El Grupo FCC tiene un sinfín de frentes abiertos. Esta semana ha tapado uno. El de los 438 millones de deuda que vencían el próximo 28 de abril, prolongado ahora hasta abril de 2015 de acuerdo con las doce entidades que sindicaron el préstamo, refinanciando así parte de los vencimientos previstos para el presente ejercicio.
Y anda tratando de hacer lo propio con los más de 1.100 millones de endeudamiento financiero a los que debe hacer frente Portland –la cementera controlada por FCC al 70%– entre 2012 y 2013. Filial cuyo mal comportamiento en 2011 hizo que las cuentas consolidadas se resintieran, con esos 301 millones de ajuste contabilizados. Ligada con esta refinanciación se encuentra en stand by la anunciada venta de Giant, la empresa con la que Portland opera en Estados Unidos y Canadá, y cuyos activos han sido valorados en 661 millones de euros, básicamente las tres fábricas de Carolina del Sur, Pensilvania y Maine.
En otro frente, la compañía, de la que es máxima accionista Esther Koplowitz, está a punto de cerrar, con el informe favorable de la Comisión Europea en la mano, la venta del 50% de FCC Energía a la japonesa Mitsui. Operación que podría completarse por algo menos de 500 millones de euros, quitándose de un plumazo buena parte de los 700 millones de deuda que arrastra esta división y compartiendo las altas inversiones que requiere la consolidación de proyectos eólicos y solares.
Filial energética sobre la que existen grandes objetivos. De momento, solo aporta el 1% de la cifra de negocios y apenas el 5% del Ebitda, pero se pretende cuadruplicar ese cash flow operativo a finales de 2013, aumentando en cinco veces la actual potencia operativa, hasta alcanzar los 2.000 megavatios, con el montaje de nuevos parques fuera de España, sobre todo en Gran Bretaña y Estados Unidos.
Y, de cara a alcanzar ese propósito de alcanzar los 1.800 millones por venta de activos no estratégicos en 2012, se ultiman también los detalles para alcanzar un acuerdo con el fondo PAI –el mismo que se quedó con los servicios de handling de Swissport y de Ferrovial– para vender, por unos 140 millones, la empresa Flightcare, con la que FCC gestiona el negocio aeroportuario terrestre.
Desinversiones adicionales a recientes operaciones, como los 400 millones obtenidos por la venta a Amancio Ortega de Torre Picasso, en Madrid, los 60 de sus sedes en la capital y en Barcelona, o los 115 millones obtenidos por la desinversión en los estacionamientos regulados, adquiridos por dos fondos gestionados por N 1 Private, con los que la compañía ha logrado rebajar su deuda neta a menos de 6.300 millones.
Y lo mejor de todo es que esa deuda logrará será menguada de forma notable cuando dentro de un par de meses las arcas de FCC reciban buena parte de esos 1.700 millones que adeudan los ayuntamientos, derivados del impago acumulado de las prestaciones de limpieza, recogida de basuras y saneamiento urbano, y de otros aproximadamente 300 que deben las Comunidades Autónomas.
La empresa presidida por Baldomero Falcones será una de las más beneficiadas de ese fondo de pago a proveedores creado por el Gobierno, dotado con un crédito sindicado de 35.000 millones avalado por el Tesoro Público.