Ramón Tamames presidente de Tamames

Vox, muy probablemente sin pretenderlo, se ha blanqueado. Se está blanqueando ante los ojos de una parte del electorado cabreado, de derechas o de izquierdas

La moción de censura de Ramón Tamames, porque es su moción de censura, aunque fuera solicitada por Vox, precisa de palomitas para disfrutar de ella en el máximo gusto de lo que significa entretenimiento. Lo de Tamames será un entretenimiento a pesar de que ya sepamos, puede haber sorpresas, lo que va a decir.

Lo que se degusta con palomitas no tiene por qué ser irrelevancia. Y es que Tamames cuando cuenta cosas siempre tienen un interés intelectual y económico, por supuesto, por encima de la media nacional. Qué ya nos gustaría que hubiera más tipos de estos.

Durante estas semanas han existido en los cenáculos políticos dos posturas en relación a esta cuestión: una que dice que este invento de moción acabará siendo perjudicial a Vox y la otra que asegura todo lo contrario. Y hay más. Los que consideran que esto es una gran tomadura de pelo y los que se lo toman muy en serio.

Mi primera reflexión va sobre la forma. ¿Existe alguna razón para considerar que Vox está actuando fuera de las normas parlamentarias? Pues no. ¿Existe alguna ley que prohíba a Vox impulsar un enfrentamiento lícito contra el Gobierno empleando la fórmula de una moción de censura que no irá a ninguna parte? Pues tampoco.

La moción ni es una tomadura de pelo, ni debe ser tomada en serio porque acabará en nada

Por lo tanto, ni es una tomadura de pelo, ni debe ser tomada en serio porque acabará en nada. Sin embargo, lo interesante es el camino, el desarrollo del contenido que ha preparado Ramon Tamames para diagnosticar en que estado se encuentra nuestro querido Estado. Y vale la redundancia.

Vox ya ha ganado su moción. Desde el punto de vista comunicativo, claro. Vox, muy probablemente sin pretenderlo, se ha blanqueado. Se está blanqueando ante los ojos de una parte del electorado cabreado, de derechas o de izquierdas, que considera que esto no puede seguir así. Es lo que piensa, que son necesarias otras fórmulas. Algunos dirán que es un peligro. Puede. Otros que están quitando la venda que muchos tenían. Porque lo que sí que es cierto es que con esta fiesta de palomitas que estamos a punto de asistir, la formación de Abascal se consolida como un partido con el que se tendrá que contar, como ocurre en Dinamarca, en Holanda, en Bélgica y en Francia, por supuesto.

Por ejemplo, Vox ya toca gobierno en algunas comunidades autónomas. ¿Alguien cree que en estos momentos Abascal y compañía quieran eliminar las autonomías? ¿Creen que Ignacio Garriga, que llegó al Parlament de Catalunya pidiendo el cierre de la Generalitat, volverá a hacer un planteamiento así? Vox ya está en otra pantalla que se acerca más a lo que dirá Ramón Tamames que a lo que dejará de decir.

La formación de Abascal se consolida como un partido con el que se tendrá que contar

No siempre fui de la misma opinión. Al principio también pensé que el error de Vox iba a ser monumental y que el verso libre les complicaría la vida. En este momento, a las puertas de la moción, pasé lo que pasé, responda como responda este catedrático de Estructura Económica, el éxito está asegurado porque ha vuelto a colocar a la formación en el centro del debate, tras un verano demoledor con deserciones populosas y cierta crisis internas.

Renace un Vox con miras más amplias. Porque así es la política. No siempre todo es lo que parece, pero lo que parece, si se trabaja con cierto “trilerismo”, da la apariencia deseada.

Ganará Vox y, sobre todo, Ramón Tamames. Su ‘ego’ puede estar feliz. Me decía un buen amigo suyo que su máxima satisfacción es ser leído. Así que la supuesta filtración de su discurso es dudosa. Lo que normalmente se comparte con un número muy reducido de personas, al difundirlo en masa se convierte en un bando público al que no puedes renunciar a compartirlo. El éxito es Tamames. Menudo final de carrera.