Más vale tarde que nunca. Valencia y Catalunya han unido sus fuerzas, y el resultado es inmejorable. Bruselas ha decidido esta semana incluir en su red básica ferroviaria el corredor mediterráneo. Una infraestructura que favorece un poco más a los valencianos pero que beneficia a todos. Así lo han entendido, por primera vez, desde tiempos que yo no recordaba, los dirigentes de ambas autonomías y sus empresarios. Todos, por encima de su color político, han reivindicado conjuntamente el proyecto ante la Unión Europea.
No era fácil. La relación entre las dos comunidades ha sido siempre tensa y marcada por diferencias que parecían irreconciliables. Pero hace dos años, con la excusa de una final de la Copa del rey de fútbol, se produjo un hecho insólito. Al cabo de 13 años, un presidente de la Generalitat de Catalunya, visitaba la sede del Gobierno Valenciano. ¡Sólo dos años!
Los protagonistas de este encuentro ya no están en sus cargos, pero ese día, el socialista José Montilla, y el conservador Francisco Camps, dejaron clara su voluntad de abrir una nueva etapa, sin darse la espalda, y creando un frente común.
La buena sintonía, para quien no lo sepa, y aunque suene a cachondeo, siguió coincidiendo con las competiciones futboleras. Artur Mas, ya instalado en el Palau, y Camps, ratificaron y ampliaron los acuerdos empujados por las cúpulas empresariales de ambas regiones, que representan el 26% de la población, más de 28% del PIB, y el 36% de las exportaciones españolas.
En tiempos de crisis es mejor compartir las estrategias e intereses, que ya se producían en el día a día. La Comunidad Valenciana es el primer cliente de Catalunya, y también su proveedora. El puerto de Valencia continúa liderando el tráfico de mercancías en España con 23,2 millones de toneladas, el doble que el puerto de Barcelona. La zona euro es el destino de casi el 66,9% de las exportaciones valencianas y el origen del 49,6% de las importaciones. Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido son los principales socios comerciales europeos.
La aprobación del anhelado eje litoral, que ni se llegó a plantear en el año 2003, durante la etapa de Aznar, y que hoy podría estar funcionando, es un “hito histórico”, ha manifestado el dirigente de la patronal empresarial, José Vicente González. Lo mismo piensa el naviero Vicente Boluda, presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios.
Es normal que aquí, en la Comunidad Valenciana o en el País Valencià, como prefieran, todavía estemos sorprendidos y digamos que se trata de un hito doble. Porque muchas cosas han cambiado y propiciado un trabajo en equipo que nunca se había dado. Aunque ahora parezca lejano, la confrontación política ha condicionado, hasta hace bien poco, las relaciones comerciales y económicas entre las dos autonomías.
Pero ahora hay otro reto por delante, según los expertos. La oportunidad para mejorar que representa el corredor mediterráneo requiere mantener e incrementar la colaboración entre ambas comunidades, y de su madurez para saber competir.