No es lo mismo
«…Que no se trata del lado que quieras estar,
que estar de un lado o echarte a un lado… (verás)
no sé como decirte, no es lo mismo,
vivir es lo más peligroso que tiene la vida…»
Alejandro Sanz
El expresidente del PP en Cataluña, a quien conozco desde hace años, hoy bien situado como vocal del Consell Audiovisual de Catalunya, escribió la semana pasada en su perfil de Facebook lo siguiente, después de la matanza del fatídico viernes 13 en París:
«Estos días pienso mucho en el presidente Aznar y en lo que vivimos los que en el año 2004 éramos dirigentes del Partido Popular. Recuerdo a la gente escupiéndonos a la cara y pegándonos patadas en la manifestación posterior al 11M, en el Paseo de Gracia… Recuerdo las sedes del PP sitiadas por españoles que culpaban a su gobierno de las muertes en los trenes… las caceroladas a las 10 de la noche… (…) Recuerdo la jornada electoral del domingo cuando me llamó el Conseller de Interior de la Generalitat recomendándome que ese día no abriéramos la sede porque la Policía no podía garantizar nuestra seguridad… Recuerdo todo eso y miro a Francia. Miro a Francia y veo a un país maduro, una sociedad unida frente a los terroristas y no frente a un gobierno, socialista, que ha declarado la guerra al terror«.
Esas líneas generaron una cierta polémica en las redes, a favor y en contra, y me han hecho reflexionar durante unos días. Y llego a la conclusión, de que, simplemente, no es lo mismo.
No es lo mismo, querido Daniel Sirera, porque quizá Francia sea un país maduro, una sociedad unida frente al terrorismo, pero lo que vivimos en España tras el 11M no tuvo nada que ver con los atentados de París, aunque el nivel de fanatismo de sus autores fuera similar.
No es lo mismo porque, como la mayoría recordamos, el Gobierno presidido por José María Aznar nos engañó, o por menos lo intentó, ocultando información y manteniendo la autoría de ETA cuando la segunda línea de investigación ya indicaba claramente el origen radical islamista de los responsables del atentado.
No es lo mismo porque la ambición de Aznar nos llevó a implicarnos en un conflicto absurdo, motivado por otra mentira, la existencia de armas de destrucción masiva, que años después se ha demostrado claramente que era falso, y lo sabían.
Los protagonistas de aquella foto de las Azores así lo han reconocido, salvo Aznar, por supuesto, cuya soberbia le impide reconocer sus errores y en cambio siempre está atento a corregir los de los demás, incluso los del presidente del gobierno de su propio partido.
No es lo mismo porque de aquella Segunda Guerra del Golfo, que tenía por objetivo acabar con el régimen de Sadam Hussein (bajo la coartada de amparar terroristas y armas letales, aunque en realidad se escondían intereses mucho más espurios), proviene una gran parte de los problemas creados por el Estado Islámico.
Irak se quedó sin dictador, sin ejército y con un gobierno debilitado tras años de ocupación norteamericana (para asegurar los suministros petrolíferos), hasta que el presidente Obama decidió llevarse las tropas y abandonarlos a su suerte. Los partidarios del Daesh decidieron ocupar una parte del territorio junto con otra zona de Siria (otra dictadura para la que occidente no parece tener recambio) y de ahí nace la brutalidad terrorista de los últimos meses.
No es lo mismo porque en Francia no están en campaña electoral (aunque Hollande está intentando jugar igualmente sus bazas políticas) como lo estábamos en España el 11M y como, por cierto, volvemos a estar ahora. Por eso esta vez Rajoy, que parece haber aprendido la lección, actúa con mucho tiento ante la posible colaboración en una coalición militar internacional contra el ISIS. Hasta el año que viene, mejor olvidarse y concentrarse en «el problema catalán»…
Querido amigo Daniel Sirera, no me da envidia en absoluto el patriotismo de los franceses ni su aparente unidad ante el terrorismo yihadista. Aquí también había una mayoría social cada vez más activa contra ETA y ese fue un factor más que ha conseguido su práctica desaparición.
Pero lo que ha ocurrido ahora no es lo mismo, ni se puede comparar. Y por mí puedes echar de menos a Aznar todo lo que quieras. Y siento muchísimo la violencia que sufristeis de manera injusta muchos de vosotros en aquella época. Pero yo sólo sueño con Aznar en mis peores pesadillas.