María Blanco: “Las mujeres deben ejercer el derecho a decidir”

La economista publica Afrodita desenmascarada, un alegato a favor del feminismo liberal y en contra de las políticas de discriminación positiva

Un amor a la libertad. Y, aunque suene bien, no suele ser común. Al contrario. Amar la libertad supone sortear muchos obstáculos. La libertad se alcanza cuando se tiene criterio propio, cuando se puede elegir, y, aunque siempre hay impedimentos y condicionantes, siempre hay también una posibilidad para tomar el camino que se prefiera. Todo eso lo defiende la economista liberal María Blanco, profesora de Historia de las Doctrinas Económicas y de Historia Económica en la Universidad CEU-San Pablo, que ha plasmado ese amor en Afrodita desenmascarada, una defensa del feminismo liberal. (Deusto). María Blanco defiende un principio: “Las mujeres deben ejercer el derecho a decidir”.

Es su particular visión sobre las mujeres, la mitad de la humanidad, a partir de ese derecho a decidir que ha popularizado el soberanismo catalán, aplicado en este caso al individuo. Blanco, colaboradora en Economía Digital, lucha contra las propias mujeres, contra las que se sienten “acomplejadas”, con las que creen que han llegado a un límite que no pueden traspasar, ese techo de cristal que acaba beneficiando a los hombres en el mundo laboral, y también en el personal.

María Blanco lucha contra las propias mujeres, las que se sienten acomplejadas

María Blanco se explica, cuando se le pregunta sobre esa apuesta tan provocativa, cuando afirma que el capitalismo es el mejor amigo de la mujer. “Lo que propongo es que el capitalismo bien entendido, no el capitalismo de amiguetes, sino el que ofrece oportunidades, es el mejor aliado para las mujeres, las que pueden tener independencia financiera, que es la clave de todo”, asegura.

El problema para Blanco surge cuando se enfrenta al mundo feminista, tomado por la izquierda, por los que reclaman ayudas del Estado para lograr una situación de supuesta igualdad. “No, lo que se debe defender, o lo que yo defiendo, es una lucha por los derechos del individuo, no se trata de alcanzar la igualdad, sino de poder elegir”. En el libro lo define con precisión, llevando al lector y a la lectora por un itinerario que, en realidad, es un tratado de teoría política, un manual sobre el liberalismo y el libertarismo.

Blanco reclama criterio propio, capacidad para elegir, sin tutelas

Eso asusta. Sin reglas ni normas. Sin decretos ni consejos. María Blanco pide compromiso directo con la libertad, con ese derecho a decidir. “Yo no estoy a favor del aborto, pero no quiero que se penalice, no estoy a favor de la prostitución, pero no quiero que se penalice”, asegura, respecto a algunas de las cuestiones que se aborda en el libro. “El marcar como al ganado, a fuego, con una palabra que no viene a cuento y luego usarla para calificarla a alguien, como ese ‘fresca’ dirigido a una mujer libre, sigue siendo un atentado sin motivos a la reputación personal”, escribe Blanco.

Blanco se expone. Sabe que en una cuestión tan delicada como el debate sobre la política de género las pullas llegan en dos direcciones, desde la derecha moralizante y desde la izquierda intervencionista. Pero la autora de Afrodita desenmascarada es valiente, ama la libertad por encima de todo. “Tanto si uno es víctima como si no lo es, victimizarse o ser victimizada es la mejor manera para encadenarse y no avanzar”, insiste.

La autora de Afrodita desenmascarada asegura que el capitalismo es el mejor amigo de la mujer

El tema es la mujer, es un libro sobre la mujer y la libertad. Pero es mucho más. El libro de Blanco provoca desazón. No apto para los que quieren un guión, un marco moral. La autora pide creatividad, imaginación, valentía. Y defiende las propuestas libertarias, todo un desafío:

“La gente oye ‘libertario’ y sale corriendo. De cara a la sociedad, el mensaje libertario resulta muy insatisfactorio, te deja inquieta. La razón es que, como no es un recetario, como no dicta pautas, como es precisamente lo opuesto al diseño planificador –porque su alternativa trata de remover desde abajo para que emerjan soluciones, y no estamos acostumbrados a eso–, lo normal es que la gente te mire y te pida algo más, una actuación más intensa, más intervención, tomar cartas en el asunto. ¿Cómo vamos a dejar que temas tan serios se solucionen espontáneamente? ¡Algo habrá que hacer! Pero algo contundente”, describe en el libro.

Mujeres supuestamente liberadas desde el campo de la derecha buscarán pegas al libro, también las feministas que piden políticas públicas de igualdad. A todas ellas, María Blanco les dice: ¡amen la libertad por encima de todo, sin complejos!