Una tele valenciana a martillazos
La reapertura de Canal 9 fue el eje de la campaña electoral autonómica de Ximo Puig (PSPV-PSOE), Mónica Oltra (Compromís) y Antonio Montiel (Podemos). Las hazañas bélicas del PPCV de Alberto Fabra para cerrar el canal autonómico fueron tan sangrientas y desastrosas que pusieron a huevo la utilización de este argumento como lanza electoral.
Pero ya han pasado diez meses y de la apertura de Canal 9 nada se sabe y menos se espera. El flamante compromiso de todo el Consell y agentes cercanos de abrir el 9 de octubre de 2015 quedó en suspenso porque al final emitir una tele no solo es cuestión de cuatro cables y dos telediarios.
Puig y Oltra se cayeron del caballo con la inestimable ayuda de Podemos, que se percató de que PSOE y Compromís querían tener un juguete para salir todos los días en el telediario.
Pero como al final todos quieren tener una tele, ahí andan cuadrando el círculo a martillazos, encargando informes favorables a catedráticos y profesores universitarios y poniendo fechas imposibles para que proyecten El Fava de Ramonet (1933), una película que todos consideran como el nacimiento de la industria audiovisual valenciana (todavía no se llevaba la saga Ocho Apellidos…).
La última ocurrencia para cuadrar ese círculo a martillazos ha sido encargar un informe a una Comisión de Expertos en Comunicación de las Universidades Valencianas (CECUV).
Así que los expertos han hecho un informe de unas 110 páginas de las que solo media docena se dedica a concretar qué le ofrecen de nuevo a la audiencia. Y ello de una forma tan genial como afirmar que deben hacerse programas juveniles, informativos, de ficción y de producción propia o retransmisiones de bandas de música. ¡Unos genios estos expertos! Dicen lo que Amadeu Fabregat ya hizo hace 30 años.
Pero hay que cuadrar el círculo y tener una tele como sea. Así que el informe hecho a imagen y semejanza del encargo del Consell dice que una tele pública tiene como motivo ayudar a salir de la crisis al sistema audiovisual valenciano. O sea, que las productoras y realizadoras valencianas no deben ser competitivos en los mercados de la TV. Simplemente deben vivir de la televisión pública valenciana. Primer martillazo.
Por supuesto critican a TVE, alaban a TV3 y ponen a caldo a las emisoras privadas. ¡Faltaría mas! Y descubren el Mediterráneo cuando establecen a modo de declaración de principios que hay que ensalzar los valores valencianos, la lengua, realidad de la CV, programación de proximidad, potenciar la tarea de las administraciones públicas y, eso sí, innovar en el lenguaje televisivo. ¡También lo decían Fabregat, Carrascosa y Pedro García!
Siguiendo los buenos consejos de la gobernanza al uso,el tal informe dedica páginas y páginas al nuevo modelo de la Corporación Valenciana de Medio de Comunicación. Queda claro hasta cómo nombrar un conserje y cómo financiarse con un contrato programa y con publicidad, por supuesto que en valenciano. ¿Qué impactos tendrán esos anuncios en los millones de castellano parlantes de Alicante?
Y entramos al final en la programación.. ¡Atención: calidad, pluralidad, vertebración, intercomarcal, conectada con el mundo…! Solo una mención a la multiplataforma y como elemento auxiliar en un tercer canal.
Por supuesto queda muy escrito cómo será la redacción, cómo funcionarán los periodistas y cómo serán los programas juveniles o de entretenimiento. ¡Bertín Orborne que no sueñe con venir por Valencia! ¡Y Pablo Motos que se busque la vida por muy valenciano y mucha audiencia que tenga!.
Pero lo más interesante es que la plantilla de 800 personas se cuadra por dos criterios: población de la Comunidad Valenciana y las referencias a otras televisiones autonómicas, por supuesto todas ellas quebradas. Y con esa plantilla pues se establece un presupuesto de 140 millones al año, más o menos. ¿Hacen falta 800 empleados y 140 millones…para cuánto público?
Esto ha cabreado a los ex trabajadores de Canal 9, ya que todos dicen tener los primeros derechos. Y ha cabreado al conseller de Hacienda, que no sabe de dónde sacará ese dinero. ¿Del FLA como Catalunya? Pero lo dicen los expertos que están dispuestos a cumplir la orden de fabricar pública una tele a martillazos.
¿Comprar películas? No. Jamás. No hay que hacer dispendios. ¿Fútbol? Nada. A Roures no se le paga ni un euro. Y si hace falta dinero se puede recurrir al crowfunding. ¡Genial! ¿Qué veremos los espectadores valencianos?
Apenas unos apuntes a lo que está pasando en la televisión con los canales de pago, Netflix, Movistar Fusion o Paramount Channel. Que el 40 % de la audiencia televisiva valenciana ya esté fuera de los canales clásicos no tiene importancia. O que los menores de 20 años solo la ven por internet tampoco.
Las tendencias televisivas están en el penúltimo párrafo. Y las audiencias se le suponen como a los documentales de la 2 en TVE. Todos dicen que les gusta pero solo los ven unos pocos.
Quizá la clave de todo está en que solo 50.000 valencianos firmaron para tener una tele propia después del cierre de Canal 9. Así que pueden montar una tele a martillazos, pero no sé muy bien para cuánta audiencia. Aunque la excusa de lo público da para todo.