¿Quién se cree eso de Europa?

Estamos en plena campaña electoral para elegir un nuevo parlamento europeo. Hay debates, mítines y las calles aparecen adornadas con los correspondientes carteles electorales. Pero no he oído a ningún candidato ni una palabra sobre qué hacer en el tema Opel.

Ha tenido que ser el gobierno belga y el ejecutivo flamenco quienes, a través de un escrito en el que exigían a la UE que tomara cartas en el asunto y no lo dejaran exclusivamente en manos del gobierno alemán, han conseguido que finalmente Durao Barroso convoque una reunión de urgencia de todos los países afectados para tratar el tema.

Y, sin embargo, era obvio: Opel tiene fábricas en Alemania, Bélgica, Polonia, Inglaterra, España y algunos países más. Aunque Alemania concentra la mitad de la plantilla -25.000 trabajadores- y sea el origen de la marca, ¿cómo puede permitirse que sea ese país quién decida en exclusiva sobre toda la suerte del grupo, eligiendo el futuro comprador y sus condiciones?

Los otros países tienen todo el derecho del mundo a conocer en detalle las ofertas de Fiat, Magna… porque, entre otras cosas, pueden afectar a activos que hay en su territorio. ¿Qué ha hecho en este sentido el gobierno español? No sé si mucho. Desde luego, ni López Aguilar, ni Mayor Oreja, han dicho, que yo sepa, esta boca es mía.