llamado procés no son la única causa pero si uno de los motivos fundamentales.

Sin reputación no hay inversión exterior ni turismo

Enrique Johnson y Yeray Carretero realizaron a finales de 2017 un Informe sobre el impacto del desafío independentista en la reputación de las empresas catalanas para Reputation Institute. En dicho informe participaron 41 empresas todas ellas de referencia a nivel catalán, nacional e internacional.

La reputación corporativa es definida por Charles Fombrun, socio fundador de Reputation Institute, como “una representación perceptual de las acciones pasadas de la empresa y expectativas futuras que describen el atractivo general de la firma para sus grupos de interésclave al compararla con sus principales rivales”.

Este Instituto, mediante una herramienta propia llamada RepTrak® Pulse, mide este atractivo emocional basado en cuatro elementos: admiración y respeto, reputación reconocida, buena impresión y confianza.

La perdida de los elementos que configuran dicha reputación son la clave por la que Cataluña ha perdido gran parte de la inversión exterior dado que según datos del Registro de Inversiones Exteriores del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo en los años ’90 del siglo pasado Cataluña captaba el 25% de la inversión exterior (IED excluidas las ETVE, entidades de tenencia de valores extranjeros), pero en 2018 solo captó el 6,2% de dicha inversión.

Hay algunos datos parciales que ponen de manifiesto cómo la salida de empresas daña la recaudación tributaria de Cataluña

Esta caída reputacional también tiene efectos en un sector clave de la economía catalana y española como es el turismo. Según la Encuesta de coyuntura hotelera que realiza el INE, en 2019 el turismo nacional retrocedió en Cataluña un 1,6% mientras crecía en la Comunidad Valenciana un 6,8%. La Costa Blanca, con Benidorm a la cabeza, captó 1,3 millones de visitantes del resto de España mientras la gerundense Costa Brava solo 0,6 millones de visitantes procedentes de otras comunidades españolas.

Joel Acosta y Beatriz Jara de la Universidad de la Laguna han calculado que Cataluña ha descendido 10 puestos en la escala de elección como destino principal para el turismo alemán y consideran que el motivo es el estado de inestabilidad.

Los profesores de la universidad tinerfeña recuerdan que este retroceso provocó a su vez que el número de turistas totales de España también se viera perjudicado por el descenso provocado por Cataluña que fue el destino turístico español que más turistas perdió al finalizar el año 2017.

Fuga de depósitos sin retorno

La crisis política catalana también ha supuesto una descapitalización bancaria de la que Cataluña solo se ha recuperado parcialmente. Según calculó Guillem López Casanovas en un estudio para el Colegio de Economistas de Cataluña, de los 30.000 millones en depósitos que salieron de Cataluña en 2017 solo han vuelto 8.000.

El profesor de la UPF cree que otros 5.000 millones de euros salieron por motivos coyunturales y por lo tanto más de 50% del capital reubicado en oficinas fuera de Cataluña no ha vuelto a la red bancaria catalana. El principio de confianza reputacional no se ha recuperado ni tan siquiera por parte de una considerable proporción de la sociedad catalana dado que estos recursos fueron enviados a otras CCAA por ciudadanos catalanes.

A día de hoy de las miles de empresas que han salido de Cataluña solo una veintena ha vuelto y el Govern de la Generalitat anunció un estudio sobre las causas y efectos de dichas salidas del que jamás se ha vuelto a saber nada.

A falta de datos e información global sobre los efectos de la salida de miles de empresas de Cataluña hay que fijarse en una pedrea de datos parciales que relacionados de forma concatenada pueden permitir llegar a la conclusión de que el retraimiento en el crecimiento o la menor actividad emprendedora de Cataluña tiene relación, ni que sea parcialmente, con la actividad que van desarrollando las empresas en sus nuevas sedes, la creación de nuevas empresas fuera de Cataluña o la decisión de operar con proveedores, infraestructuras y mercados no ubicados en Cataluña.

La Comunidad Valenciana se beneficia del efecto vecindad

Si bien no hay datos ofrecidos por la Agencia Estatal de Administración Tributaria ni por la Agencia Tributaria de Cataluña (un ente creado para recaudar, según el exconsejero de Economía, Oriol Junqueras, todos los tributos de la futura republica catalana), sí hay algunos datos parciales que ponen de manifiesto cómo la salida de empresas daña la recaudación tributaria de Cataluña.

