Señor Rajoy ¿a qué llamamos populismo?

Desde hace unos cuantos años, y todo arranca a finales de los setenta, con la revolución de los defensores de la economía de la oferta –ya saben, la obsesión es controlar la inflación y el gasto público– se ha llegado a la conclusión de que lo mejor es que los ciudadanos tengan su dinero en el bolsillo. Es decir, poco gasto público, y dinero privado para que fluya, como un goteo desde arriba, hacia las clases económicas más modestas.

Mariano Rajoy cree en eso. Y se siente mal desde que se vio obligado a subir los impuestos en el inicio de su mandato. Pero no ha esperado a enero de 2016 para implementar la segunda parte de su reforma fiscal. Consciente de que necesita un gran acicate para atraer a parte de su electorado perdido, el presidente del Gobierno ha avanzado al mes de julio ese nuevo tramo de bajada de impuestos.

Rajoy ha atacado el «populismo»; y la «radicalidad extrema» de los nuevos partidos políticos, como Podemos o Ciudadanos. En concreto, al partido que lidera Albert Rivera, le reprocha sus «excentricidades».

Pero, aunque a todos los ciudadanos nos guste pagar menos impuestos, a veces –yo diría que siempre– hay que pensar en el conjunto. Y los organismos internacionales llevan meses advirtiendo a España de que, aunque el avance ha sido más que notable en los dos últimos dos años, la última decisión debería ser ahora la de bajar los impuestos.

Lo ha constatado el Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero lo refleja también la oficina de estadística de la Unión Europea. Y es que España ingresa por impuestos, en relación a su PIB, el 37,5%, nueve puntos por debajo de la media europea. Se podrá decir que esa media es muy alta. Ese es otro debate.

Pero si nos queremos comparar con el entorno europeo, hay que decir claramente que estamos por debajo. España sólo supera a Bulgaria, Chipre, Rumanía, Irlanda, Letonia y Lituania. Se podría decir que España gasta como Alemania, pero ingresa como un país del Este. ¿Es eso lo que queremos?

En protección social, que es el principal capítulo de gasto, de cada cien euros, 37 se destinan a pagar pensiones o prestaciones de desempleo. Aunque resulte mucho, es el 17,7% del PIB, frente al 20,5% de la zona euro, o el 19,9% de la UE. Entre los que destinan más, está Francia, con el 24,4%, Finlandia, con el 24,8%, o Dinamarca, con el 25,2%.

¿Entonces, señor Rajoy, quien cae en el populismo?