Para Sánchez todo pasa en el futuro

Nos encontramos ante un gobierno que engaña con las previsiones, que rehúye las reformas económicas y lo fía todo a lo que pase en el futuro

Cuando todo pasa en el futuro es signo de que el presente no marcha bien. Esto lo sabe el gobierno y lo sabe Sánchez por eso solo nos hablan del futuro, de lo bien que irá todo en el futuro, incluso en 2050.

El presente de nuestro país es el de la recuperación económica que no arranca. Tras ser los peores en la crisis, estamos siendo también los peores en la recuperación, lo que resulta paradójico pues ocurre esto a la economía nacional en un momento de grandes estímulos monetarios del Banco Central Europeo y el despliegue de los programas de transferencias de fondos Next Generation.

Es por tanto evidente que algo falla si el despliegue de estímulos a la actividad económica es histórico y en cambio, la actividad económica no se recupera al ritmo deseable. El problema, en mi opinión, es la falta de credibilidad del gobierno. Nadie confía en un gobierno que disfraza la realidad, para el que cualquier problema en el presente se desdeña, es temporal o transitorio; un gobierno que engaña con las previsiones, que rehúye las reformas económicas y lo fía todo a lo que pase en el futuro.

Ni el gobierno ni Sánchez son creíbles por eso el crecimiento lánguido, por eso la retracción del consumo en los hogares, por eso el incremento exponencial de concursos de nuestras empresas a pesar de los créditos ICO obtenidos y de la moratoria concursal.

¿Qué credibilidad tiene un gobierno que ya engañó con las cifras de déficit público en 2019 en ni más ni menos 2.400 millones de euros pasando el déficit público del 2,6% al 2,8% definitivo? ¿qué credibilidad tiene el gobierno que pintó un crecimiento del 9,8% en los presupuestos para 2021, tuvo que corregir la cifra en el primer trimestre para bajarlo al 6,5%, cuando además nadie da un duro a poco de acabar el año de que rebasemos el 5%? ¿Pueden confiar en este gobierno las empresas que creyeron que habrían 40.000 millones prestamos ICO y en cambio solo se han concedido 8.500? o ¿es creíble el gobierno para las empresas y autónomos que creyeron que habían 7.000 millones de ayudas directas y a final de año sólo se habrán concedido, como mucho, el 50% por la rigidez de los requisitos establecidos?

La realidad de hoy en nuestro país es la de 3,18 millones de españoles en paro, 350.000 en Ertes y ceses de actividad, 20.000 empresas desaparecidas en lo que llevamos de año, un paro juvenil de más del 30%, un consumo privado paupérrimo y el descenso pronunciado durante esta crisis del empleo de asalariados temporales, rentas bajas y personas con bajos estudios lo que ha incidido directamente en una creciente desigualdad. Esta es la realidad de hoy y no verla para prometer un futuro mejor es garantizar que tardaremos mucho más en alcanzar ese futuro.

En esta tesitura, en la encrucijada de un gobierno que desconoce la realidad porque se ha situado en el futuro que se puede describir con la complacencia que se quiera pues no es comprobable; en esta situación, cuando la política económica debería contribuir a mejorar la vida de los españoles, preservar nuestro estado del bienestar, proteger a aquellos que lo necesitan y alentar a aquellos que asumen el riesgo de crear riqueza y empleo; en este presente que vivimos la política del gobierno contribuye directamente a agravar la situación.

No se quiere corregir ninguno de los desequilibrios de nuestra economía. Ni la rigidez y temporalidad de nuestro mercado de trabajo, las políticas del gobierno para derogar la reforma laboral de 2012 directamente agravan estos problemas. Ni el escaso tamaño de nuestras empresas porque las condenan con la voracidad fiscal que les impide ganar capitalización y la reinversión para producir. Ni la economía sumergida que se ve incentivada con las políticas aprobadas de tope de alquileres. Ni unas cuentas públicas dirigidas a su saneamiento para poder tener mayor margen fiscal con el que ayudar a los españoles en los momentos graves.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el acto de cierre de campaña que los socialistas celebraron en el auditorio parque forestal Entrevias. EFE/Fernando Villar
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el acto de cierre de campaña que los socialistas celebraron en el auditorio parque forestal Entrevias. EFE/Fernando Villar

Nada de todo esto se corrige porque en el futuro soñado de Sánchez, el futuro del que nos habla continuamente, nada de todo esto existe y sin embargo, sin una política de reformas estructurales dirigida a corregir estos desequilibrios es imposible que surtan efecto todos los estímulos del mundo mundial, es imposible que los fondos Next Generation sanen o transformen nuestra actividad económica porque la base no se corrige. Este es el problema al que se añade el clientelismo y la inversión mal dirigida en el reparto de dichos fondos.

Fíjense en la paradoja. Nos contaron que los fondos Next Generation aportaban 2,3% de cremiento en 2021, que con su ejecución el crecimiento del 7,5% inercial subiría al 9,8%. Pues bien, esta semana la Secretaria de Estado de Prespuestos ha señalado que se han ejecutado el 51% de los fondos de 2021, siendo esto así uno esperaría que estuviéramos en un crecimiento del 8,7% y sin embargo, estaremos entorno al 5%, con lo que se demuestra los graves riesgos que tiene para nuestra economía una política económica mal enfocada, que se desarrolle sin corregir ninguno nuestros desequilibrios y con unos fondos desaprovechados por la incapacidad el gobierno.

En fin, para superar esta gravísima crisis hay que cambiar las políticas del gobierno, hay que dar un giro copernicano a su política económica y presupuestaria y entender que la única forma de garantizar un futuro mejor es arremangarse, sin engaños, en el presente.