Así, por ejemplo, el diario La Información de Alicante calculó en 2017 que el Banco de Sabadell “tributará más de 30 millones de euros al año en este nueva sede fiscal de la Comunidad Valenciana, con el volumen actual de beneficios que ha generado en los dos últimos ejercicios”.

El diario Mediterráneo en 2018 analizó que “la mayor parte de las empresas que optan por la provincia de Castellón al decidir dejar Cataluña son pequeñas y medianas, y lo hacen atraídas por la proximidad geográfica y sin ubicar sus centros de producción en Castellón, sino tan solo su sede social. El motivo es el temor a que un recrudecimiento del conflicto cause problemas de liquidez o abastecimiento, pero también para evitar prejuicios en sus ventas al resto de España o el extranjero”.

La Comunidad Valenciana podría haber sido más agresiva en la captación de empresas ofreciendo incentivos o un marco fiscal y regulatorio más atractivo pero los acuerdos del Botànic (pacto de gobierno entre el PSPV-PSOE, Compromís y Podemos) han limitado el atractivo de la Comunidad a su vecindad con Cataluña a pesar de lo cual Valencia se ha beneficiado de la crisis catalana. Un ejemplo más de ello es que en octubre del ’18 el Puerto de Valencia supero al de Barcelona como punto de salida de vehículos.

Según datos de la Autoridad Portuaria de Valencia de octubre de 2019, Valencia es el puerto de España que ha experimentado un mayor crecimiento en el tráfico de mercancías, un 9% más este año con 55,4 millones de toneladas, con lo que se mantiene como el segundo con mayor volumen, solo superado por Algeciras.

El puerto de Barcelona había gestionado por las mismas fechas 46,3 millones de toneladas con un incremento del 0,7% más de 8 puntos de crecimiento por debajo de Valencia. El crecimiento medio a nivel nacional es de un 2%.

En tránsito de pasajeros el Puerto de Barcelona mantiene su liderazgo con más de dos millones de pasajeros y Valencia ocupa el quinto lugar con 270.000 pero experimentando el crecimiento más importante con un 18,9% de incremento de pasajeros por un 5,25% de Barcelona.

En términos relativos, Aragón ha sido la comunidad más beneficiada por la llegada de empresas catalanas por el efecto vecindad y debido a que su PIB es menor que el de Valencia. El caso del Aeropuerto de Zaragoza es un ejemplo más de que la crisis política catalana de 2017 solo fue un elemento de aceleración de la crisis empresarial.

En 2019, el Aeropuerto de Zaragoza ha superado por primera vez en diez años al Aeropuerto de Barcelona – El Prat en tráfico de mercancía aérea. La terminal de carga del Aeropuerto de Zaragoza ha cerrado 2019 con 182.659 toneladas de mercancías transportadas, mientras que el de Barcelona ha finalizado el año con 177.271 toneladas. El gran cliente del Aeropuerto de Zaragoza es el Grupo Inditex desde donde viene operando desde 2009.

La evolución comparativa deja poco margen de dudas sobre el crecimiento de ambos aeropuertos a nivel de carga transportada: Barcelona en 2009 movió 89.410 toneladas y Zaragoza, menos de la mitad, 36.890. En 2019 Barcelona llego a las 177.300, sin llegar a doblar el dato de 2009, y Zaragoza 182.659, seis veces más.

Efectos progresivamente visibles en toda España

Muchas de las empresas que se trasladaron han cumplido con el riesgo que apuntaba el estudio de PWC de que la nueva ubicación creaba nuevas sinergias.

Así, la empresa de productos hogar BlueSun, que tuvo su sede social en Mataró se trasladó a Alcalá de Guadaira (Sevilla) y al hacerlo se comprometió a mantener la producción en sus plantas catalanas de la propia Mataró y la cercana Sant Adrià de Besos a pesar de lo cual en febrero de 2019 anuncio que trasladaba parte de su producción de lejía de la planta de Sant Adrià a la de Alcalá.

Dicho traslado afecto a 59 trabajadores de una de las plantas catalanas de BlueSun.

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