El plan de Recoder, el último roquista de Convergència

El exconseller de Territori no ha querido presentar batalla, por ahora, ante el debate sucesorio de Mas

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“Sí, siempre es bueno empezar de nuevo, reiventarse, no?”, “Sí, bueno, estoy ilusionado, veré lo que puedo hacer”. Estas frases se iban sucediendo en el Pati dels Tarongers entre el ya exconseller de Territori i Sostenibilitat, Lluís Recoder, y los interlocutores que lo abordaban en la toma de posesión de Artur Mas como president.

Recoder, con la sensación del deber cumplido, se mostraba cauto, con una cierta ilusión por retornar al sector privado, aunque permanecerá, por ahora, como diputado de CiU en el Parlament. Ha renunciado a seguir en el Govern, y asegura que se lo comunicó a Artur Mas en el mes de septiembre. Diversas fuentes, sin embargo, consideran que Recoder que no ha querido presentar batalla. Ha visto el panorama, y ha preferido, por ahora, cambiar de tercio.

Recoder no desea que se le considere como el posible relevo de Artur Mas, en el caso de que el plan soberanista del president acabe en una vía muerta. Pero también es consciente de lo que representa, porque cada uno tiene una determinada trayectoria, y arrastra una determinada obra, en este caso una línea política muy marcada por Miquel Roca, el que fuera número dos de Jordi Pujol en la etapa dorada de CiU.

La esencia de un convergente

Recoder, a ojos de los sectores económicos y de una buena parte de la militancia de Convergència, es un moderado, un nacionalista que ha hecho política en Madrid, como diputado en el Congreso, durante los años ochenta. Un dirigente capaz de dialogar y tender puentes. Un político que resume muy bien la esencia de lo que se pudiera definir como un “convergente”, con una apuesta por posiciones socialdemócratas, que siempre han estado presentes en el seno de CDC, aunque en la última época Convergència se haya definidio como una fuerza política liberal, de centro-derecha.

Lluís Recoder es consciente de todo eso, y de que también encara unos años decisivos, los que le distancian de los 60 años. Nacido en Barcelona en 1958, sabe que la vocación por el servicio público tiene también algunas limitaciones. Y que, si el camino se trunca, hay que pensar en el futuro. Y Recoder quiere dedicarse a la actividad profesional, como abogado. Como hizo su mentor, Miquel Roca, cuando Jordi Pujol le dejó claro que su vida política había finalizado.

Pero Recoder no esconde, según dirigentes de Convergència, que la federación nacionalista puede experimentar cambios a medio plazo. Y que lo que ocurra en los próximos dos años será determinante. Rodeado por dirigentes que han buscado ese lugar desde hace años, como Francesc Homs y Germà Gordò, el president Artur Mas podría quedar bloquedado con su plan soberanista en muy poco tiempo. Y cuando miren en el Parlament quien queda, Recoder estará de diputado.

Baluarte de CiU en los tiempos del tripartito

El ex conseller fue alcalde de Sant Cugat desde 1999 hasta 2010. Y en ese tiempo, principalmente a partir de 2003, con los gobiernos del tripartito, fue el estandarte del único poder real que tuvo CiU. Sin otras alcaldías importantes, y fuera de la Generalitat y de la Diputación de Barcelona, Sant Cugat era el gran municipio en manos de CiU. Recoder, por tanto, ha liderado un cierto movimiento municipalista. Y buscó reorientar el discurso de Convergència en el congreso del partido de 2008, rivalizando con el pinyol, ese núcleo de dirigentes independentistas que representa ahora la figura de Francesc Homs. Mas le escuchó y Recoder formó parte de la ejecutiva de CDC, pero él sabía que se encontraba en franca minoría.

Tras las elecciones del 25N, evidenció que su apuesta habría sido un acuerdo entre CiU y el PSC. Es una muestra de ese espíritu roquista, siempre próximo a la sociovergència.

FNEC o JNC

Ahora se ha retirado. En el Govern, Mas ha situado a algunos referentes de esa corriente que siempre existió en Convergència, pero parecía olvidada, como el sustituto de Recoder, en Territori, el ex alcalde de Figueres, Santi Vila, o la consellera de Benestar Social, Neus Munté.

Curiosamente, o no tanto, siempre acaban surgiendo las señas de identidad de cada uno. Recoder fundó la Juventut Nacionalista de Catalunya, las juventudes de Convergència, en 1976. Munté también pasó por la JNC, y también Santi Vila.

En cambio, el pinyol, Francesc Homs, Oriol Pujol, Joaquim Forn, primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, o David Madí, el líder que dio entidad a todo el grupo, que ayudó a Mas a ser el candidato de CiU, vivieron sus primeras batallas políticas en la Federació Nacional d’Estudiants de Catalunya (FNEC). Y eso es algo fundamental. Entre la FNEC y la JNC hay distancias personales, teñidas de ideología, formas de ver el mundo muy diferentes.

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