Pedro Sánchez quiere perdurar

Los nombramientos del Consejo de Ministras y Ministros son poco reformistas, pero apuntalan un objetivo, ganar las próximas elecciones

No va de interino. Casi no va ni de socialista. Es presidente de carambola pero quiere seguir siéndolo.

Pedro Sánchez ha conformado el gobierno de izquierdas más susceptible de agradar a la derecha que pueda imaginarse. Es lo que tiene que hacer si quiere ganar las oposiciones a la primera plaza entre los funcionarios del reino.

Tonterías las justas. Bueno, con una basta, el ministerio de Cultura ha sido menospreciado, banalizado, envilecido y reconvertido en ministerio de propaganda irrisoria.

Pero en Economía y Hacienda, que es lo serio, las máximas garantías de cumplimiento con los dictados de Europa. Tranquilos, que este gobierno no va a despilfarrar como el italiano.

El nuevo gobierno es poco reformista, pero sí está hecho para gustarse y que guste

En lo más sensible, interior y exteriores, no hay cambio sino recambios. Continuismo con mentes más despiertas e imaginativas.

Al lado de los muermos que nombraba Rajoy no es imprescindible llamarse Borrell para brillar.

En lo social, veremos qué se puede hacer, siempre dentro de los límites presupuestarios y sin apretar las tuercas de los más ricos.

Pero que no cunda el pánico entre los damnificados de la crisis porque nadie va a desvelarse más por ellos –de boquilla— que un socialista inconformista como Pedro Sánchez.

En síntesis, un gobierno poco reformista, desprovisto de caspa pero para nada izquierdista, con no pocos ministros más capacitados que los anteriores, más jovial y con mayoría de mujeres.

Los equilibrios del PSOE

Un rostro moderno para que España se guste y guste más sin cambiar de rumbo, sin dejar de ser lo que es y como es. De entrada, un gobierno que no levante ampollas ni suscite más anticuerpos de los imprescindibles.

Primera paradoja, las mayores críticas van a cargo de quienes le han votado. Ni un guiño hacia ellos sino todo lo contrario.

Lo primero que ha hecho Pedro Sánchez es un clásico de la socialdemocracia europea: subir por la izquierda y gobernar hacia la derecha. Una vez a bordo y tomado el mando, la escalera por la borda.

El PSOE ha actuado de la mejor manera para consolidarse y espera que el PP no dinamite sus propios presupuestos

También es un clásico de la literatura universal, a pesar de la reivindicación explícita del analfabetismo y el ultraje a la cultura que representa el nombramiento.

El mensaje de Pedro Sánchez-Enrique IV a los Falstaff izquierdosos y soberanistas que le han acompañado en sus anteriores andanzas es de lujo: patada al culo a sus compañías de malandrines a fin de congraciarse con los que mandan.

Si algún consuelo espera a los Falsatff, será escaso. Tal vez en la próxima legislatura.

El nuevo presidente ha actuado de la mejor manera para consolidarse. Ahora sólo falta que el PP supere la tentación, sin duda existente aunque no se exprese, de dinamitar sus propios presupuestos.

El dilema es peor que hamletiano. Sin los PGE del PP, Sánchez está muerto. Con los presupuestos del PP, Sánchez tiene tiempo y cuerda para afianzarse.

Así que los populares deben escoger entre Sánchez o el caos. O salvo a mi enemigo y me condeno o me convierto en culpable de la destrucción de Elsinor. ¡Bravo!

El futuro electoral

Rizando el rizo, Sánchez ha llegado a presidente por los votos de nacionalistas e izquierdistas, pero si se consolida será gracias a los populares.

Entre los que le han votado directamente y los que le permiten gobernar votando los presupuestos, casi alcanza los 350 escaños a favor.

¿Y después qué? Brujo no es. Una vez superada la gran barrera de los presupuestos, campo libre.

El objetivo de Sánchez es ganar las próximas elecciones rascando votos a la derecha

La hoja de ruta Pedro Sánchez no contempla superar arduas votaciones en el Congreso. Al contrario, si se pone en manos de quienes le han aupado está perdido.

No se trata de transaccionar ad nauseam y ad infinitum (ministro de cultura, busca en internet y traduce).

Su objetivo es ganar las próximas elecciones. Hasta un analista de párvulos debería preguntarse donde están los posibles votos. Desde luego que no en el independentismo o en el nacionalismo vasco.

¿Cuántas papeletas puede recuperar el PSOE de los 3 millones depositadas en Unidos Podemos?

Siendo más ilusos que optimistas una tercera parte. Del todo insuficiente. ¿Entonces? La bolsa que le puede dar el triunfo está en la derecha, y es hacia ella que apunta.

El 16 de junio del 2016 el PP superó el PSOE en 2,5 millones de votos. Sumados a los 3 millones de C’s, arrojan un total de 5,5  millones. Objetivo de Sánchez: la mitad de esos votos. Método: el gobierno que ha nombrado.