Perricidios, parricidios y presupuestos

Los presupuestos son como la radiografía de las prioridades de un gobierno. Una foto de ese gobierno sentado en la máquina de la verdad. Un arrimarse al toro de la realidad...y de los números que hay que hacer para torearla. 

Ya sé que no se lleva nada citar en un medio de comunicación algo que aparece en otro. Pero entre que estoy convaleciente de una operación menor pero aparatosa (me han abierto el paladar y todo…escribo esto hecho una pupas…) y entre que siento una inocultable debilidad por el historiador Jordi Canal, profesor de l’École des Hautes Études de París, yo no me vuelvo a la cama (a convalecer sin sobresaltos, como se me ha mandado…) sin recomendar la estupenda entrevista que, con motivo del aniversario de Barcelona’92, publicaba el diario ABC el pasado domingo 24 de julio, justo un día antes de los 30 años de la proclamación de la sede olímpica. Firmaba la entrevista a Jordi Canal el admirado Álex Gubern. 

Qué decir de Jordi Canal, una de esas personas tan lúcidas, y tan sabias, que se le entiende todo a la primera. Que se puede permitir el lujo de hablar claro sin darse aires de indescifrabilidad. En un imprescindible libro que ha publicado en Taurus analizando la efemérides olímpica, y en esta entrevista misma que les digo, aborda con sencilla contundencia la triste verdad: que en Barcelona 92 asomó un proyecto civil y político maravillosamente amplio y deslumbrante. Deslumbrante hasta el punto de dejar ciegos a muchos tuertos de esos que, si no ven ellos, no quieren que vea nadie más. En tono jocoso, que no frívolo, Canal habla de “perricidio”-en alusión a la mascota olímpica, el perrito Cobi diseñado por Mariscal- para expresar de forma muy gráfica la cantidad de puñaladas políticas asestadas al sueño olímpico. 

Pensar que a mí Cobi nunca me dijo ni fu, ni fa. Ahora sí que me parece ideal, porque treinta años después casi todo ha ido a peor, y por esta felicísima ironía de Jordi Canal de comparar el desmantelamiento de Barcelona’92 con un “perricidio”. Aliñado en mi opinión por algún que otro “parricidio”. A veces las palabras se parecen por algo. 

Estremece pararse a pensar en la cantidad de parricidios que acumulamos, sobre todo en la política catalana, pero también en la del resto de España. Canal en su entrevista repasa dos: cómo los sucesores separatistas de Jordi Pujol se quedan con lo peor de su herencia, arremetiendo contra el sentido de Estado que el Pujol más irredento siempre tuvo, y qué decir de Pasqual Maragall, rendido al sortilegio de que la progresía, en catalana, será pseudonacionalista o no gobernará. Nunca. Hay que ser gallina. ¿Veintitrés años el PSC esperando a entrar en el Palau de la Generalitat, y cuando al fin lo logra, en lugar de entrar llevando un viento de ilustración, modernidad y de integración de la Cataluña rural con la urbana y cosmopolita -esa que en el verano del 92 ponía lívidos a los nacionalistas…-, van y se ponen a competir en estrechez y pequeñez? ¿A ver quién jibariza más a la sociedad y sobre todo al electorado catalán? 

Volviendo la vista treinta años atrás, a aquel verano olímpico que yo recuerdo haber vivido como vecina reciente de Barcelona, y como periodista principiante, es qué pena, qué desilusión, cuánto retroceso

 Felipe González ya había matado al padre abjurando del marxismo-leninismo (pero en ese momento, eso sí que era progre…), igual que sus sucesores tratan de matarle a él abjurando de la Transición. La política catalana y española empieza a recordar aquellas familias en que el abuelo sale de pobre, el padre funda un imperio y el nieto se lo patea. Lo cierto es que volviendo la vista atrás, treinta años atrás, a aquel verano olímpico que yo recuerdo haber vivido como vecina reciente de Barcelona, y como periodista principiante, es qué pena, qué desilusión, cuánto retroceso. Com més anem, menys valem. 

Yo creo que se dan cuenta hasta ellos, fíjense, porque disimuladamente y por lo bajini tratan de volver a dejar todo como estaba antes del procés, a ver si no se nota, a ver si podemos hacer como si todo este destrozo no hubiera ocurrido. Los socialistas catalanes se hacen los locos, como si la antorcha olímpica acabara de pasar. Como si no hubiera existido el avasallamiento de media Cataluña (la que decían representar ellos, hasta que se hartaron de ser consecuentes, que da mucho trabajo…) por cuatro hipersubvencionados rabiosos a la que ellos luego indultan, jalean y ríen las desgracias como si todo ya funcionara la mar de bien. Y qué decir de los de enfrente, que para dar una imagen de mínima solvencia tienen que tentar a Xavier Trias para la candidatura a la alcaldía de Barcelona. Eso es tanto como admitir que, desde que se desviaron del camino de la sociovergencia de toda la vida para ponerse a hacer el loco, todo ha ido de mal en peor. 

Entre perricidios y parricidios nos tienen así de entretenidos, pero hay algo tremendo que no se puede pasar por alto: piensen cuáles eran las expectativas, por supuesto políticas, pero también y sobre todo socioeconómicas, de Barcelona y de Cataluña en 1992, y piensen en cuáles son ahora. En cuántas empresas se han ido, “exiliando” -que eso sí que es exilio…- miles de puestos de trabajo. Piensen en la oportunidad perdida de la ampliación del aeropuerto de El Prat. Piensen en la burrada que aquí se paga de impuesto de sucesiones y de patrimonio, total para qué: ni poniendo por las nubes el precio de morirse nos da para que la Administración atienda con solvencia a los que siguen vivos. Piensen en los autónomos.

Piensen en la mujer de 43 años con una hija de seis a la que le denegaban el único fármaco que puede alargarle un año la vida, porque al parecer es muy caro para meterlo en la cartera de servicios de la Seguridad Social. Piensen en los enfermos de ELA que siguen en la estacada, porque la ley metida a presión por Ciudadanos en el Congreso avanza a paso de hormiga si del gobierno depende. María Eugenia Gay, delegada de ese gobierno en Cataluña, ni se dignó a recibir al enfermo de ELA y activista Jordi Sabaté cuando fue a llevar casi 30.000 firmas recogidas para impulsar el tema. 

Quien no esté atento ahora, que no se lamente después

Piensen que ahora viene la doble prueba de fuego tanto de la política catalana como de la española en su conjunto: los presupuestos. Hay que hacer presupuestos. Y hay que aprobarlos.  

Quien no esté seguro de haber votado siempre con la cabeza y con aprovechamiento, tiene ahora una oportunidad de fijarse bien en qué hacen con su voto el gobierno de España, el de Cataluña y todas las fuerzas políticas que pululan -que pululamos- alrededor. 

Los presupuestos son como la radiografía de las prioridades de un gobierno. Una foto de ese gobierno sentado en la máquina de la verdad. Un arrimarse al toro de la realidad…y de los números que hay que hacer para torearla. 

Quien no esté atento ahora, que no se lamente después. 

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