Repsol, de Vaca Muerta al bloque 57 subandino

La confiscación de su filial YPF por parte del Estado argentino el pasado mes de abril ya es agua pasada, y Repsol sigue en lo suyo intentando lograr el mayor éxito posible en sus prospecciones de cara a ver aumentada la producción futura de hidrocarburos, tanto de petróleo como de gas.

Olvidada en parte la salida de la petrolera argentina, la empresa presidida por Antonio Brufau continúa cosechando resultados siguiendo las premisas de su plan de expansión. A finales de mayo fue el bloque BM-C-33, en el litoral del Estado de Río de Janeiro, y esta semana el trabajo ha dado sus frutos en el campo andino peruano del bloque 57. Y se confía en que los cerca de 20.000 millones de euros de inversión prevista hasta 2016 sean plenamente rentabilizados con nuevos descubrimientos de hidrocarburos.

Fue precisamente uno de estos hallazgos, el de Vaca Muerta, el que en febrero desencadenó todas las hostilidades contra la multinacional española por parte del Gobierno argentino presidido por Cristina de Kirchner. Era la gota que colmaba el vaso de las ansias nacionalistas de la líder peronista y la excusa perfecta para iniciar el proceso que acabó con la expropiación, por supuesta utilidad pública, del 51% de las acciones de Repsol en la petrolera argentina.

Como la utilidad pública lo cubre todo, en este caso venía a salvaguardar para los intereses argentinos el enorme potencial energético y económico que Repsol había descubierto en el shale Vaca Muerta.

Se trataba de una formación de unos 30.000 kilómetros cuadrados, de la que YPF tenía una participación neta de unos 12.000, la que Argentina requisó. Los tres años de trabajo en este campo habían supuesto para Repsol YPF una inversión superior a los 300 millones de dólares.

Una veta de oro, de petróleo en su mayoría, pero también de gas, que sin estructura al uso alguna –solo durante la etapa de prospecciones previas– había sido ya capaz de generar una producción superior a los 700.000 barriles de petróleo. Una minucia si se la comparaba con los estudios realizados sobre un área restringida de 1.100 kilómetros cuadrados dentro de la formación, sobre la que se estimaba la generación de unos 1.525 millones de barriles, aproximadamente el 40% de ellos propiedad de YPF. Imagínense el alcance total de Vaca Muerta si esta estimación resulta finalmente extrapolable a los 30.000 millones de kilómetros cuadrados de toda la formación.

Ahora, el fruto de lo hallado en el bloque 57, en el subandino peruano, tampoco resulta baladí. De momento, las dos pruebas de producción realizadas, a profundidades de casi 3.000 metros, han dado como resultado un flujo de 26 millones de pies cúbicos de gas con 1.200 barriles de condensado (hidrocarburos líquidos) en una de las formaciones, y de 24 millones de pies cúbicos y 800 barriles de condensado diarios en la otra. Entre ambas pruebas se han obtenido niveles de casi 11.000 barriles equivalentes de petróleo por día.

En esta prospección Repsol va de la mano de Petrobas. La española, con una participación del 53,84%, y la estatal energética brasileña con el 46,16% restante.