Seat y la guerra de MAFO

Desde estas páginas virtuales hemos sido críticos respecto de las formas y los contenidos de las actuaciones que se han llevado a cabo para traer el Q3 a Martorell. Las he releído, también las hemerotecas virtuales están para eso, y creo que teníamos razón y que hemos hecho lo que se espera de un medio de comunicación, que ha ser más crítico que complaciente. Ahora, el Q3 ha venido y ya sabemos como ha sido, es decir, sabemos más o menos el dinero que vamos a tener que poner por haber sido los elegidos, algo más de 300 millones de euros para una inversión, según dicen, de 600. Saque cada uno sus conclusiones. Nosotros seguiremos a lo nuestro.

Entre las cosas que seguiremos criticando es que cada vez con más desparpajo se emplee el fin para justificar los medios, lo que a nuestro juicio es injustificable, y que por ejemplo todo el mundo, con media sonrisa en los labios, hable de ayudas para I D cuando todos sabemos de sobra que de I D nada; que ahora se convierta en una misión imposible hacer un seguimiento del empleo del dinero público que se va a destinar a la operación, o que mientras nuestros gobiernos van con la maleta llena, entregados, a recibir instrucciones a Volfsburg, el ejecutivo alemán (dueño indirecto de VW) paralice cualquier tipo de ayudas a Opel hasta que GM no les garantice una cierta capacidad de control o incluso de dominio accionarial.

Pero no hemos venido a este mundo a ejercer de aguafiestas y despleguemos, pues, la mejor de nuestras alfombras rojas para el deseado Q3.

Cambiando de tercio, la portada de hoy vuelve a tener como protagonista, por debajo de nuestra información exclusiva sobre Sharp, al batallador MAFO, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España. ¡Qué guerra ha emprendido este hombre! No hay día que no aparezca ante la prensa diciéndole al gobierno qué es lo que tiene que hacer.

La parte buena de ese discurso es que el gobernador está metiendo a garrotazos en el debate político la economía, algo que por razones que ignoramos la teórica oposición, la formal, no sabe o no quiere hacer, limitándose decir que todo lo que hace o deja de hacer el gobierno nos conducirá inevitablemente al mayor desastre vivido en todos los tiempos.

La parte mala es la duda sobre si debe ser el Banco de España la auténtica oposición al Gobierno, si sus buenas intenciones no hacen sino crear más confusión en este ya de por sí confuso panorama.

¿Y sobre las propuestas de MAFO? Pues bien, discutibles, como todas. No es eso lo más relevante.