Riesgos del naranja de Ciudadanos en contacto con el azul del PP
Habitualmente los seres humanos, y más cuando están en política, tienden a exagerar un tipo de riesgos que muchas veces no existen y subestimar aquellos que son importantes. Ciudadanos exagera los beneficios electorales que pueden obtener gracias a su positiva gestión para alcanzar un acuerdo de gobierno con PSOE y subestima algunos factores de la política española que los puede debilitar de cara el electorado.
El primer aspecto a tener en cuenta de cara a las próximas elecciones es que buena parte de la opinión pública y de los electores estarán más pendientes de decidir quién ha sido el culpable de que deban celebrarse nuevas elecciones que de criticar los cinco años de gobierno del PP.
Sin demasiado esfuerzo, el PP se ha quitado de encima la presión de la crisis económica, el rescate de la banca, la corrupción, los problemas territoriales y la reforma de la Constitución. Han conseguido situar el foco de atención en los aspirantes a la Moncloa y han desenfocado, hasta perder la nitidez, la crítica de su acción de gobierno.
El segundo aspecto es que, en contra de lo que consideran algunos estrategas de Ciudadanos, que es posible tunear las ideologías hasta lograr una propia y nueva, los españoles no dejan de sentir una atracción por las ideologías de izquierda y derecha. Es decir, los partidos de colores diversos pueden quedar atrapados por los colores fuertes y rotundos, como el azul PP y el morado de Podemos.
El tercer aspecto es que todo el mundo sabe que, pase lo que pase, no habrá unas terceras elecciones y, por lo tanto, el valor de la necesidad de diálogo será ya inevitable para todos. Se dialogará, sí o sí. No habrá margen para un nuevo enredo político.
El llamado diálogo que, en los últimos meses, era ir al encuentro del santo grial arriesgando sus vidas como Lancelot para conformar un gobierno, ahora será simplemente una jarra de cerveza dejada en una barra de bar para disfrute de todo tipo de personas y condición.
El diálogo se convertirá en un imperativo que restará valor a aquellos que hasta ahora lo habían propiciado. Será mostrado por el PP y Podemos como un rasgo de debilidad del carácter político de Ciudadanos y PSOE.
Estos tres aspectos amenazan la luminosidad del naranja en manos del azul celeste del PP. Otro factor es que, en el escenario de un nuevo debate electoral en televisión, Soraya dejará su lugar a Rajoy y puede conseguir diluir el papel de Rivera. Un debate donde PSOE y Ciudadanos, el nuevo centro, quede limitado por la sobreactuación de los bloques extremos que representan PP y Podemos.
Cuatro factores que deben obligar a Ciudadanos a reflexionar sobre lo que está en juego en las próximas elecciones.
No será la moderación y la capacidad de acuerdos sino quien demuestra tener más fortaleza ideológica, capacidad de crítica y claridad al exponer y argumentar lo que España necesita: la gran coalición, que es sinónimo de estabilidad, o la gran confluencia de la izquierda, que lo es de cambio.