El soberanismo pervierte la huelga general

Los trabajadores de Cataluña están convocados este jueves a una huelga general con motivaciones políticas (y no económicas)

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La imagen que ilustra este artículo corresponde a uno de los hechos más influyentes de la historia del trabajo: el asunto de Haymarket (Chicago, 1886). Tan trascendente fue esta huelga que, en la actualidad, la mayoría de países conmemoran el Día Internacional del Trabajo en recuerdo de aquel evento. Aquellos trabajadores norteamericanos protestaban por tener que soportar jornadas laborales de 14 horas y reivindicaban «ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa».

Sin valorar lo justa o injusta que era su protesta, lo indiscutible es que tenía profundas motivaciones económicas. Como todas las huelgas generales. En rigor, como casi todas. Porque el movimiento soberanista y su prodigiosa fábrica de inventos ha producido un nuevo concepto de huelga general: la huelga política (que ninguna ley ampara). La legislación es clara en este sentido: «son ilegales las huelgas cuando se sostengan por motivos políticos o por cualquier otra finalidad ajena al interés profesional de los trabajadores afectados».

El sindicato minoritario de orientación soberanista Intersindical-CSC (4.000 afiliados) es el convocante de la huelga general a la que este jueves están convocados los trabajadores de Cataluña. Ninguna de las grandes centrales sindicales, UGT y CC.OO, se ha sumado a esta huelga de flagrante motivación política.

Tan flagrante que las entidades soberanistas se han añadido a la protesta con sus conocidas consignas políticas (y no económicas), relacionadas con el juicio del procés: «La autodeterminación no es un delito. 21 de febrero, huelga general».

Para sortear la ilegalidad, el sindicato CSC registró en su petición de huelga que sus razones son «la derogación de la reforma laboral del PP de 2012 y la implementación de un salario mínimo catalán de 1.200 euros». Habrá que ver sus pancartas.

A quien no podrá verse en ningún lugar de Cataluña es a los consellers de la Generalitat. Han suspendido su agenda pública dejando así otro hito para la historia: un gobierno desparecido en plena huelga general.

Seat, a toda máquina

En realidad, nadie espera ver este jueves una Cataluña de persianas a medio subir ni hordas de piquetes violentando el derecho al trabajo. Sirva como ejemplo la fábrica Seat, centro neurálgico de la industria catalana: no existe ningún plan de contingencia elaborado para la jornada de hoy, jueves.

La afectación, en principio, se limitará al sector educativo. A la actividad de las universidades y a la de los centros escolares. Ustec (que agrupa a maestros) es la única organización mayoritaria adherida a la huelga general.

La patronal Foment del Treball no se lleva a engaño. A su juicio, «el espíritu y la finalidad de la huelga convocada son claramente de carácter político» y los motivos de carácter laboral enumerados en la convocatoria de huelga sólo persiguen «evitar una posible declaración de ilegalidad».

Los llamados mártires de Haymarket no darían crédito de hasta qué punto se ha llegado a pervertir la huelga general.

Marcos Pardeiro

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