Soplar y sorber

A los políticos de izquierda y derecha no les queda más remedio que aprender a combinar saber soplar con saber sorber

Por si alguien no se había dado cuenta todavía, nos encontramos ya en período pre electoral. Y parece ser que, ante los comicios del próximo 28 de abril, el panorama posible se nos antoja especialmente incierto.

Tiempos de inseguridad y de intranquilidad que, como no, también afectan a la política. Tiempos en los que, habiendo muerto ya el modelo binario, 1 o 0, blanco o negro, más propio del anterior siglo, el gris y su paleta se convierte en la gama de color predominante. En otras palabras, el bipartidismo ha dejado paso a la obligación de establecer alianzas y aboca a saber coaligarse.

La coalición en tríada

Una de las temáticas más interesantes en la prevención, gestión y resolución de los conflictos, aunque no por ello muy conocida, es la denominada Teoría de Coaliciones.

No, no es lo que puede parecer de una manera inmediata. No se trata, únicamente, de unirse a uno (o, por supuesto, a una) para ‘machacar’ a otro (o, por supuesto, a otra); no sólo. Para la teoría de coaliciones, el conflicto no se plantea nunca sólo entre dos partes. Siempre hay un tercero (o, por supuesto, una tercera).

Para la escuela de Caplow, la interacción social es triangular

Hagamos un poco de historia, que nunca viene mal. La mayoría de las escuelas de análisis sobre las causas que provocan los conflictos se orientan hacia la confrontación entre dos partes.

Uno contra sí mismo, uno contra otro, uno contra la sociedad, uno contra el mundo, … Pero, en la Alemania de los años sesenta del pasado siglo, surge una escuela de análisis sociológico, concebida por uno de sus grandes creadores, Georg Simmel (1858-1918), heredero de una larga tradición germánica del pensamiento teórico, que plantea una orientación distinta en el análisis de la confrontación.

Para estos autores, sobre todo para su máximo exponente actual, Theodore Caplow (“Dos contra uno: Teoría de coaliciones en tríadas”), la interacción social es fundamentalmente triangular, en lugar de lineal o meramente binaria.

En palabras de otro de sus representantes, Buckminster Fuller, “todos los enfrentamientos, asociaciones o configuraciones naturales deben basarse en modelos triangulares, ya que de otro modo no tendrían ninguna validez estructural”. A juicio del ya nombrado Simmel, “desde una conversación entre tres personas que dure tan sólo una hora, hasta la relación familiar continua entre otras tres, no existe tríada en la que no aparezca de vez en cuando cierto desacuerdo entre dos de sus elementos… y en la que el tercer miembro no juegue un papel mediador.”

El tercer mono

Una tríada es un sistema social formado por tres miembros relacionados entre sí (que denominamos A, B y C) en una situación persistente; implica por tanto la interrelación entre los tres sujetos.

Por su parte, una coalición es una combinación de dos o más sujetos que adoptan una estrategia común frente a otros sujetos pertenecientes al mismo sistema. Y por fin, una coalición dentro de una tríada es una combinación de dos miembros de dicha tríada frente a un tercero. De esta manera, la formación de una coalición dentro de una tríada divide a ésta en dos compañeros y un oponente.

De acuerdo con el testimonio de avezados observadores sobre el comportamiento grupal de los primates, las coaliciones constituyen un rasgo importante en su conducta social.

En los grupos de gorilas de montaña observados por George Schaller (en su clásico estudio “The Behavior of the Mountain Gorillas”), éste observó cómo los machos de espalda plateada, los más grandes y llamativos, siempre dominan a las hembras adultas y, así mismo, las hembras adultas siempre dominan a los jóvenes, produciéndose habitualmente una rivalidad directa entre los machos de espalda negra, es decir, los más jóvenes, y las hembras adultas. Rivalidad que observa siempre atento el macho plateado dominante. Por si acaso…

Y a esto es a lo que es posible que asistamos. Un típico enfrentamiento propio de una coalición en una tríada, donde una de las tres partes, la de menor entidad, la cual, no siendo consciente de la coalición, tampoco tiene en cuenta la mayor parte de la información relevante, ni establece bien el paralelogramo de fuerzas y, por lo tanto, B, coaligado con A, remata la jugada con un golpe de fuerza.

A, por su parte, presenta peculiaridades que debieron haberse tenido también en cuenta por parte de C, pero que se obviaron o, al menos, se consideraron menores, por ya sabidas.

En definitiva, a los políticos de ambas tendencias, la bipolaridad derecha-izquierda, coaligados en formatos tripartitos, no les queda más remedio que aprender a combinar saber soplar con saber sorber. Soplar y sorber, pero a la vez.

Para ello, tienen por delante únicamente un par de meses. El tiempo dirá.